“La nación está cansada de hombres falsos y traidores que hacen promesas como libertadores y al llegar al Poder, se olvidan de ellas y se constituyen en tiranos”.
-Emiliano Zapata. Plan de Ayala, contra Francisco I. Madero (noviembre 25 de 1911).
Las votaciones dentro de los marcos del capitalismo son un completo circo de bufones. Únicamente en una sociedad libre, bajo un régimen socialista proletario pueden existir elecciones libres. No bajo una dictadura neocolonial sumisa a los dictados del imperialismo.
Si alguien compara la médula del programa político de la candidata del partido Morena, Claudia Sheinbaum y el programa de la panista Xóchitl Gálvez, se dará cuenta que no existe diferencia alguna. Son, uno y otro, como dos gotas de agua. Entreguistas y vendepatrias.
Para los marxista-leninista-stalinistas no hay la menor duda: Sheinbaum, una vez en el trono autocrático, continuará “amarrando al tigre”. Seguirá con el Estado de sitio militar. Con miles de kaibiles militares y jenízaros policiacos al acecho so capa de la “guerra contra el crimen organizado”.
Y, simultáneamente, lanzándoles migajas a las masas paupérrimas. Miserables “apoyos” que no erradican, ni por asomo, el hambre ni la miseria de la clase obrera. La sionista de marras se comportará como una sobresaliente discípula del dictadorzuelo morenista que con frecuencia vocifera “primero los pobres”.
“Amarrar al tigre” no significa otra cosa que acatar el dictado de los omnipotentes Banqueros para que, sin sobresalto alguno continúen con la rapiña y explotando al proletariado.
¡Puertas abiertas al gran Capital monopólico internacional! En otras palabras, puertas abiertas de par en par para que los vampiros inversionistas extranjeros continúen chupándole la sangre a la clase trabajadora.
Son Gálvez y Sheinbaum una yunta de reaccionarias viejas aristócratas, que como merolicos en la plaza pública, gritan a todo pulmón: “¡Vengan, vengan señores inversionistas, aquí en México tenemos agua de sobra, amplios terrenos para que instalen sus naves industriales y electricidad en abundancia; pero, sobre todo, lo más importante, tenemos los esclavos más sumisos y más baratos del mundo!”.
Para los revolucionarios de la clase obrera no existe la menor vacilación, la morenista Claudia Sheinbaum es la designada por el gran Capital para que sea quien releve al actual autócrata. Xóchitl Gálvez sólo desempeñará el papel de repugnante patiño. El Viruta del Capulina morenista. Solamente ciegos no mirarían esta realidad.
Al chacal de la escuela Rebsamen del D.F., no le temblará la mano para empuñar el látigo con reciedumbre para mantener la “paz” neoporfiriana. Con un Estado de Sitio y un Toque de Queda nocturno. ¿Qué más pueden pedir los inversionistas extranjeros?
“¡Quienes votan no deciden nada! ¡Quienes cuentan los votos lo deciden todo!”, sentenciaba el gran comunista, José Stalin. Partiendo de esta verdad irrefutable, cabe hacer la siguiente pregunta:¿Cuantos votos le adjudicara el actual INE lopezobradorista a la reaccionaria mujerzuela sionista del partido Morena? ¿30 millones, como los que le asigno el peñanietista y “conservador” INE a López Obrador en 2018?
Somos de la opinión que, si en el pasado circo electorero de 2021 a Morena se le adjudicaron una cantidad menor de votos (un poco más de 16 millones) en comparación con los que le confirieron en 2018, no sería nada extraño que, en 2024, la gran burguesía le otorgue a Claudia Sheinbaum muchos menos sufragios.
Tal merma en la cantidad de votos que Sheinbaum-Morena sufrirían en 2024, según nuestro juicio, no se deberá a que el partido se haya “desgastado” sobremanera, o a que la autocracia morenista no haya sido un buen cancerbero del imperialismo.
No. De ninguna manera. La reducción de votos que la candidata morenista tendrá no significa que los todopoderosos capitalistas estén resentidos con el absolutismo morenista. Sino que se trata de un ungüento paliativo para el bloque de la clase media pequeñoburguesa, hoy desilusionada con su otrora adorado régimen morenista de “izquierda”.
