Esto es, ante todo, un excelente documental que cuenta la trágica historia de Kai, un joven en condición de calle que se traslada a todos lados pidiendo “raite” -como decimos los tijuanenses- hasta que un día se sube a un carro conducido por un hombre que atropella a una persona y luego se va encima de una mujer que trató de ayudar a la víctima. Kai ni lo piensa. Saca de su mochila un hacha y arremete contra el agresor.
Una entrevista posterior cerca del lugar de los hechos fue vista medio millón de veces en 24 horas. Este muchacho se había viralizado en nada de tiempo y, como suele suceder con el internet y las redes sociales desde el año en que esto ocurrió, por allá de 2013, el chico se convirtió en una celebridad.
Lo que nadie parece haber percibido en aquel entonces, es que Kai sufría de graves trastornos mentales. Quién carga con un hacha, por qué fue tan espontánea su reacción contra un desconocido… nadie se cuestionó nada, sólo importó el momento. Así que Kai consiguió fama, pero no la ayuda que tanto necesitaba.
El resultado no podría haber sido otro más que el de una catástrofe personal que una vez más expone la trivialidad y el oportunismo de empresas de medios que acostumbran a su público a apostarle a la inmediatez con consecuencias muy lamentables como las que sufrió Kai, con un paradero cruel tanto para él como para su entorno.
Vaya ejemplo que toma Colette Camden para entregarnos un documental muy conmovedor, y, por consiguiente, poderoso, difícil de olvidar. Disponible en Netflix. ****.
Punto final. – ¿Será de nuevo el año de Guillermo del Toro?
