De Trez en Trez
Uno.- Desde siempre los diputados y senadores han sido criticados por la forma de desarrollar su función principal: Legislar, es decir, presentar propuestas para reformar, crear, o eliminar leyes para el beneficio de todos los ciudadanos.
Antes se decía que legislaban a “dedo levantado” (de ahí que se les conociera como “levantadedos”); luego se dijo que hacían las leyes “sobre las rodillas” o “al vapor”; apareció después la vía “fast track” y ahora se hace “a la 4T”: sin saber, sin leer, sin examinar, sin entender las iniciativas; sólo obedecer para complacer, primero a AMLO y ahora a Claudia Sheinbaum.
Esto es, como se les pidió desde un principio, “sin quitarle ni una coma”.
Con apenas dos meses cumplidos, la LXVI legislatura federal, con gran mayoría de diputados y senadores de Morena y sus compinches del Partido del Trabajo y del Partido Verde, se han dado vuelo aprobando leyes y reformando otras, entre ellas la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos.
Sin embargo, casi se podría apostar a que muchísimos de estos legisladores no entienden y no dominan lo que han aprobado (y seguramente, van a aprobar más adelante), de tal forma que difícilmente pasarían un examen al respecto.
Doz.- Así, han aprobado en este corto tiempo más de ocho reformas constitucionales, entre ellas la famosa reforma del Poder Judicial; la de los artículos 4, 21, 41, 116 y 123 para garantizar la igualdad de las mujeres en México; la relacionada con la Guardia Nacional, al artículo 4 en materia de Bienestar, al artículo 28 en materia de Transporte Ferroviario, al artículo 2 en materia de Pueblos y Comunidades Indígenas y Afromexicanos.
También la relacionada con la Ley de Amparo en materia del acto reclamado, y por supuesto los cambios a los artículos 105 y 107 de la Constitución para establecer la “supremacía” constitucional para evitar que el Poder Judicial obstaculice los cambios promovidos por el Legislativo, estableciendo la improcedencia de amparos y controversias contra reformas a la Constitución.
Se trata, pues, de un mecanismo para blindar reformas constitucionales recién aprobadas por la mayoría morenista y sus compinches… y las que vengan después.
Dado el cúmulo de trabajo, la importancia de las leyes, las materias que abarcan y todo lo que incluye legislar bien, a conciencia, con conocimiento de causa, con la responsabilidad que amerita y el poco tiempo que tienen en funciones, la lógica indica que han legislado “a la 4 T”. Obedecen y complacen sin chistar, sumisos y postrados ante el Ejecutivo.
Trez.- De acuerdo con la investigación “Reputación digital de partidos en el nuevo Congreso de la Unión y perfiles de legisladores que definirán el futuro del Poder Judicial”, realizada por Dinamic (agencia de antropología digital), citada por diversos medios, entre ellos la revista Proceso (12 de septiembre de 2024), el nivel de estudios de los 500 legisladores, es el siguiente: “3.6% diputados no proporcionaron su nivel de estudios, 2.4% tienen educación secundaria,6.4% nivel medio superior, 2% son técnicos, 59.4% concluyeron licenciatura, 22% maestría y 4.2% doctorado”.
Se encuentran entre ellos a técnicos en hotelería, enfermería y programación, de estilismo y diseño de modas; la mitad de ellos (47%) carece de experiencia legislativa.
En el Senado, 7 de cada 10 tiene nivel de licenciatura y 8 de cada 10 tienen experiencia legislativa (el 17.96% carece de ella).
Si al menos ambas cámaras hicieran su trabajo como debe ser… Rápido no quiere decir bien.
P.D.- Otro round más en la disputa entre los Poderes Ejecutivo y Legislativo vs. El Judicial, los términos de la renuncia de ocho ministros de la SCJN (adivine cuáles ministras no renunciarán, menos si van por la titularidad).
Óscar Hernández Espinoza es egresado de la Facultad de Derecho por la UABC y es profesor de Cultura de la Legalidad y de Formación Cívica y Ética en Tijuana.
Correo: profeohe@hotmail.com