Qué buena comedia lograron Jesse Eisenberg y Kieran Culkin con esta película que se desarrolla como un viaje con personajes mucho más profundos de lo que parecen.
Eisenberg, ahora también como director y guionista, encarna a David, un neurótico que contrasta con Benji (Culkin), su desenfadado y ocurrente primo. Los dos viajan a Polonia para honrar a su abuela, una judía que sobrevivió el holocausto.
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Los dos no podrían ser más opuestos. Culkin es una bocanada de aire fresco, mientras que Eisenberg es un manojo de nervios que se expresa en su característica verborrea, pero poco a poco notamos que en lo dicho hay historias comunes, complicadas, de amor y también de recelo, con un desenlace inesperado como la vida misma.
Bien por Eisenberg en este debut y excelente para Culkin en un rol que le queda perfectamente a la medida en un filme que ofrece más de lo que parece. ****
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Punto final. Tendremos que esperar más con el Oscar.
