En un pueblo se está construyendo una carretera. Un pueblerino se sentaba largas horas a ver cómo se realizaba la obra cuando se topó con el ingeniero:
— Hola, soy George Frank Steven, el ingeniero que hizo los estudios y encargado de la obra y la maquinaria.
“Hola, yo soy Eustaquio Díaz, soy del pueblo de al lado”.
— Veo que nunca había visto cómo se hace una carretera moderna. ¿Cómo hacen las carreteras en su pueblo?
“Bueno, en mi pueblo, cuando queremos hacer una carretera de un pueblo a otro, soltamos un burro viejo y el animal escoge el camino más corto y más seguro, y por ese camino hacemos la carretera”.
— ¿Y qué pasa si no tienen un burro?
“¡Llamamos a un ingeniero!”.
Autor: Anónimo de “Respira”.
El jefe y la secretaria
— ¿Quién te ha dicho que puedes pasarte dando vueltas sin trabajar todo el día, sólo porque tuvimos… bueno, eso?
“¡Mi abogado!”.
Autor: Anónimo de oficina.
Inseparables
— Mi marido y yo somos inseparables.
“¿Andan siempre juntos?”.
— No, ¡se necesitan diez vecinos para separarnos cuando peleamos!
Autor: Uno de los vecinos.
Recomendación profesional
— Doctor, ¿qué me recomienda para los dientes amarillos?
“Una corbata café”.
Cómo se llama la obra
Como escenario, una isla desierta, y en medio, un sobrecito para hacer té.
Se baja el telón. ¿Cómo se llama la película?
La isla del té solo.
Autor: Un aspirante a dramaturgo.
Dulces palabras
— Amor, dime algo dulce…
“¡Caramelos!”.
— No, ¡algo lindo!
“¡Cachorritos!”.
— ¡NO! Dime algo sexy…
“¡La vecina!”.
Autora: La otra vecina.
Gallego en apuros
Manolo se encontraba en México, pasando por serios apuros económicos cuando decidió meterse de lleno en la galopante industria del secuestro.
Fue al parque más cercano, se escondió detrás de un árbol y agarró al primer niño que pasó, lo llevó a su casa y escribió la siguiente nota:
“He secuestrao a vuestro hijo, si lo queréis tener vivo y de regreso con vosotros, dejad mañana detrás del árbol de ucalitus a las 7:00 de la mañana, una bolsa de supermercado con $10 mil pesos.
Firmado: El Gallego”.
Manolo dobló la nota y se la puso en la mochila al niño, advirtiéndole:
“Ve directo a casa y enseña a tus padres la nota”.
Al día siguiente, Manolo encontró la bolsa de supermercado en el parque, según las instrucciones, con 10 mil pesos y la siguiente nota:
“¡Joder! ¡Que no puedo creer que un gallego le haga esto a otro gallego!”.
Autor: Anónimo de la FGR.
En el restaurante
— ¡Mesero!
“Dígame, caballero…”.
— Pruebe la sopa, por favor…
“Este… ¿Hay acaso una mosca en la sopa? Si quiere se la puedo cambiar…”.
— No, tranquilo, pruebe la sopa.
“Eeeh… ¿Acaso está fría? Si quiere se la caliento…”.
— No, tranquilo, pruebe la sopa…
“Señor, por favor, qué tiene la sopa, ¿acaso un cabello?”.
— ¡Que no! ¡Pruebe la sopa!
“Pero señor, dígame qué tiene la sopa, si usted quiere, se la cambio”.
— ¡Que pruebe la sopa!
“De acuerdo la voy a probar. ¿Dónde está la cuchara?”.
— ¡Exacto! ¡Tráigame la cuchara!
Autor: El gerente.
Vicios
— ¿Fumas?
“No”.
— ¿Bebes?
“Nada”.
— ¿Eres infiel?
“No”.
— ¿Ludópata?
“Tampoco”.
— ¡Vaya! ¿Tienes algún defecto?
“Sí, ¡soy un mentiroso compulsivo!”.
Autor: Un psiquiatra.
Te veo mejor…
— Cariño, ¡te veo mejor!
“Pues estoy más gorda…”.
— Por eso, ¡te veo mejor!
Autor: Un soltero.
Preguntas obvias
— ¡Papá, papá! ¿Qué significa ironía?
“Que tú seas pelirrojo como el vecino, ¡y sea yo el que tiene que responder tus preguntas!”.
Autora: La mamá.
Golfo
— ¡Mamá, mamá! ¿Qué es un golfo?
“El que deja a su mujer y su hija en casa para ir de parranda y de coqueto, ¡y cree que no me entero!”.
— ¿Y una bahía?
Autor: Un maestro.
El camello y el zorro
Va un zorro inglés por el desierto y tropieza con un camello, al cual le dice:
— I’m sorry.
“I’m camelli”.
Autor: Un zootecnista.
Vaya error
— Amor, ya acosté al niño y está la cena en el horno.
“¡Pero si en la cama hay un pollo!
— ¡Apaga el horno!, ¡¡¡APAGA EL HORNOOO!!!
Autora: La niñera.
