En congruencia con lo difundido en artículos recientes, comentaremos que para vivir a plenitud, uno de los objetivos del ser humano debe de ser lograr tener una salud con calidad, para lo cual, por experiencia propia, especialmente a partir de la práctica deportiva, he ido descubriendo que la hidratación y la alimentación son esenciales.
Se dice que hay que consumir seis a ocho vasos de agua diariamente, pero quienes intentan hacerlo así, pronto aborrecen el agua o sufren por tener que estar yendo al baño.
La recomendación es que no sólo se beba agua, sino también líquidos sanos que sumen en total aproximadamente dos litros diarios: agua natural, auténticos jugos, (sin azúcar refinada), café y té. Ayuda comer frutas como la sandía, que son líquido mayormente. Además, se debe tomar pausadamente y no vaciando de una sola vez el recipiente, para que no funcione como diurético.
Cada quien debe descubrir cómo encontrar la forma de alimentarse de manera inteligente, pero lo principal es “desayunar como rey, comer como príncipe y cenar como mendigo”, entendiendo que el desayuno es el alimento más importante, de lo cual depende en gran parte nuestro rendimiento diario (pero sin abusar, para no sentirnos tan pesados), comiendo en forma moderada y cenar ligero.
Para quienes tengan la manera de hacerlo, pueden tener cinco comidas diarias, distribuyendo la cantidad de comida que consumirían en sólo tres alimentos. También se puede probar el recientemente famoso “desayuno intermitente”, pero con moderación, hasta ver qué resulta de esa prueba.
Cada día es más difícil comer buenos alimentos, ya que además de las tentaciones de los productos chatarra, incluso los alimentos aparentemente sanos pueden no serlo tanto, debido a que los nutrientes de la tierra han ido perdiendo en algunos casos calidad, o bien la industrialización trae consigo alteraciones en plantas y animales, introduciendo edulcorantes y colorantes artificiales, por lo cual hay que poner atención al tipo de alimentos que consumimos, leyendo etiquetas, pero sin fanatismo.
No hay que caer en el engaño de lo superficial. Quizá el producto originalmente era sano, pero lo que está encima de él nos perjudica: Lo idóneo es comer sin que los alimentos estén empanizados, exageradamente salados, azucarados, fritos o aderezados con calorías e ingredientes que minimizan o desaparecen el beneficio original de la carne magra, frutas y verduras.
Debe de quedar claro que las “dietas milagrosas” o las que se ponen de moda, difícilmente nos darán la solución duradera que necesitamos, pudiendo traer un desequilibrio del sistema digestivo. No hay que olvidar que los seres humanos somos omnívoros, es decir, nuestro organismo está preparado para comer de todo, más cada quien irá aprendiendo que es lo que le hace estar sano. Lo vital es que la alimentación sea equilibrada para tener buena salud.
Todo es cuestión de salud de calidad.
Alberto Sandoval ha sido profesor, servidor público, consultor, conferencista, deportista y activista ciudadano.
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