Suciedad, basura, mal olor y personas deambulando, es lo que se observa a diario en la canalización del Río Tijuana. Otros entran y salen de las compuertas y espacios que conectan con los puentes peatonales por donde trabajadores, estudiantes y vecinos del área cruzan, exponiéndose a que uno de esos hombres o mujeres enfermos por la drogadicción los ataque o los mate, como al menor Kevin Yael el 1 de septiembre, o incluso ser testigos de la venta de narcóticos en la zona.
Mientras un transeúnte en el puente que conecta Plaza Río con Palacio Municipal, se dirigía a su trabajo alrededor de las 11:00 de la mañana del viernes 30 de septiembre, fue testigo de que una camioneta Chevrolet tipo Suburban de color gris, placas 5HJN470 del Estado de California, se hallaba dentro de la canalización. A la misma, acudían cada uno de los indigentes que se encontraban en el sitio. Esto llamó la atención del observador.
El transeúnte del puente se quedó parado para saciar su curiosidad y observó cómo un hombre de entre 35 y 40 años, de tez morena, cabello oscuro y corto, quien usaba un short caqui, tenis negros y playera azul claro, se acercó al vehículo, cruzó palabras con el conductor y subió del lado del copiloto para que avanzara.
Unos metros más adelante, los tripulantes del automóvil abordaron a otro sujeto de tez morena, pantalón azul marino, zapatos negros y camiseta negra, que parecía estar esperándolos. Éste se acercó al lado del copilto, cruzó unas palabras con los abordantes y le entregaron “algo”, para seguir en su ruta hacia la próxima persona que se les acerca.
El siguiente hombre, de aproximadamente 25 años, vestido con unos sencillos pants negros, tenis negros de bota y sudadera blanca percudida, se acercó a la camioneta, conversó con los hombres a bordo y uno de ellos -el que se subió del lado del copiloto- le entregó unos paquetes que no se alcanzaban a distinguir de qué eran; mientras platicaban, otro hombre, quien apenas iba bajando hacia el canal, los vio e hizo señas para que no se retiraran, que lo esperaran. El joven de sudadera blanca se alejó con lo que los sujetos le entregaron, perdiéndose, mientras el nuevo desconocido se quedó.
El nuevo hombre, de entre 30 y 35 años, vestido con jeans azules, sudadera negra y zapatos negros, duró un rato platicando con ellos, al parecer, también les pidió le dieran algo, entonces los hombres en el vehículo le entregaron algo pequeño, éste lo guardó para alejarse caminando.
La serie de entregas en la canalización, sucedieron entre las 11:00 y 11:20 horas. De hecho, aun cuando el transeúnte observador se fue temiendo haber sido testigo de algún delito o de que halcones de la zona lo vieran y fueran tras él, los hombres en la camioneta continuaron recorriendo el canal, sin que la presencia de la Policía Municipal los importunara, a pesar que el mismo testigo ha visto presencia de autoridades municipales en el área a esas horas, pero a la hora de la “entrega”, no se encontraban.
Pese a que la alcaldesa Montserrat Caballero, dijo no expondría a su “Policía” a meterse a vigilar el canal del Río Tijuana, sí hay patrullaje de municipales, sin embargo, el día de la “entrega” a los adictos de la canalización, no se alertó presencia policiaca alguna. Los hechos sucedieron con protección e impunidad.