Empresarios calificaron este mes como una cuesta de enero “atípica”, ya que el desborde que casos activos del nuevo coronavirus jugó en contra del ritmo de crecimiento que reportó la industria durante el cierre del año
Luego de que el 2021 representó un año de recuperación económica, la cuesta de enero 2022 está convirtiéndose en una temporada baja atípica para comerciantes dedicados a la venta de alimentos en Baja California Sur, ya que la ola de contagios de Covi-19 agrava la situación para este sector productivo.
La presidenta de la Cámara Nacional de la Industria Restaurantera y Alimentos Condimentados (Canirac), Lorena Hinojosa Olivas, dio testimonio de la caída de hasta un 30 por ciento en las ventas en las primeras semanas de enero después de un cierre de año que dejó un importante flujo de recursos en los establecimientos.
“2021 estuvo bien, tuvimos trabajo y pudimos solventar nuestros compromisos con nuestros colaboradores. Algunos que veníamos arrastrando deudas bancarias pudimos solventarlos, pero ya nos encontramos con la triste realidad de la cuesta de enero”, dijo.
Son pocos los negocios que pueden decir que mantienen el mismo nivel de trabajo de diciembre y aunque saben que la cuesta de enero históricamente ha representado un mes de pocas ventas, ahora se suma la ola de contagios que se encuentra en el pico más alto que se haya registrado en Baja California Sur desde el inicio de la pandemia, con más de siete mil 400 casos activos.
“La gente se queda sin liquidez, ya pasaron la bonanza de los aguinaldos, y se junta con esto de los masivos contagios de Covid. Las situaciones se vuelven mucho más frágiles económicamente, pero aquí estamos tratando de salir adelante”, agregó.
Por fortuna para la industria, recalca la líder empresarial, durante 2021 no se reportó el cierre de restaurantes. Recordó que en 2020 quebraron más de 250 establecimientos que representaron una pérdida de más de 10 mil empleos.
Ahora las y los empresarios deben ser meticulosos para evitar brotes de Covid-19, ya que no pueden darse el lujo de cerrar sus puertas temporalmente.
Para ello, menciona la presidenta de Canirac, cuentan con protocolos para aislar y retirar a trabajadores quienes puedan presentar síntomas, aún y cuando no tengan diagnóstico que indique que son positivos a SARS-CoV-2.
“Esto no significa que se vaya a satanizar a nadie, es algo que se está haciendo normal. Como empresarios, cuidamos todos los protocolos estrictamente dentro del área laboral”, aclaró.
Otro enemigo se avecina y es que la inflación es otro obstáculo que afecta a las ventas de las y los restauranteros. Los precios de los insumos se elevan, por lo que el costo de los platillos también lo hace. En estas circunstancias, recuerdan los empresarios, la clientela opta por otras opciones mientras se recupera económicamente.
