Este verano he analizado y visto las pruebas de que las altas temperaturas dominan al hombre. Con el mercurio alto y los Celsius a más de 33° acá en Tijuana, ese calor ambiental nos somete y da como resultado inactividad en la noche, sepulcral silencio; ni los canes ladran. El bullicio social cae, avasallado por el calor infernal y el gran insomnio mundial que se padece en el vivir actual. El calor lo multiplica y nos pone de manifiesto lo vulnerables que somos con el termómetro alto.
El cuerpo no genera defensas por sí solo para mantener la temperatura idónea en verano, y cuando es temperatura corporal por enfermedades, hay que suministrar medicamentos. Pero el calor natural de la época veraniega sí calienta el cuerpo y nos genera malestar: nos somete, nos controla y nos mantiene apagados, inertes, bajo sombra… y nos limita a tantas cosas, que nuestro mundo se transforma en quietud y silencio total.
Recordemos el COVID, que llegó en marzo de 2020 y también nos sometió espantosa y apocalípticamente casi tres años. Y hasta la fecha estamos supeditados a un virus creado (¿no sé, del mono?), que generó paro total en el mundo, como nunca. Ni la primera ni la segunda guerra mundial paralizaron ni detuvieron el desarrollo general que esta COVID-19, iniciada en diciembre de 2019 en Wuhan, China, o en un laboratorio, o creado por la mano del hombre para bajar la tasa de habitantes en el planeta.
También el COVID generó silencio sepulcral; silenció millones de vidas para siempre. Esta pandemia nos sometió y derrotó al mundo laboral; muchos somos “sobrevivientes””. Sí, el COVID silenció al mundo desde 2019, a poderosos, pobres, catedráticos, políticos, etc., como nunca se pensó.
¡Y la cruenta violencia, que no para desde 2006! Iniciada por Felipe Calderón Hinojosa al retar a los gángsters y tapar el frauda a cuesta de vidas: trató de legalizar su bravera toma de posición de ese entonces, que entró por la retaguardia y Fox rápidamente le “cedió” la banda tricolor, iniciando con ello una cruenta violencia que también nos ha sometido en casa, como una enfermedad. No salgas.
Escuchamos una balacera y rápido: pecho-tierra, no hagas ruido, no respires… que la mafia de hartos cárteles que abundan en México, la mentalidad humana de sus miembros es tirar a matar, tirar a lo que se mueva; y la paga de esos tipos es dinero fácil, mal habido, drogas (muchos son adictos) y demás “prestaciones” que dan esas organizaciones a sus gatilleros para dominar el mundo mediante drogadicción, violencia, y tratar de ser la única mafia (tipo Sicilia, Colombia, Al Capone). Y subyugar al mundo amenazando, controlando, matando.
Todo esto causa zozobra entre la sociedad, que trabaja, estudia, tiene su casa, carrera. Todas esas fauces tiburonezcas de los cárteles han mantenido a los mexicanos, desde Tijuana hasta Tapachula, bajo angustia constante de los mini cárteles que se quieren adjudicar el control social poblacional más el de la venta de drogas; ellos pelean todo, y ese todo y sus peleas nos tienen sometidos en una cruenta violencia en cualquier lugar, a cualquier hora.
El calor, la COVID-19 y la cruenta violencia nos han tiranizado y dominado como jamás creímos en el mundo moderno, particularmente mi Tijuana y mi México.
Atentamente,
Leopoldo Durán Ramírez.
Tijuana, B.C.