Reducirle la cantidad de votos a Sheinbaum es con el fin de atenuar el enojo temporal de esa clase media que ayer elevó por los cielos a López Obrador, y que hoy desea su escarmiento.
El motivo de la disminución de votos que tendrá Claudia Sheinbaum, no tiene otro objeto que el hacerle creer a las masas atrasadas, pero sobre todo a la clase media pequeñoburguesa (clase social que numéricamente es la que más vota), de que es el voto el instrumento sine qua non para “castigar” o “premiar” a un partido o candidato.
Pura superchería. Dentro de un Estado burgués dictatorial no es posible tener votaciones pulcras y libres. Ni las votaciones pueden ser el arma adecuada para derrocar tiranías. En ninguna parte del mundo los regímenes despóticos han caído a punta de votos.
Las dictaduras burguesas solamente caen a punta de balas. A punta de fuego. A través de la violencia revolucionaria de masas. Verbigracia: Fulgencio Batista en Cuba y Anastasio Somoza en Nicaragua. Y, Porfirio Díaz en México.
Despreciable proceder de esa clase mesocrática crédula y saltimbanqui que, en 2018, con frenesí respaldo al “expriista” y “exPRDista” López Obrador, y que ahora, girando en redondo, apoya a la pinochetista Xóchitl Gálvez.
No hay que olvidar como multitud de pequeños burgueses (de “izquierda” y de derecha. Entre ellos AMLO), en el 2000, agarrados de la mano respaldaron al hitleriano panista, Vicente Fox. “Voto útil” le llamaron a su detestable simbiosis.
Esa misma clase media pequeñoburguesa es la que recientemente favoreció al nazifascista argentino. Javier Milei. Clase media acróbata que cambia de chaqueta partidista con la esperanza de “progresar” y no caer en las filas de los esclavos asalariados.
Pero la rueda de la historia no se detiene ni mucho menos retrocede. Y toda la clase media, soberbia y volantinera, caerá en las filas del proletariado, tarde o temprano. Sin salvación alguna. Limoneros, aguacateros, trigueros, transportistas, tenderos, etc., serán engullidos por el gran capital monopólico internacional.
De lo que no tenemos la menor duda es del hecho de que sea quien sea el candidato del partido burgués que escoja la oligarquía financiera para “amarrar al tigre”, para nada cambiará la situación de pobreza de los esclavos asalariados. Para nada cambiara la condición de neocolonia del país. Al contrario, la miseria y el hambre se acentuarán. Y ni las migajas (“apoyos”) que la dictadura continúe repartiendo atenuaran el descontento popular.
¿Deben los marxista-leninista-stalinistas cruzarse de brazos y no aprovechar la coyuntura política del actual circo electorero de la burguesía arguyendo que se trata de una farsa, de un circo bufo? Si lo hiciesen demostraría con tal hecho que no son el partido comunista revolucionario que necesita la clase obrera.
Los revolucionarios deben de denunciar con firmeza este reaccionario espectáculo de polichinelas. Llevar agua al molino de la libertad, de la revolución y el socialismo. Sacar provecho del carnaval burgués. Realizar una agitación amplia y resonante, y una enérgica propaganda revolucionaria entre los trabajadores y masas paupérrimas.
“Gane” o “pierda” uno u otro lacayo, el Estado burgués permanecerá incólume. Porque todos los partidos que participan en el show circense son alabarderos del mismo patrón.
Claudia Sheinbaum será la candidata “ganadora”. Poco importa si la cantidad de votos que la burguesía le concediera (a través del INE) fuese reducida. Es un hecho que a la “oposición” oficial palera, que encabeza, Xóchitl Gálvez, se les otorgarán algunos huesos carnosos para que los roan por algún tiempo (alguna gubernatura, diputaciones, etc., etc.). Esa será la gratificación que recibirán esos despreciables patiños electoreros. Mientras llega la temporada del próximo circo.
Esa es la “democracia” burguesa. Esas son las votaciones bajo la dictadura del Capital. Puro reaccionario y grotesco show.
Atentamente,
Javier Antuna.
Tijuana, B.C.
Correo: triunfocomunista@gmail.com