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martes, marzo 26, 2024
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Las netas sobre la revocación de mandato

El próximo domingo se llevará a cabo la elección que determinará la continuidad o no del Presidente de México Andrés Manuel López Obrador. Es un ejercicio inédito en la historia del país que desafortunadamente se quedará corto en expectativas y participación, por múltiples razones que intentaré explicar en los párrafos siguientes:

En cualquier democracia, el simple hecho de contar con una herramienta como la revocación de mandato es de reconocerse y aplaudirse; no cualquiera se atreve a aprobarla e impulsarla como lo hizo el mandatario nacional, pero justamente el problema de origen viene de esa premisa, es decir, cuando se promueve la misma desde el gobierno en turno pierde motivaciones para acudir a votar, ya que no es una bandera de la oposición, sino una promesa de campaña de López Obrador, la cual cumple sin cometer un suicidio político que pusiera en peligro su permanencia. En pocas palabras, es un riesgo calculado.


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El Presidente de México es un “viejo lobo de mar”, con kilómetros recorridos en la esfera política; desde el inicio percibió dos factores a su favor: primero, una oposición sin rumbo y sin organización para hacer frente a su popularidad; y segundo, un aparato gubernamental bien aceitado, que será respaldado desde las 16 gubernaturas morenistas.

El mandatario durante estos tres años de gobierno polarizó al país. Por un lado están todos aquellos que lo idolatran, y por otro todos aquellos que lo odian. La franja gris -que no tiene claro dónde están sus “sentimientos”- se redujo considerablemente. Quienes asistirán a sufragar serán aquellos fieles seguidores (voto duro) y alguno que otro opositor que no encuentra alternativas para descargar su inconformidad.

Desde mi punto de vista, el próximo el domingo, más allá de la convocatoria a votar por la revocación de mandato en sí misma, servirá como un termómetro que permitirá conocer la capacidad de movilización morenista rumbo a la elección presidencial del 2024 y también en aquellos estados (6) que tendrán relevo gubernamental en dos meses. Seguro habrá una especie de competencia entre las y los gobernadores guindas para conocer quién llevó más gente a votar, dependiendo de cada padrón local. Rendir buenas cuentas al líder será su prioridad.


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Francamente, la oposición nunca supo cómo reaccionar; no sabían al inicio si llamar a votar en contra o mejor abstenerse. Al final del día se dieron cuenta que los números no le favorecerían para derrotar al Presidente López Obrador y decidieron abstenerse más por resignación que por estrategia.

El análisis posterior al domingo estará concentrado en el porcentaje de votación; habrá que tener cuidado con las lecturas erróneas de un lado y de otro. Una cosa serán los discursos públicos y otra la revisión crítica al interior de cada bando.

Hay algo que no debemos dejar de mencionar y es el gasto excesivo en propaganda, que se notó por todo el país en favor de la ratificación del Presidente. Al más viejo y burdo estilo priista saturó Morena de espectaculares, seguramente por instrucciones de “ya sabes quién”. Un error, cuando lo importante no es la promoción como tal, sino la operación en tierra. Al final de día el resultado está asegurado.

De esta manera llegamos al esperado momento con un ejercicio democrático muy interesante, aunque falto de interés real ciudadano. La participación será motivo de debate. Ojalá y la revocación de mandato haya llegado para quedarse y que genuinamente se convierta en un instrumento de rendición de cuentas; entre menos gubernamental y político parezca, mayor será la posibilidad de que la población acuda a las urnas.

 

Alejandro Caso Niebla es asesor en temas de comunicación y políticas públicas.

Correo: casonieblaalex@hotmail.com 

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Alejandro Caso
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