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lunes, abril 22, 2024
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¿Felicidad o seguridad?

“Puedes engañar a todo el mundo algún tiempo. Puedes engañar a algunos todo el tiempo. Pero no puedes engañar a todo el mundo todo el tiempo”.

-Abraham Lincoln.


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Hace algún tiempo, el jefe del Ejecutivo dijo no estar de acuerdo que la situación económica del país sea medida a través del indicador denominado Producto Interno Bruto, aduciendo que ese indicador no refleja la realidad; y en su lugar propuso utilizar el nivel o grado de felicidad.

Me causa extrañeza, pero también enorme preocupación esa declaración, por la subjetividad del parámetro. Y es así porque empiezo a imaginarme los factores que tomarían en cuenta para determinar el grado de felicidad, e inevitablemente caigo en el panorama en el que la población tiene a su alcance los apoyos económicos que otorga el gobierno, al mismo tiempo que se empapa del discurso popular y populista que lo caracteriza, en el que, con un poco de escrutinio, puede verse la hegemonía que trata de instaurarse en el quehacer público del país.

¿Cómo se llega a esa conclusión? De la intención de implementar reformas constitucionales, para las cuales es necesario contar con la mayoría calificada del Congreso, a lo cual se le ha llamado “plan C”, de la intención de conseguir que los ministros de la SCJN sean elegidos por el pueblo, en votación popular, de la intención de desaparecer los organismos autónomos, para tener más dinero disponible para los apoyos sociales.


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Pero el pueblo, metido en la actitud autocomplaciente del gobierno, a pesar de ello podrá afirmar que es feliz, porque lo toman en cuenta. Porque le dan dinero. Porque lo convocan a actos multitudinarios. Porque el jefe del Ejecutivo camina con él y lo abraza… pero sigue siendo pobre y dependiente, porque eso es conveniente. Porque forma parte de las masas que son necesarias para que el régimen trascienda.

Pero eso no importa… el pueblo es feliz.

Es feliz, sin importar que se enferme un familiar y no haya camas de hospital ni medicinas para atenderlo(a), sin importar que los productos de primera necesidad se encarezcan de manera continua; sin importar que en la ciudad diariamente se cometa todo tipo de delitos, desde narcotráfico, robos, homicidios, secuestros, despojos. Todo ello escondido en el tráfico de influencias, corrupción e incompetencia de todas las autoridades responsables de su eventual investigación, lo cual por cierto también es delito.

No basta que en las conferencias se diga “No es cierto”, “Es mentira”, “Es falso”, “Son casos aislados”, “Yo tengo otros datos”.

Así las cosas. En el caso de su servidor (y me imagino que en el de muchas personas más), prefiero poder salir y transitar por las calles de mi ciudad a cualquier hora sin preocupaciones, con la certeza de que mis seres queridos también se encuentran seguros, ya sea en casa o en cualquier lugar donde decidan estar, sin riesgo de ser víctimas de algún robo, asalto, homicidio, desaparición, feminicidio, etc., y eso, necesariamente habrá de acarrear tranquilidad, bienestar, y cierto grado de felicidad.

Precisemos: La seguridad de la población es deber del Estado, mientras que la felicidad surge como resultado de factores internos del individuo. No entenderlo así, es un error… o ignorancia culpable originada por la incapacidad manifiesta.

¿Que prefiero? Definitivamente seguridad. La seguridad permite estudiar, pasear, conocer, trabajar, producir, y genera auténtica libertad.

¿Por qué no propiciar que los delincuentes se preocupen, en lugar de los ciudadanos? ¿Herramientas? Leyes, Guardia Nacional, Policía Estatal, Policía municipal, Ejército, Marina, Fiscalías; pero más que nada, voluntad y decisión.

Urge un verdadero Estado de Derecho. Una cultura de legalidad que inicie y se afiance de manera decidida e inamovible en las autoridades. ¿Se pretende que el país figure en el panorama internacional y sea digno de respeto? Empecemos por ahí. Lo demás, es discurso demagógico.

Sin más por el momento, quedo a sus apreciables órdenes.

Atentamente,

Lic. Alfredo Flores Ramírez.

Tijuana, B.C.

Autor(a)

Redacción Zeta
Redacción Zeta
Redacción de www.zetatijuana.com
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