“Mientras el capitalismo sea capitalismo, el exceso de Capital no se consagra a la elevación del nivel de vida de las masas, ya que esto significaría la disminución de las ganancias de los capitalistas”.
-V. I. Lenin. El Imperialismo, Fase Superior del Capitalismo. (1916. P. 77).
Solamente los esclavistas contemporáneos podrían estar en contra de la reducción de las largas y crueles jornadas de trabajo a la que está sometida, diariamente, la clase obrera.
No faltan los farsantes. Algunos omnipotentes burgueses hipócritamente afirman que están de acuerdo con dicha demanda. Pero agregan: “hace falta debatirla”, dando a entender que hay que posponerla hasta las calendas griegas.
También el autócrata del partido Morena, López Obrador, “sugiere” analizar más el proyecto y convocar a mas diálogos. En otras palabras, aplazar la demanda y sustituirla por vacíos parloteos perpetuos. Si de verdad López Obrador fuera tan “amoroso” como alardea, y si para él son “primero los pobres”, ¿por qué no organiza una consulta en todo el país y que sea el pueblo quien decida? ¿Dónde quedó aquella consigna que repite y repite como perico: “¡Con el pueblo todo sin el pueblo nada!”?
No existe la menor duda de que tanto los que rechazan, sin tapujos, la reducción de la jornada laboral (como Carlos Slim, la COPARMEX, el CCE, y otros del mismo pelaje), así como los que se muestran “simpatizantes”, son todos ellos enemigos a ultranza de la clase obrera. Unos disfrazados y otros sin disfraz.
Veamos lo que publico el diario La Jornada, fiel portavoz del absolutismo AMLO-morenista: “El magnate Carlos Slim Helú rechazó la iniciativa de reforma laboral de reducir la jornada de los trabajadores de 48 a 40 horas a la semana… ‘No, yo creo que es mejor que las personas trabajen 48 y ganen más a que trabajen 40 y ganen menos… ¿Qué es mejor? ¿Ganar mucho más y vivir mucho mejor o trabajar menos y ganar menos?’, interrogó el empresario; a lo que de inmediato él mismo contestó: ‘Creo que es mejor trabajar más y ganar más’”. (La Jornada. 1 de diciembre de 2023).
Ahí tenemos a este gran burgués, espejo de todos los inversionistas extranjeros, que sin pelos en la lengua se manifiesta en contra de la reducción de la bárbara explotación que sufren los obreros. Para este criminal es mucho mejor que los trabajadores laboren como en los tiempos de Porfirio Díaz. De sol a sol. Para el déspota Carlos Slim, sería preferible que los obreros trabajaran no 48 horas a la semana, sino 56, para que de esta manera el trabajador “ganara más”. Y es a este monstruo al cual López Obrador le llama “nuestro orgullo”. Escuchemos: “Quiero hacer un reconocimiento, un homenaje, al empresario más austero y más institucional de México que es también nuestro orgullo: Carlos Slim”. (1 de julio de 2022)
Ya en otra ocasión anterior, el autócrata, morenista, afirmo: “¡Ojalá en nuestro país hubiera muchos Carlos Slim!”.
Los revolucionarios comunistas sostenemos la tesis de que la demanda, por establecer en nuestro país la semana laboral de 40 horas (“40X48”), enarbolada por la reaccionaria y lumpen diputada del partido Morena, Susana Prieto Terrazas, es un movimiento burgués de diversión política. Es el blofeo de una estrafalaria pequeñoburguesa que busca ser premiada (como lo fue en 2021, con la diputación plurinominal federal que ostenta, por su esquirolaje en el “Movimiento 20-32”) por sus amos, los inversionistas extranjeros, con uno de los sillones del chiquero de cerdos que es el Senado.
Prieto Terrazas, lo hemos denunciado en anteriores ocasiones; es un agente de los inversionistas extranjeros. Sobresaliente discípulo de su guía espiritual, López Obrador.
Fijémonos en lo que declaro hace menos de dos años: “Se trata de un nuevo sindicalismo (se refería al “Nuevo Sindicalismo” del partido Morena) que cada obrero sea un soldado para que la empresa sea más productiva”. (Susana Prieto Terrazas. El Sol de Tampico, martes 24 de mayo de 2022).
¿Qué tiene de diferente este “Nuevo Sindicalismo”? ¿Acaso no es el mismo viejo sindicalismo CTMista, en lo medular, que por décadas pusieron en práctica los criminales charros priistas que capitaneaba el ogro Fidel Velásquez? Las migajas o el matiz no hacen diferente a uno del otro.
Predicar que cada obrero sea un soldado “para que la empresa sea más productiva” (como aconseja Prieto Terrazas), deja ver el rastrero cariz patronal de la diputada de marras.
