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martes, abril 30, 2024
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2024: año de guerra por el poder

Al final del año, las alianzas políticas se alinearon en Baja California, dejando coaliciones inexplicables, partidos en solitario y una guerra por el poder que ha llevado a la cesión de espacios por parte de Morena y la licencia de una alcaldesa que pretende recuperar espacios.

No es un tema personal, es un tema de principios. Jorge Hank Rhon ha sido señalado en investigaciones sobre asesinatos en más de una ocasión, detenido en dos, liberado impune y señalado en numerosas indagaciones en la Unión Americana, al punto que en 2009, debido a esas sospechas en relaciones, por ejemplo con cárteles de la droga y juegos amañados, la visa de turista para internarse a Estados Unidos le fue retirada.


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No es un tema personal, como refiere la gobernadora Marina del Pilar Ávila ante la licencia de la alcaldesa de Rosarito, Araceli Brown, para luchar políticamente contra la alianza de Morena con el Partido Encuentro Solidario que le deja la nominación del candidato en ese municipio precisamente al partido de Hank, al que la propia Brown ha combatido desde la izquierda, particularmente a quien ve como probable candidata de ese partido al municipio que en dos ocasiones ha encabezado Laura Torres, hija del presidente del Concejo Fundacional de Rosarito, el empresario hotelero don Hugo Torres Chabert.

No es un tema personal cuando Jorge Hank representa todo aquello que se supone la gobernadora Marina Ávila no: investigaciones, muertes, excesos, excentricidades, abusos, traiciones, ideología y pensamiento.

Pero la guerra por el poder hace aliados a aquellos con enemigos en común y une las incongruencias con un solo fin: ganar a costa de lo que sea.


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No será la primera vez que Morena se alíe con quienes en el pasado fustigó. El propio Presidente de la República tiene entre sus más fieles colaboradores, aun cuando más ineficiente, a Manuel Bartlett Díaz, quien fuera secretario de Gobernación y por entonces en 1988, titular del órgano electoral, a quien “se le cayó el sistema” de conteo de votos que -asegura la historia popular- le concedió el triunfo a Carlos Salinas de Gortari en esas elecciones presidenciales, dejando al favorito del pueblo, Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano, en segundo lugar.

Cárdenas había abandonado el PRI para buscar la Presidencia de la República en una hazaña que fue posteriormente seguida por Andrés Manuel López Obrador. A partir de ese momento y en los posteriores, AMLO se convertiría en un especialista en la denuncia de fraudes electorales, hasta que en 2014 creó su propio Movimiento Regeneración Nacional, luego convertido en Morena, adonde ya el ingeniero Cárdenas no lo siguió y que en 2018, después de ganar la Presidencia de la República, López Obrador sumaría a Bartlett.

Hoy día, de hecho, Claudia Sheinbaum, virtual candidata de Morena a la Presidencia de la República, ha sumado a su campaña a priistas señalados de corrupción como Eruviel Ávila, ex gobernador del Estado de México y sucesor en aquella entidad de Enrique Peña Nieto; o a Alejandro Murat, ex mandatario de Oaxaca, quien al igual que Jorge Hank, es hijo de una de las figuras más notorias de la etapa de la corrupción tricolor en el país.

En esa tónica de traiciones, Baja California no quedó aislada. La coalición Morena-PES impulsada por la gobernadora y ratificada -asegura- por Sheinbaum, le confirma a Hank, por lo menos, cuatro años más de impunidad y le hace llegar espacios políticos que no tenía, desde los cuales se le permitirá controlar una parte del poder político de Baja California, como, la Sindicatura de la ciudad más poblada y más complicada, Tijuana, y por supuesto el quinto ayuntamiento por el que ahora, en la cúpula de Morena, pelea Araceli Brown para tumbar la alianza o por lo menos sacar a Rosarito de la repartición de poder.

La otra guerra política se escenifica ahora mismo en Tijuana, donde Morena se alió con el Partido Verde Ecologista de México y le entregó la nominación para la alcaldía de la ciudad, en un intento por sacar de la jugada político electoral a la alcaldesa Montserrat Caballero, quien busca reelegirse en el cargo, lo cual no es ni deseo ni compromiso de la gobernadora, quien impulsa a Erik Morales Elvira, un ex boxeador metido a político primero con el PAN, después con el PRI y ahora con Morena, sin resultados favorables en sus encomiendas, todas, en el ámbito de la promoción del deporte, donde, por decir lo menos, hay ex funcionarios que le superan en resultados, en medallas y en la promoción deportiva.

Pero como no se trata la política de resultados, sino de popularidad, la buena fama que como boxeador tuvo Morales, creen que el Centro de Gobierno, que es suficiente para quitarle el poder a Caballero y a nombre del PVEM, otorgarle una candidatura que el ex pugilista no se ha ganado en ninguna encuesta, pero sí en el entorno oficial de una gobernadora que se suma con quien sea con tal de ganar el poder en el Estado.

Ahora, ¿le resultará? ¿Saldrán de las alianzas propiciadas por la mandataria estatal de Morena con los otros partidos, todos los candidatos ganadores? Hay quienes dicen que no. Que por primera vez en siete años y tres elecciones previas, Morena podría no reportar carro completo en Baja California. De hecho, si se respetan las siglas a las que han entregado las candidaturas, PES y PVEM, pues no será así, dado que actualmente Morena tiene las cinco alcaldías y los dos consejos municipales más la gubernatura. Y suponiendo sin conceder que todos los candidatos de la coalición ganaran en 2024, Morena habría perdido tres ayuntamientos, los cuales cedió en una negociación aun incomprensible: Tecate, Rosarito y la joya de la corona, Tijuana.

Autor(a)

Adela Navarro Bello
Adela Navarro Bello
Directora general del semanario ZETA, Consejero de Artículo 19 y del CPJ para las Américas, entre otros reconocimientos, tiene el Maria Moors Cabot 2021 de la Universidad de Columbia.
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