Ha transcurrido un año desde la implementación del programa CBP One, el pasado 18 de enero de 2023, y a lo largo de este periodo, dirigentes de organizaciones migrantes han discrepado en la perspectiva de su funcionalidad.
Judith Cabrera de la Rocha, codirectora del albergue Border Line Crisis Center, señaló que al inicio de la puesta en marcha del programa parecía “el menos peor”, comparado a el Metering, lista donde se apuntaban los migrantes solicitantes de asilo, en donde se otorgaba el pase a 50 por día, ante la llegada de la comunidad haitiana en 2016.
Entre las principales repercusiones negativas destacó las largas esperas, pasando de tener alrededor de 10 citas al mes en el albergue a ninguna desde noviembre, a pesar del aumento que realizaron de 400 citas diarias. También resaltó el impacto psicológico, ya que irán acumulando experiencias traumáticas en su tránsito, por lo que al llegar a la frontera ya se encuentran en un nivel de desesperación elevado.
Miriam Muñoz, desplazada de Honduras por la inseguridad de su país junto a su hija, hasta ahora ha esperado un mes para su cita; según compartió, se siente decepcionada ante la saturación del programa, por lo que a veces siente interés por realizar el cruce de forma irregular.
“La gente se ha estado dando cuenta de las largas esperas con la aplicación; se comunican entre ellos y ya no llegan a los albergues, por lo que han optado por realizar cruces de manera irregular”, comentó José María García Lara, director y fundador del Movimiento Juventud 200 A.C
Tanto Cabrera como García, comentaron haber observado una menor apertura hacía la comunidad migrante mexicana; entre los habitantes del albergue Juventud 2000, se han obtenido cinco citas en el transcurso del mes de diciembre, en donde cuatro eran de familias salvadoreñas y una mexicana.
“Deben de aceptar a todas las personas que se acercan al puerto de entrada, debemos de ver la misma eficacia que vimos con las personas ucranianas, reconocer que en México también hay un conflicto armado no declarado”, señaló Cabrera.
Por otro lado, Enrique Lucero Vázquez, director municipal de Atención al Migrante (DMAM), informó que la principal nacionalidad beneficiada es la mexicana, seguido de Rusia, Cuba, Haití y Venezuela. Dijo que el 2023 cerró con alrededor de 100 mil cruces regulares, en contraste con 2022, que fueron aproximadamente 30 mil. Mientras que en 2023 se documentaron alrededor de 300 mil cruces irregulares, en el 2022 fueron 176 mil.
“Si no tuviéramos CBP One, tendríamos las filas en la garita de San Ysidro de seis mil u ocho mil personas, ingresando de a 400, una fila interminable, sería la misma espera; de los contras es que no distingue la vulnerabilidad y cualquier persona se puede registrar”, comentó.
Fraudes y desinformación
De acuerdo con García Lara, uno de los principales retos a enfrentar ha sido la desinformación; factor en el que deberían de trabajar en conjunto las tres órdenes de gobierno para evitar que los migrantes se enfrenten a peligros como el intentar cruzar de manera irregular sin conocer las consecuencias o ser víctimas de fraudes.
“La información no solamente se debe dar en las zonas fronterizas, porque finalmente la gente ya está aquí; eso se debe de hacer en sus lugares de origen Michoacán, Guerrero, Chiapas, Centroamérica y Sudamérica”, señaló.
De acuerdo con Cabrera, ante la digitalización de las fronteras, es importante que toda esta información sea acompañada de un tipo de pedagogía, pues inclusive llegan personas que no saben leer. En el caso del albergue, les han intentado vender una credencial con la que supuestamente podrían ser recibidos en los puertos de entrada, así como la supuesta venta de la cita, exponiéndose al robo de información personal.
“Lo que estamos viendo es la violación de los derechos humanos a través de la tecnología”, culminó.
