El motel Dubái fue inaugurado recientemente. Las habitaciones tienen luces neón, algunas incluyen jacuzzi; el hospedaje se paga por horas y la entrada está diseñada para evitar que miradas externas vean a los clientes llegar. Está ubicado en el entronque de Avenida Sharp y Bulevar Benito Juárez, en el número 22710 de Playas de Rosarito.
Fue ahí donde se citaron el martes 6 de febrero los asesinos de Jesús Norbelto Cárdenas Velázquez, el cantante de narcocorridos tumbados conocido como Chuy Montana.
Planearon una fiesta y rentaron dos recámaras de las que se conectan entre sí. En el motel, el costo por habitación varía de 470 a 3 mil 700 pesos por cabeza hasta tres personas, y los adicionales por un costo de 235 a 500 pesos cada uno. Los clientes del día 7 de febrero debieron pagar mucho dinero: “Los dos cuartos estaban llenos”, detallaron desde la Mesa de Coordinación por la Paz y Seguridad de Baja California.
Los investigadores conocieron esta información debido a que algunos de los asistentes, incluido el cantante, videograbaron con sus teléfonos; tales escenas fueron localizadas en investigación cibernética y pudieron apreciar el nivel de la reunión, “había de todo: alcohol droga y más”, confió un investigador.
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Un día antes de que lo mataran, Chuy Montana fue a Rosarito a cumplir con un compromiso laboral, cantar y divertirse, lo cual según los investigadores, era parte de su rutina: “Hacía muchos conciertos privados en la semana, cantaba periódicamente en fiestas de delincuentes locales y no había tenido problemas”.
Los contratos privados le empezaron llegar 10 meses atrás, después del 8 de marzo de 2023, cuando Jesús Ortiz Paz, cantante del grupo de corridos tumbados, Fuerza Regida, posteara un video de Montana cantando entre los carriles de la Garita de San Ysidro. Después de eso, lo firmó como cantante para grabarlo y promocionarlo a través de su disquera Street MoB Records.
A Jesús Norbelto Cárdenas le cambió la vida. Uno de los miembros de la Mesa de Seguridad informó sobre su entorno: “Los clientes y amigos con poder de este cantante, eran del Cártel de Sinaloa, a ellos les escribía canciones y se las cantaba personalmente. Le estaba yendo bien, alguno de estos delincuentes lo estaba patrocinando, pero aún no sabemos quién o cuál”.
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ZETA cuestionó si la prosperidad en su nivel de vida estaba relacionada con su contrato y reciente éxito como músico, pero la autoridad lo rechazó: “La mejora era mucho más allá de un contrato y su éxito”.
En la fiesta del motel Dubái, las drogas, el alcohol y el ambiente “se empezaron a poner pesados”, testificó uno de los asistentes. Para entonces ya era la madrugada del 7 de febrero. “Eso sucedió entre las cuatro y las seis (de la mañana), las cosas se pusieron feas (violentas)” y algunos de los amigos de Chuy Montana que habían llegado a la fiesta acompañándolo, prefirieron escapar mientras pudieron, “pero otros se quedaron con él”.
Un testigo de los que abandonó la escena, se comunicó con la familia de Cárdenas alrededor de las ocho de la mañana -dos horas después que el ambiente se tensara y Chuy Montana, junto a otra persona, se supone fueron privados de su libertad-, no les explicó qué había sucedido, sólo que debían buscar al cantante porque lo habían retenido.
Los familiares, que se supone sabían dónde estaría el cantante, empezaron a buscarlo y marcarle por celular, pero no lo localizaron. A las once de la mañana, aunque el parte policíaco refiere las doce del mediodía, se reportó en la central de emergencias que un cuerpo masculino había sido localizado en un tramo de terracería en la carretera Rosarito-Tijuana, en la zona conocida como Cuesta Blanca, en el límite de ambos municipios.
La familia tuvo la amarga sensación de que se trataba de Jesús y se acercó a la fiscalía.
El reporte fue por el cuerpo sin vida de un joven de tez blanca, complexión robusta, de aproximadamente 30 años que portaba camisa negra, chamarra azul, pantalón negro y tenis negros.
Se trataba, efectivamente, del cadáver de Chuy Montana. Estaba golpeado, maniatado.
En la escena del crimen localizaron seis casquillos balísticos. Al cantante lo impactaron en cara, cabeza y antebrazo.
Hasta el miércoles por la noche, en la Fiscalía General del Estado (FGE) no habían determinado si el arma utilizada para ultimarlo, había sido accionada en otros homicidios. Aunque circuló la versión de que el músico había saltado de la camioneta en la que lo trasladaban secuestrado, la versión inicial de la FGE indica que los criminales bajaron a la víctima y le dispararon en la escena donde fue localizado.
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A pocos metros del cuerpo de Montana, fue abandonado un vehículo Renault color naranja, placas de circulación AUF616A y el motor encendido. Está a nombre de una mujer relacionada con Miguel Pavón, quien era amigo de Montana y además chofer por aplicaciones digitales, cuyo cuerpo fue localizado al siguiente día, abandonado en la colonia Buena Vista en Tijuana.
