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martes, octubre 1, 2024
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Hillary y Claudia

La fuerza republicana y el ser esposa de Bill Clinton, dieron la derrota y lastre final a la señora Hillary Clinton, cuando quiso ser presidenta del país de las 13 colonias, de las barras y las estrellas. Hillary se veía confiada, pero fue presa fácil del magnate partido republicano, que la derrotó mientras al partido que la ungió no se le hizo llevarla a la Casa Blanca como la primera mujer más poderosa del país norteamericano.

El voto no le favoreció y ganó Donald Trump. Después a éste lo derrotó “Joe” Joseph Biden. Y acá en el suelo de habla hispana, la favorita d AMLO a gobernar la galopante y bronca paz perdida, no tiene carisma de precandidata; es hechura de AMLO: al haberla invitado a ser morenista, la hizo jefa de gobierno y la aventó al catre para buscar esa plataforma política, con apadrinamiento y espaldarazo de su papá político (AMLO).

Creo yo que nunca será Presidenta de México. Nuestro territorio no está preparado para que una mujer dirija el destino por seis años; a una nación agobiada, golpeada, sangrante, con delincuencia que arrecia. AMLO prometió en 2018 pacificar al país de Benito Juárez, al país conquistado por España; ya casi se va el tabasqueño y todo empeoró delincuencialmente.

Una mujer como Presidenta tiene que tener sus dos ovarios bien puestos. Que no le tiemble la mano. Que tenga voz. Una mujer líder. Una Indira Gandhi. Una Margaret Thatcher. Con ese carácter y poder de ejecutar la democracia, hacerla cumplir, poner al margen la ley, así como que existan leyes para ordenar este ardiente país que AMLO no pudo apagar (sólo lo sofocó, pero ardió otra vez).

Una mujer de Presidenta tiene muchas a perder: con el sólo hecho de ser mujer lleva una gran desventaja. México no está preparado para tener una mujer Presidenta. De Hillary Clinton se habló bonito; tenía masas seguidoras en distritos, pero la derrotó el voto encendido del centro de ese país. Acá, Claudia Sheinbaum tiene apoyo en el centro, pero en las fronteras lo tiene débil.

Un México en crisis de muchos tipos y problemas que AMLO no pudo resolver; menos esta señora lo logrará. Para ser Presidenta, los mexicanos necesitamos madurez política: primero, erradicar el analfabetismo y los vicios que enganchan al país (telenovelas, programas tontos, pérdida de tiempo en teléfonos inteligentes). Todo esto debe cambiar.

La Cuarta Transformación sólo transforma intereses monetarios y políticos, más no sociales ni de progreso ante el retraso de un país tercermundista.

La señora Claudia se apoya en la danza millonaria que AMLO reparte a sus “gallos” políticos, más no ve lo que nos falta: ser un país destacado mentalmente, en estudios.

México no está para que una mujer nos gobierne. Es muy remoto. Tenemos un país inmaduro en muchos aspectos; dejar los destinos a una mujer, como Ejecutiva Federal, no será. Sabemos que nuestra democracia hoy es comprada con lo de Bienestar Nacional, pero el destino del país no se vende; se gana con hechos, causas, visión, futurismo. Sobre todo, hacer las cosas bien desde un principio.

La Sheinbaum no trae principios, trae dedazos, billetes y democracia comprada desde 2018.

Atentamente,

Leopoldo Durán Ramírez.

Tijuana, B.C.

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