Una muerte cruel han tenido 38 migrantes en la Estación del Instituto Nacional de Migración en Ciudad Juárez, Chihuahua. Los hermanos migrantes de origen guatemalteco, salvadoreño, hondureño, venezolano y colombiano murieron calcinados por un incendio, ante el que los agentes del Instituto Nacional de Migración salieron huyendo, dejando sin salida y auxilio a los detenidos. Los cerca de 30 heridos que sobrevivieron se debaten entre la vida y la muerte.
Se trata de una tragedia de grandes proporciones. Pero no es solamente la falla de esos agentes del INM, o de sus jefes inmediatos, o del titular del INM, o del de la Secretaría de Gobernación. Se trata de un crimen de Estado, que tiene un responsable directo. Esta tragedia ya fue anunciada cuando, de manera ominosa, el Gobierno Federal, representado por Ebrard, aceptó ante M. Pompeo la política antiinmigrante propuesta por Trump, consistente en transformar a todo el territorio de México en punto de detención fronteriza para todo aquél que transite intentando llegar a los EEUU; correr la frontera norte hasta la frontera sur de México y transformar al Instituto Nacional de Migración, la Guardia Nacional y al Ejército en fuerzas auxiliares de la Border Patrol, llegando en promedio a la detención de más de mil migrantes por día.
Tales acuerdos antiinmigrantes, que en realidad fueron entre Trump y Obrador, son ahora vigentes como acuerdos Biden-Obrador, y ahí está la verdadera causa de este crimen.
Durante cuatro años, a pesar de la pantomima del antiimperialismo que vocifera el Presidente de la República, lo que en los hechos se constata es plena acción común entre los Gobiernos de EEUU y México: con la firma del T-MEC, con la alianza política-económica contra los capitales chinos; con el compromiso de Obrador de entregar a Biden toda la mano de obra que se ocupe, todo el litio que se ocupe, todo el gas y gasolina que se ocupe por la guerra imperialista. Y una política antiinmigrante común, activa y cotidiana: agresiones físicas contra las caravanas de migrantes; agentes migratorios pateando a mujeres y niños; centros de detención migratoria como campos de concentración, que durante la pandemia fueron focos de infección y muerte, redadas, violación del derecho de tránsito que consagran las garantías individuales en la Constitución.
México se convirtió en un campo de muerte, en una bodega de humanos, en una estación fronteriza. Biden y Obrador son responsables de esta política y de esta tragedia. Y de otras donde se acumulan desapariciones y muertes, y otras es previsible que ocurran.
Esa hipócrita actitud que tuvo hoy la socialdemocracia en el Gobierno, es el sello de lo que va de su sexenio: primero evadiendo responsabilidad y culpando a las víctimas o inventando conspiraciones; después buscando descargar la responsabilidad en funcionarios menores, que se asemeja a la conducta del gobierno de Felipe Calderón frente al caso de la guardería ABC de Sonora.
El Partido Comunista de México encuentra la responsabilidad en el Estado y el sistema capitalista del que emana. Reitera su posición basada en el internacionalismo de total solidaridad con los trabajadores migrantes y lucha por un país donde hombres y mujeres de la clase obrera, sin importar su nacionalidad, tengan refugio y solidaridad y gocen de las mismas oportunidades y derechos que todos los trabajadores mexicanos.
Llamamos a movilizaciones de protesta contra el Gobierno Federal en las instalaciones del Instituto Nacional de Migración y saludamos otras iniciativas en esa dirección de distintos sindicatos y organizaciones de masas.
¡Proletarios de todos los países, uníos!
El Buró Político del Partido Comunista de México.
Atentamente,
Bernabé Guzmán, Partido Comunista de México (PCM),
Correo: partidocomunistabc@gmail.com Facebook: https://www.facebook.com/PCdeM