De Trez en Trez
Uno.- La frase es atribuida a Doroteo Arango, mejor conocido como Francisco “Pancho” Villa, al ordenarles a sus subordinados el fusilamiento de los “pelones” capturados como prisioneros durante la Revolución Mexicana a principios del siglo pasado.
¿Para qué meterse en problemas? Eran enemigos y eran prisioneros, quería obtener el triunfo; entonces habría que deshacerse de ellos. La lógica del Centauro del Norte…
Y precisamente eso es lo que el Presidente López Obrador está haciendo con Ministros, Magistrados, Jueces y trabajadores del Poder Judicial de la Federación, uno de los tres poderes de igual jerarquía que integran el Estado y que deben actuar sin interferirse entre sí, libres de controles, obstrucciones o presiones intimidatorias.
A todos los acusa de ser corruptos, sin “viriguar”, es decir, sin comprobarles la acusación ya los sentenció. A todos los van a dejar sin trabajo, los van a correr y los nuevos juzgadores se elegirán por “voto popular”. Al diablo la carrera judicial, la experiencia, los conocimientos, el dominio de la materia, los derechos laborales.
Al Presidente sólo le interesa el ánimo de vengarse del único poder que a lo largo de su gestión le ha dado batalla en su a veces ilegal actuar, y si de pasadita puede controlarlo, pues ya está. Los tres poderes bajo su control.
Negar que existe corrupción en los tribunales del fuero común o del federal sería una necedad; afirmar que todos son corruptos es una falsedad, no todos los juzgadores son corruptos, pero AMLO generaliza, y a todos, incluidos los trabajadores, los echa al mismo saco.
Desde luego, la corrupción no es aceptable en ningún ámbito, menos entre los que deben impartir justicia, pero no puedes “matarlos y después viriguar”. Al contrario: ir caso por caso, encontrar a los corruptos, denunciarlos y de acuerdo con el procedimiento legal, no sólo destituirlos sino también encarcelarlos si se comprueba el delito.
Doz.- La ahora famosa reforma al Poder Judicial va porque va y porque así lo quiere AMLO, la decisión ya está tomada; le “taparon el ojo al macho” organizando foros para “analizar” la pretendida reforma que al final resultaron en derroche de tiempo y de recursos para terminar haciendo lo que el Presidente quiere, desea y anhela.
Luego de los “Foros Nacionales” hubo pequeños cambios intrascendentes a la iniciativa de reforma, pero la elección de los juzgadores será por voto popular; ya se tiene listos los modelos de las boletas que se usarían para ello.
Tan aficionado es AMLO a las rifas y sorteos que hasta se propone la elección mediante el uso de una tómbola…
Por ello los trabajadores del Poder Judicial de la Federación se fueron a un paro nacional de labores, en defensa de sus derechos y se les unió la Asociación Nacional de Magistrados de Circuito y Jueces de Distrito del Poder Judicial de la Federación (JUFED). Hecho inédito en México.
Trez.- Si de corrupción hablamos, ¿qué tal si aplicamos el mismo rasero de AMLO? Acusamos a presidentes municipales, gobernadores, diputados, senadores secretarios de Estado, funcionarios públicos y de pasadita al Presidente del país de ser corruptos (aunque aquí sí hay pruebas), y los corremos a todos y ponemos a otros en su lugar.
No se combate la corrupción dejando sin trabajo a miles, sin comprobar específicamente los actos de corrupción, ignorando sus derechos laborales, extinguiendo los fondos, fideicomisos, atentando contra la división de poderes, mostrando desprecio a la independencia y autonomía del Poder Judicial, llamando “paleros” a sus integrantes por el hecho de oponerse a las decisiones presidenciales. Por verse el final de este episodio.
La “reforma judicial”, como la plantea AMLO y sus aliados, actuando como cómplices, es una venganza, un capricho, una ambición desmedida de poder; una urgencia personal del presidente que quiere dejarla encaminada antes de irse a La Chingada.
P.D.- De pena ajena ver y escuchar a Arturo Zaldívar, ex presidente de la SCJN, más morenista que el mismo AMLO, atacando a la Corte cuando gozó y sigue gozando de ella; dándoles la espalda a sus colegas.
P.D.2.- “Es voluntad del pueblo” dicen, cuando la mayoría del verdadero pueblo no entiende de lo que se trata y seguro estoy, muchos legisladores tampoco.
Óscar Hernández Espinoza es egresado de la Facultad de Derecho por la UABC y es profesor de Cultura de la Legalidad y de Formación Cívica y Ética en Tijuana.
Correo: profeohe@hotmail.com