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sábado, abril 6, 2024
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Ser líder en tiempos de pandemia

En nuestro entorno le damos demasiada importancia a los líderes políticos o aquellos que independientemente de su posición pretenden ejercer cierta influencia; los hay sociales, empresariales, de opinión, etc. Pero hay otros tipos de personalidades que ostentan gran poder en lo que dicen o hacen y lo ejercen a la ligera; en esta ocasión me referiré al mejor jugador hoy por hoy del tenis mundial: el serbio Novak Djokovic, abiertamente “anti-vacunas”.

Este deportista tiene el honor de ocupar el mismo lugar, en cuanto a torneos ganados “gran slam”, que el suizo Roger Federer y el español Rafael Nadal, los dos últimos sin lugar a dudas los mejores tenistas en la historia de esta disciplina.


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Desafortunadamente Novak Djokovic sufre de una personalidad problemática. Es odiado por muchos y amado por otros. Lo triste es que no se ha dado cuenta que es un líder deportivo al cual siguen millones de personas por su juego e infinidad de niños aspiran ser como él.

Hace tan solo unos días regresó a donde le gusta: el escándalo. Es pública su animadversión hacia las vacunas, pero no solo las recientes contra el Covid-19, sino a muchas más. Sabemos que existe un sector importante de la población que rechaza las vacunas las cuales buscan contrarrestar los efectos generados por el Covid-19, su ignorancia es tal que logran convencer a otros que no se la administren.

A pesar de sus explicaciones peligrosas de los “anti- vacunas”, lo cierto es que cada quien tiene el derecho de hacerlo o no. El problema radica cuando personas pretenden imponer su propia ley e ingresar a un país con reglas estrictas. Sucedió en Australia, donde como cada enero se celebra el primer torneo importante de tenis en el año (uno de los cuatros “gran slam” en el mundo) y ante la ausencia de su certificado de vacunación contra Covid-19, no dejaron participar a Novak Djokovic.


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Para darnos una idea, el jugador serbio es quien más veces ha triunfado en este torneo denominado “Abierto de Australia”. No es cualquier participante, sino alguien que era el favorito para imponerse de nueva cuenta a los demás competidores.

Era tan relevante su presencia que con argucias propiciadas, desafortunadamente por la misma organización del certamen, intentaron que Djokovic pudiera jugar; tuvo que intervenir la máxima autoridad de ese país para imponerse y hacerse respetar, motivados por la inconformidad de los ciudadanos australianos, quienes han sufrido de ordenamientos severos (como los confinamientos).

Los liderazgos mundiales como el Djokovic deben comprender la magnitud e importancia de sus acciones u omisiones, máxime en una emergencia sanitaria como la que estamos viviendo y sufriendo. Existen reglas muy claras. Nadie está por encima de los países; es una falta de respeto y sentido común. Si el señor, por más buen jugador de tenis, no desea seguir las normas establecidas, no pasa nada; que se quede en su casa y se atenga a las consecuencias. Y lo más importante: que deje de manipular con sus actitudes a gente que lo idolatra.

Millones de familias han sufrido los embates del Covid-19 en sus diferentes modalidades; adultos mayores, jóvenes, y niños han perdido la vida, y muchísimos más viven el contagio, con secuelas que aún no logramos dimensionar.

La gente está cansada, es entendible, pero aún falta mucho camino por recorrer para dejar atrás esta pandemia. Con situaciones como la Novak Djokovic, en lugar de avanzar, damos un paso atrás en el propósito de convencer a aquellos que no desean vacunarse, los cuales son indispensable para detener la propagación del virus.

Solo espero que los “anti-vacunas” no sean los mismos que piensan y creen que la tierra es plana.

 

Alejandro Caso Niebla es consultor en políticas públicas y comunicación.

@CasoAlejandro

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Alejandro Caso
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Alejandro Caso Niebla Alejandro Caso Niebla Alejandro Caso 4 zeta@zeta.com
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