“No se puede defender a la patria de otro modo más que luchando por todos los medios revolucionarios contra los terratenientes y contra los capitalistas de la propia patria, es decir, contra los peores enemigos de nuestra patria”.
-V. I. Lenin, “Sobre el Orgullo Nacional de los Rusos”.
Llamarle “hermano” al imperialismo norteamericano, como lo hace Sheinbaum, es muestra inequívoca de su rastrero pelaje. No puede haber hermandad alguna entre el verdugo y su víctima. Entre conquistadores y vasallos. Nunca.
Los “roces” entre Sheinbaum y Trump que recientemente se han suscitado son en realidad pura faramalla. Fabricadas ex profeso para cubrir el servilismo de la actual capataz de los gringos. Esas “fricciones” entre los patronos y sus súbditos se ocasionan de tiempo en tiempo. Roosevelt y Cárdenas también tuvieron ese tipo de “roces”. Y no por eso Lázaro Cárdenas dejó de ser un leal mastín de la Casa Blanca toda su vida.
Ninguna persona en su sano juicio podría negar que el reciente “Informe” del 12 de enero fue solo un show armado para exaltar el “arrastre popular” con que cuenta la autócrata a 100 días de su ascensión al trono presidencial.
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También el sempiterno dictador Porfirio Díaz, llevaba a cabo, con frecuencia, reuniones masivas. Eran unas fiestas decadentes donde se arreaba, como a rebaños de borregos, a gente pobre inocente para vitorear al sanguinario déspota. Bacanales donde a las masas paupérrimas se les regalaba pan-bolillo, alcohol y atole.
Hoy la forma de glorificar al déspota en turno es diferente. La esencia sigue siendo la misma. Nada ha cambiado. El capitalismo contemporáneo ha conservado la médula del viejo capitalismo juarista-porfirista. La explotación y la opresión de la clase obrera sigue siendo la misma. La esclavitud asalariada no ha desaparecido. En absoluto. Ni podrá desaparecer dentro de los marcos del sistema burgués. Porque la esclavitud del proletariado es una condición sine qua non para que el capitalismo se perpetúe.
Si de verdad fuese, como presume la autocracia de la “4T”, de que Sheinbaum tiene una popularidad del 70 al 80 por ciento, entonces ¿Por qué recurren a ese borreguil acarreo? Lo que décadas atrás condenaban hoy lo llevan a cabo. Ahí tenemos una prueba más el que hoy el Partido Morena y sus secuaces del PT y del PVEM lamen los escupitajos que tiempo pasado le arrojaron a los sátrapas del PRI y del PAN.
Repiten como pericos que por Sheinbaum votaron 35 millones. Sin embargo, es innegable, que para arrastrar a las masas al decadente circo la maquinaria gubernamental tuvo que echar mano del soborno y de la coacción. ¿Dónde quedó el desinteresado y espontáneo aprecio de sus presuntas huestes? Esa táctica burguesa de “llenar la plaza” para que todo mundo vea el “arrastre” del déspota no es nueva. Todos los dictadorzuelos la han puesto en práctica.
Si de verdad la monarca morenista hubiese obtenido 35 millones de votos y que al contar con una popularidad cercana al 100 por ciento, no tendría que andar realizando mítines con gente remolcada de diferentes estados del país. Llenaría la plaza sin necesidad de alquilar alabarderos. Lo que demuestra que esos 35 millones de votos y ese 80 por ciento de popularidad son un invento del Estado burgués en general y del putrefacto INE en particular. El diario La Jornada y la revista Proceso, actuales portavoces de la “4T”, se despacharon a placer, almibarando a más no poder el susodicho “Informe” de la despótica mujer. No “vieron” el grotesco acarreo.
Las palabrejas “colaboración sí, subordinación no” y predicar de que “México es libre, independiente y soberano” es pura verborrea huera. Una completa falsedad. El desempleo y la pobreza in crescendo son pruebas tangibles e irrebatibles. Esa cháchara patriotera todos los anteriores dictadorzuelos la han enarbolado. Tratando de velar la realidad. Los de la “4T” no son los únicos ni los primeros.
Es innegable que México no es más que un enclave del imperialismo. Sobre todo, del imperialismo norteamericano. Y todos los reaccionarios politicastros de nuestro país no son más que una chusma de vendepatrias. Serviles lacayos de Wall Street.
Nada extraño sería ver, el próximo día 20 de enero, en el festín de hienas, a la “socialista” Sheinbaum o a uno de sus secuaces al lado de los sanguinarios fascistas Javier Milei y Nayib Bukele arrastrándose ante el hitleriano Donald Trump. Atestiguaremos cómo los “socialistas” y los pinochetistas se abrazarán y se besarán con su amo. Qué espectáculo tan aleccionador para un hombre honrado. Para los que tienen ojos para ver. Sin embargo, para los miserables vendepatrias que se tapan los ojos el imperialismo yankee seguirá siendo la más inmaculada y refulgente democracia.
De manera cínica, Sheinbaum ha predicado que en tan sólo en 100 días que lleva en la poltrona, México se ha convertido en la mejor democracia del mundo. Palabrería y más palabrería. Recordemos cómo al principio de su mandato el “humanista”, el “veraz” López Obrador anunció que al final de su mandato sexenal, México sería una nación del primer mundo y que además muchos “paisanos” regresarían a nuestro país en lugar de emigrar a Estados Unidos. El súmmum de la demagogia.
¿Se le puede llamar democracia a un régimen absolutista que mantiene en Estado de Sitio al país entero? Lo que de verdad existe en nuestra patria es una autocracia colonial con militares y aparatos de espionaje por doquier. Un auténtico régimen gorila. Peor que el instaurado en los tiempos del panista-fascista Felipe Calderón.
Atentamente,
Javier Antuna.
Correo: [email protected]