Pero los líderes charros de SNITTIS (la unión de obreros tamaulipecos que manipula a su antojo, Prieto Terrazas), lejos de condenar esas repugnantes y serviles declaraciones, las han avalado. Muestra inequívoca del hediondo pantano en que se baten esos granujas neocharros.
Los esclavos asalariados no deben ser soldados de la burguesía. Una unión obrera realmente independiente y revolucionaria debe luchar contra toda injusticia laboral y social y no ser un perro guardián del patrón explotador.
El “Nuevo sindicalismo” del partido Morena (SNITIS, CATEM, SINTTIA, etc., etc.) es el nuevo aparato charro en vías de reemplazar a los matones de la CTM, CROC, COR, CROM, etc. El “nuevo sindicalismo” lopezobradorista no son más que los nuevos capataces que le cuidaran su fortaleza a los explotadores. Serán la nueva soldadesca criminal que ocupara el lugar del decrépito sindicalismo charro priista.
Prieto Terrazas, apoyada por el Estado burgués colonial y por el imperialismo norteamericano, se ha convertido en un muro de contención para que el proletariado no arremeta con fuego contra sus explotadores. Ella y sus compinches han levantado una alambrada de anzuelos para encerrar a los obreros descontentos. Han enjaulado a los ingenuos trabajadores atrasados en el tira y afloja económico y el regateo mercantil; en el legalismo y el reformismo burgués.
Es un hecho: en ningún momento, Prieto Terrazas atentará contra los omnipotentes inversionistas extranjeros que le otorgaron la diputación que hoy presume.
Siendo México una colonia de puertas abiertas a varios imperialismos, principalmente al criminal imperialismo norteamericano, es ocioso pensar que el Estado colonial burgués apruebe la reducción de la semana laboral a 40 horas. Ni el Congreso Federal ni los Congresos locales permitirían que la semana laboral de 40 horas sea aprobada.
Ni el Partido morena del sátrapa, López Obrador, ni los fascistas del PAN, ni los membretes reaccionarios de los demás partidos burgueses (PRI, PAN, PRD, PT, etc.) van a mover un dedo para que la demanda “40X48” sea permitida.
Para lograr la reducción de la semana laboral de 40 horas se necesita una gran fuerza. Y esa colosal fuerza sólo la posee la clase obrera. Son millones los esclavos asalariados, es el proletariado la clase social más numerosa del país. Pero esa fuerza sólo se concretiza y puede pesar en la balanza cuando los trabajadores luchan con reciedumbre; cuando se unen, se organizan y se sublevan. Mientras, no.
Solamente si la clase obrera de fábricas y maquiladoras se levanta como titán, a la huelga general, y, si ésta es dirigida mucho mejor que la gloriosa huelga “Movimiento 20-32” de Matamoros, Tamaulipas, de 2019; Y, si no se dejan embaucar, manipular, ni colocar una camisa de fuerzas por rufianes que se disfrazan de amigos, como Susana Prieto Terraza y compañía, seguros estamos que triunfarían. Conquistarían la victoria, aunque fuesen reprimidos por las fuerzas armadas (ejército, policía, etc.) de la tiranía morenista. De eso no tenemos la menor duda.
Su lucha revolucionaria conquistaría los laureles si se mantienen firmes. Contra viento y marea. Una huelga económico-política, activa y combativa, no hay capitalistas que la aguanten. Ahí está la historia de testigo.
Solamente la lucha sin cuartel contra los explotadores conseguiría que en nuestro país se implantara la semana laboral de 48 horas con dos días de descanso pagados. Pero si los obreros continúan de rodillas pidiéndole limosna a los reaccionarios cerdos de la burguesía (como aconsejan Prieto Terrazas y otros politicastros de igual pelambre), no lograrán nada. Limosnear en lugar de luchar, es una actitud detestable.
Hay que prepararse para la lucha. Únanse, organícense. Y a la huelga general. No hay que andar pidiendo limosna a ningún cancerbero (diputado, senador, etc.) de la burguesía. Solamente luchando con pasión su causa triunfaría. Audacia, audacia y más audacia, recomendaba el gran comunista José Stalin.
De una cosa sí estamos seguros: después de que pase el carnaval electorero, ya nadie hablará de “40X48”. Ni Prieto Terrazas (ya recompensada con su poltrona en el Senado), ni los diputados, ni lo senadores morenistas. Mucho menos López Obrador. Nadie, absolutamente nadie volverá a menear la demanda proletaria de reducción de la jornada laboral. La cual, como limón chupado, será aventada al bote de la basura.
Atentamente,
Javier Antuna.
Correo: triunfocomunista@gmail.com