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viernes, noviembre 22, 2024
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Celebremos con crianza positiva para las niñas y los niños

En nuestro país el “Día del Niño” fue reconocido el 8 de mayo de 1916 en la ciudad de Tantoyuca, Veracruz; no obstante, en el año de 1924 se señaló el 30 de abril como “Día del Niño” siendo Presidente Álvaro Obregón, y José Vasconcelos Ministro de Educación, con la finalidad de reafirmar los derechos de los niños y niñas y promover el desarrollo pleno e integral de las infancias.

La idea mundial de festejar el “Día del Niño” surgió el 20 de noviembre de 1959, cuando la Asamblea General de las Naciones Unidas instituyó la celebración del día, fecha en que se aprobó también la Declaración de los Derechos del Niño y la Convención Sobre los Derechos del Niños; sin embargo, cada país ha decidido un día especial a fin. 

La resolución de las Naciones Unidas instituía en todos los países un día universal de las infancias, en el que se consagrara a la fraternidad y la comprensión; asimismo se destinara a actividades para promover el bienestar de los niños y las niñas del mundo. 

En este momento de la humanidad resulta indispensable hablar de la crianza positiva como parte del derecho de niñas, niños y adolescentes a una vida libre de violencias.

La crianza positiva se basa en el respeto a los derechos y dignidad humana: es un método para cuidar y educar a través de conductas de disciplina no violentas; reconoce que el uso de métodos violentos, como lo son golpes, insultos y amenazas, tienden a ocasionar daños emocionales y un impacto negativo en la sana maduración con efectos que pueden ser permanentes. La crianza ejercida con violencia física o psicológica tiende a inducir que las niñas, niños y adolescentes en principio aprendan a evitar el castigo y, posteriormente, usen la violencia como mecanismo para resolver conflictos.

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La crianza positiva no conlleva promover un estilo de crianza permisivo ni renunciar al papel de autoridad, sino respetar la dignidad con límites claros. En lugar de centrarse en el castigo y en lo que no se debe hacer, pone el énfasis en generar una relación saludable y en fijar expectativas referidas al comportamiento. Es educar para resolver problemas y conflictos bajo un ambiente de tolerancia, utilizar palabras que generen confianza, seguridad y sana convivencia de acuerdo con la edad de las infancias para generar personas capaces de tomar decisiones de manera autónoma. Algunos aspectos de esta forma de crianza son:

1.- Planificar tiempo para forjar una buena relación.

2.- Elogiar las cosas que hace bien y evitar concentrarse en el mal comportamiento.

3.- Establecer expectativas claras y realistas (“Qué es lo que quieres que haga exactamente”).

4.- Generar distracciones creativas creativamente para desviar su energía hacia un comportamiento positivo.

5.- Explicar con calma las consecuencias.

La disciplina violenta ha estado normalizada en nuestra sociedad por mucho tiempo; por ello, es fundamental que como sociedad nos comprometamos a cambiar esta normalización de la violencia y reconocer que cada niño y niña tiene el derecho a crecer en un ambiente de amor, respeto y seguridad. La crianza positiva no sólo beneficia a los niños y niñas, sino que también contribuye a la construcción de una sociedad más pacífica.

Melba Adriana Olvera fue presidenta de la Comisión Estatal de Derechos Humanos en Baja California.

Correo: melbaadriana@hotmail.com

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