De Trez en Trez
Uno.– El motivo y el nombre de la marcha era lo de menos; lo importante fue demostrar su capacidad de convocatoria, responder y retar a la marcha en apoyo al INE y desde luego, resarcir el ego lastimado del Presidente López Obrador reivindicando el espacio público como algo de su exclusiva propiedad.
Así, decenas de miles de asistentes convencidos, algunos de ellos evidentemente acarreados, muchos más a fuerza que de ganas, asistieron a la marcha convocada por AMLO en la CDMX el pasado domingo, que concluyó en el Zócalo con la lectura de un discurso donde se presumieron “logros” y se hicieron más promesas; sin embargo, se evadió mencionar los problemas más graves que enfrenta el país.
Primero dijo López Obrador que marcharía “porque el pueblo me lo pide”, que sería de apoyo a la (su) reforma electoral, para conmemorar los cuatro años de gobierno, para rendir un “informe” de labores (otro más); todo quedó en la “Marcha del Pueblo”, pero se sabe bien que fue convocada por AMLO en apoyo de sí mismo.
En la marcha/desfile/informe hubo desde luego un desvergonzado acarreo, así como intimidación y amenazas fueron reportadas por obligados asistentes; en cambio también se mencionó un pago (2 mil pesos), transporte y un “lunch”, hasta ofrecimientos de agilización de trámites para entregas de tarjetas del Bienestar. Asistentes manifestaron que ese dinerito serviría “para comprar sus medicinas, pues no hay en el Seguro”. ¡Qué ironía!
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La movilización presidencial también fue utilizada por diputados, senadores, funcionarios federales y estatales, gobernadores, y empleados del gobierno morenista que no dudaron en hacerse presentes de varios puntos del país para demostrar su lealtad al Presidente López Obrador; desde luego asistieron las “corcholatas” de AMLO, buscando a toda costa estar cerca de él o una fotografía con él.
Doz.- Contraviniendo su propuesta de “austeridad franciscana”, desde la misma presidencia de la república se convocó a una marcha en la que (no lo pueden negar) se gastó dinero público y se utilizaron recursos materiales y humanos del propio Estado, todo para satisfacer el ego del Presidente.
Al mismo tiempo que dilapidó recursos, con sus acciones, López Obrador se reafirmó como cabeza de su (literal) partido, como candidato permanente en campaña (que siempre le ha gustado) y a la vez como jefe de campaña de quien habrá de sucederlo en el cargo, con toda la intención de trascender más allá de su sexenio, y ahondó en la división que existe entre los mexicanos.
Sería bueno que AMLO recordara su compromiso no.2 de aquellos 100 que hizo en 2018 en el mismo Zócalo: “Se atenderá a todos los mexicanos sin importar creencias, clases, organizaciones, sexo, partidos, sectores económicos o culturales”. Y aplicable sin duda el no.29: “Los apoyos que otorgue el gobierno al pueblo se entregarán de manera directa, sin intermediarios, para evitar “moches”, corrupción y manipulación política”.
Trez.– Lo cierto y verdaderamente real después de la “Marcha del Pueblo”, es que los graves problemas que aquejan al país como la violencia, la narcodelincuencia, las ejecuciones, la corrupción, el desempleo, la inseguridad, la inflación, la pobreza… no solo siguen presentes, sino que van en aumento mientras el titular del ejecutivo se concentra en lo único que parece interesarle: Mantener el poder, sea como sea y cueste lo que cueste.
P.D.– Ante la dificultad para lograrla, en la Cámara (sin H) de diputados se pospuso la discusión y aprobación de la reforma electoral propuesta por el Presidente y será hasta el martes cuando se discuta. La 4T gana tiempo para “convencer” y afina el plan B o C.
Óscar Hernández Espinoza es egresado de la Facultad de Derecho por la UABC y es profesor de Cultura de la Legalidad y de Formación Cívica y Ética en Tijuana.
Correo: profeohe@hotmail.com
