En materia de salud, aunque aparentemente una persona se vea saludable, eso no quiere decir que en verdad lo esté, y menos que se encuentre en forma. Incluso no porque alguien parezca que tiene buena condición física, significa que goza de buena salud.
Se han dado casos en los cuales hemos visto, con triste sorpresa, que personas que -como comúnmente se dice- “se veían bien”, tenían una buena complexión y hasta practicaban algún tipo de ejercicio, repentinamente presentan una grave enfermedad, en ocasiones con saldo funesto.
Pudiera pensarse que para evitar esa desafortunada situación, la solución directa es la práctica del ejercicio, puesto que se le atribuyen cualidades milagrosas.
Por ejemplo, ejercitarse puede reducir el riesgo de sufrir problemas cardiacos, diabetes tipo 2 y cáncer en un 50 por ciento, además de disminuir la posibilidad de una muerte prematura en un 30 por ciento.
Pero además de que no cualquiera puede, de la noche a la mañana -literal- empezar a realizar ejercicio, hasta puede resultar contraproducente.
Es de lo más común que para calmar el remordimiento por los excesos alimenticios del “puente Lupe-Reyes” (de mediados de diciembre a la primera semana de enero), los que antes mucho anduvieron festejando, “corran” a principios de año a anotarse en los gimnasios, que se llenan por esos días (que es cuando más inscripciones hay), pero paulatinamente se sufre la ausencia de quienes se lesionan como consecuencia de que iniciaron ejercicios de repente, sin la debida preparación.
También se da el caso de que por cualquier otra razón (como la “segunda adolescencia), adultos en sus 30s, 40s y más regresan o inician bruscamente la práctica de actividades deportivas, lesionándose en mayor o menor medida.
Incluso he sido testigo de casos de jóvenes -y otros no tanto- que, sobreentusiasmados por los primeros resultados que obtuvieron al participar en alguna actividad física, de improviso deciden subir el nivel, terminando lesionados y en ocasiones negados a seguir ejercitándose, dado lo lastimados que quedaron y la mala experiencia que pasaron.
Hay también resonantes casos de destacados deportistas profesionales que, como alcanzados por un rayo, a pesar del alto grado en que se encontraban, han caído víctimas de una afección de salud.
Con base en todo lo anterior, es recomendable desarrollar un concepto integral para verdaderamente “estar en forma”, donde, por una parte, se tenga salud en plenitud, y por otro lado, se desarrolle ejercicio acorde a la condición física con que se cuente, en un plano ascendente, para evolucionar de manera apropiada.
Teniendo ya claro que ser una persona saludable y estar en forma no son sinónimos, pero que se relacionan de forma muy importante, como lo ha establecido Juan Francisco Marco, profesor del centro de ciencia deportiva, entrenamiento y fitness Alto Rendimiento, en España, podemos entonces emprender un programa de salud individual y, en su caso, familiar o grupal.
Todo es cuestión de Estar en forma.
Alberto Sandoval ha sido profesor, servidor público, consultor, conferencista, deportista y activista ciudadano.
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