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martes, octubre 1, 2024
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El turbio negocio del transporte público

Tijuana sufre un retraso de 50 años en movilidad y transporte colectivo. El nudo de mezquindades son las cúpulas empresariales, sindicales y políticas, que toman como botín y rapiña, pero que mientras hunden la movilidad y eficiencia de una ciudad atada a oscuros y crónicos intereses creados. 

En manos de pulpos empresariales, los trabajadores del transporte público concesionado son obreros del volante, que trabajan 12 horas de jornada, con sueldos raquíticos, sin compensar su esfuerzo y presiones por congestionamientos en una ciudad paralizada por la falta de vías transitables y millones de baches.

Para los pulpos de las concesiones, sin consideración por usuarios del transporte público, por el hacinamiento en horas pico, ni por la calidad y cantidad de unidades en servicio, sus utilidades son su obsesión. No muestran sensibilidad para los miles de trabajadores que exprimen como pueden, y toleran las víctimas del abuso laboral y sus “líderes sindicales”.

Se desconoce la estructura y control de la propiedad y la organización del transporte público en Baja California. El Gobierno Estatal en un marco de no-transparencia; no dispone de un padrón de los propietarios personas físicas y morales. Esta desinformación delataría la concentración del transporte, contexto cuestionable para un Gobierno declarado “anticorrupción”.

Por ser un tema crucial de carácter público, con un impacto social, por razones de movilidad y congestionamiento, paraliza e incrementa los tiempos de traslado en una ciudad con múltiples cuellos de botella y estrangulamientos. El programa Respira obviamente es insuficiente para una crisis de movilidad crecientemente compleja.

Históricamente conectados con una súper economía californiana, esa realidad nunca orilló a los gobiernos prianistas a pensar en una Tijuana distinta y no feudal. Los alcaldes llegan al despacho con ideas mezquinas y chatas. Tijuana, con una orografía complicada y sin una visión de planificación de largo plazo, poco ayuda a resolver el transporte colectivo.

La pregunta que desnuda el nudo, es quiénes explotan este servicio que debería servir mucho mejor a la población que no tiene ni tendrá automóvil. Y la calidad del servicio tiene muchas deficiencias: el elevado costo, unidades sardineras, ausencia de capacitación para elemental cortesía de los choferes para respetar a los usuarios. Ni hablemos de la “elegancia de manejo”, pues pareciera que viajan solos y en carreras.

En cuanto a la información de las concesiones del transporte público, aventuro una hipótesis: y es que se tapan las manos sucias porque buena parte de las concesiones de taxis libres y colectivos están en poder de funcionarios, ex funcionarios, políticos, prestanombres y sus familias que se hacen favores en momentos clave. “Favores” que pagamos todos.

De otra manera no se explica este conflictivo tema, el atraso de la ciudad de Tijuana en rutas incluyentes, unidades modernas, frecuencia, costos y tiempos de traslado para asalariados de ingresos fijos.

Esta frontera tiene el transporte más caro del país y es de los peores en rutas, trato de los choferes a los usuarios, explotación de los trabajadores del volante, conflicto de intereses de las autoridades y concentración de los permisos en personajes que se mueven en la oscuridad y las sombras.

Las decenas de casetas para apoyar la ruta troncal, servicio y unidades invisibles (que deberían circular por la avenida el Agua Caliente), están vandalizadas, destruidas y algunas quemadas. Dinero a la basura y una decisión corrupta, manoseada, manipulada por el alcalde Juan Manuel Gastélum, alias “El Patas”, quien afirmó sobre los centroamericanos que llegaron a esta frontera: “No me atrevo a calificarlos como migrantes (…) Son una bola de vagos y mariguanos”. (“Confirma Alcaldesa, ‘El Patas’ Gastélum regresó 8 millones de pesos” cadenanoticias.com).

¿Cuál es la propuesta lógica en una ciudad que crece diariamente? Municipio que se extiende al oriente hasta unirse con Tecate y Rosarito. La falta de visión y sensibilidad para pensar en las necesidades de los de abajo. La ausencia de gestión social de los últimos cinco gobernadores de ocuparse de un tema fundamental para la gente.

Desarrollar infraestructura, planificar inversiones y obras para construir transporte eficiente, moderno y masivo que iguale al menos al sistema de tranvía de San Diego. Inimaginable en la Colonia hacer avenidas o vías más allá del transitar de caballos, mulas, burros y carretas. En Tijuana, el prianismo nunca imaginó bicicletas, un metro, tranvías y el crecimiento de la ciudad. Sólo vio autos y negocios contaminantes para enriquecerse con sus amigotes del partido.

M.C. Héctor Ramón González Cuéllar es académico del Instituto Tecnológico de Tijuana.

Correo electrónico: profe.hector.itt@gmail.com

Autor(a)

Héctor Ramón González Cuéllar
Héctor Ramón González Cuéllar
Héctor Ortiz Ramírez Héctor Ortiz Ramírez Hector O 37 cygnus9304@hotmail.com
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