El 13 de febrero, seis días después del crimen, en conferencia de prensa, la fiscal María Elena Andrade comentó que ambos, junto a otras personas, se encontraban en la convivencia del motel, “ingiriendo bebidas embriagantes, probablemente drogas, se rentaron habitaciones de un hotel, hotel Dubái de Rosarito, exprofeso para esa convivencia que en algún momento dado se salió de control”, reveló.
“Lo que tenemos si guardan relación los dos homicidios, tenemos grandes avances como estos que menciono y otros tantos, evidencia de tecnología de cámaras, prontamente vamos a tener resultados en ese caso. No tenemos advertida que haya habido alguna amenaza previa, la investigación sigue abierta en cualquier momento puede cambiar”, agregó la titular de la FGE.
BALAZOS EN LA HABITACIÓN
Las primeras indagatorias llevaron a los investigadores al motel Dubái, pero el administrador se negó a dejarlos ingresar y a entregarles los videos de vigilancia para rastrear los hechos y a los homicidas. Los oficiales ordenaron asegurar y resguardar el local, solicitaron una orden de cateo que les fue entregada, pero el tiempo crucial para perseguir el auto de los homicidas ya había transcurrido.
Con las imágenes tomadas por las cámaras de vigilancia, los agentes pudieron darse cuenta del ambiente de la fiesta, las habitaciones que usaron, y al inspeccionarlas, en una de ellas encontraron un orificio de bala. “Los empleados quisieron hablar a la Policía, pero el gerente dio la orden de no reportar ni el balazo, ni los actos violentos que sucedieron en las siguientes horas”, explicó uno de los investigadores.
Los peritos procesaron la escena del hotel y el Renault abandonado cerca del cadáver de Montana, pero aún no se generan resultados que avanecen la carpeta de investigación.
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Respecto a los presuntos responsables del homicidio, la Mesa de Coordinación los busca entre los matones del Cártel de Sinaloa. Su teoría es que la fiesta, organizada por esa mafia, se salió de control, y en ese contexto privaron de la libertad al cantante y a su amigo.
Además, advirtieron: “En Rosarito el control criminal lo tiene el Cártel de Sinaloa, más específico los grupos de los hermanos René y Alfonso Arzate, si otro cártel o célula ingresa a ese municipio o a el área que comparten con Tijuana hasta Santa Fe y La Gloria para cometer algún delito, es porque reciben apoyo de los Arzate”.
En estas condiciones los investigadores consideraron que el mensaje escrito en la parte interior de la tapa de una hielera de foam que dejaron a un costado del cuerpo del chofer Miguel Pavón, quien, a diferencia de Montana -que murió por arma de fuego- fue estrangulado, es un distractor y es falso: “Sigan de mangueras”.
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VIOLENCIA EN ROSARITO
A partir del asesinato del cantante, desde la Mesa de Seguridad advirtieron que el Cártel de Sinaloa “está matando gente en Rosarito y la están tirando en las colindancias con Tijuana”.
Ejemplificaron con el doble asesinato del 28 de enero, cuando acabaron con la vida de Tomás Campos Vergara y Kevin Gaxiola Perales. El primero, abogado, dueño de taller mecánico y “organizador de conciertos”, quien aseguró a su familia que había invertido en el concierto del cantante de narcocorridos Natanael Cano en Rosarito. El segundo era agente de la Fuerza Estatal de Seguridad Ciudadana. Ambos fueron vistos por última vez en Los Portales García, en la calle Pescadores Puerto El Campito en Playas de Rosarito. Sus cuerpos fueron localizados en el Bulevar 2000 de Tijuana.
Está también el ataque armado del 29 de enero contra la Ministerio Público de la FGR, A. Guzmán, baleada en Cuesta Blanca, en el límite con Rosarito, cuando salió con retraso tras procesar para mantener en prisión a un delincuente que había obtenido el beneficio de llevar sus juicios en libertad en dos ocasiones, pero continuaba delinquiendo y lo seguían capturando sin consecuencias.
Sin embargo, la alcaldesa de Rosarito, Araceli Brown, presumió el 13 de febrero en un periódico local que es el municipio más seguro de Baja California y el hecho violento se dio porque hicieron una reingeniería en la Policía. El mismo día fue cuestionada en conferencia de prensa respecto a la posibilidad de prohibir conciertos de cantantes de narcocorridos como se hizo en Tijuana, pero dijo que no: “Ahora sí que en Tijuana pasó por Cabildo y se aprobó la prohibición. Yo pienso como el Presidente, que está prohibido prohibir”. Finalmente, el evento de Natanael Cano en Rosarito, expuso, “fue también saldo blanco”, ocultando el caso del inversionista del concierto, Tomás Campos, privado de la libertad y asesinado junto a un agente de seguridad.
