Hemos acentuado varias veces el hecho de que muchos americanos están viniendo a vivir a Tijuana… más bien a dormir, pues sus trabajos están en Estados Unidos; esto ha traído serias consecuencias en la ciudad, muchas buenas y algunas malas.
Los precios de los departamentos de venta (están a casi 2,000 dlls por metro cuadrado) y renta han subido desproporcionadamente, lo que ha hecho ricos a muchos desarrolladores de apartamentos y casas, que hoy vemos crecer como hongos por todos lados.
Por supuesto, la industria de la construcción se ha beneficiado. El panorama (skyline) de la ciudad se ha modificado de una manera optimista, sin embargo, a los transeúntes nos ha causado tremendos embotellamientos y demoras en el diario deambular. Los recursos que gastan los casi doscientos mil “expats”, expatriados americanos que viven, aquí pero que todos los días cruzan la frontera, multiplica, amigo lector, doscientos mil personas por mil dólares al mes o más, que gastan en habitación, comida, cines en la ciudad: traen una derrama de doscientos millones de dólares mensuales que atraviesan la urbe, permitiendo una tremenda actividad económica; desde luego, trabajos y servicios que se utilizan constantemente.
Para Tijuana, esto se ha convertido en una de las fuentes de divisas más importantes en la región, como las maquiladoras, los servicios médicos, el turismo y las remesas.
De alguna manera Tijuana está subsidiando la labor en San Diego, pues estos “pijama-travelers” no podrían vivir cómodamente en San Diego y tendrían que, como está aconteciendo, irse a otras latitudes más económicas como Arizona y Nuevo México.
¿Pero los expats se volverán ciudadanos mexicanos, votarán, serán electos para puestos públicos? ¿Cómo inferirá este impacto en el futuro de la ciudad, aparte de en el cambio definitivo de los costos y calidad de los edificios que se están realizando incluso en la histórica Avenida Revolución?
Tijuana cuando duerme usa pijama.
José Galicot es empresario radicado en Tijuana.