Ahora resulta que el caos y el temor que se ha vivido desde hace por lo menos una semana en Jalisco, Guanajuato, Michoacán, Chihuahua y Baja California es obra de quienes “manipulan” y “exageran” las cosas con tal de hacer quedar mal al gobierno del Presidente López Obrador.
Es indudable que “el crimen organizado” o “extrañas manos oscuras” buscaron y lograron atemorizar a la población civil de diversos estados con ataques en los que se dispararon armas de fuego, se secuestraron unidades de transporte públicos y vehículos particulares para provocar un caos y desorden entre la ciudadanía de Chihuahua, Jalisco, Guanajuato y Baja California.
Balaceras, bloqueos, vehículos incendiados y muertos, el resultado del accionar criminal en Baja California, Ciudad Juárez, Zapopan, Ixtlahuacán del Río, Irapuato, Celaya y León. La violencia de grupos criminales se registró por enfrentamientos con autoridades o por disputas entre los mismos. Al menos once personas murieron en la ciudad chihuahuense y un sicario en Jalisco
Tras un atentado a balazos en el interior del Cereso, que dejó dos muertos, Ciudad Juárez vivió casi 10 horas de ataques e incendios a comercios, asesinatos y balaceras, lo que obligó al cierre masivo de negocios y a la suspensión de actividades en planteles escolares, oficinas judiciales y algunas maquiladoras
“Como la gente sabe, si alguien mata a un elemento de nosotros (DEA), entonces los vamos a cazar por tierra, mar y cielo; eso ha sucedido con Caro Quintero, para nosotros era muy importante capturarlo”, ex jefe de Operativos Internacionales de la DEA.
Julio César "N" cuenta con orden de búsqueda, localización y presentación por colaboración por el delito de Desaparición de Personas Cometidas por particulares, y por estar involucrado en el asesinato de los sacerdotes jesuitas de Chihuahua
Para el doctor Luis Arriaga, el asesinato de jesuitas en Urique, Chihuahua, evidencia “grandes deficiencias del sistema de seguridad pública”. Estrategia de AMLO “no ha dado los resultados esperados”
Un presunto narcotraficante, conocido en toda una región de Chihuahua como el azote de las comunidades y generador de violencia frecuente, hubo de asesinar a dos sacerdotes jesuitas dentro de una parroquia el 20 de junio