La Organización Mundial de la Salud (OMS) denominó este viernes 26 de noviembre, como Omicron -haciendo referencia al alfabeto griego-, a la nueva variante del coronavirus SARS-CoV-2 (que causa la enfermedad COVID-19), localizada de forma original en Botsuana y Sudáfrica.
Según el organismo de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), la nueva versión del coronavirus es peligrosa por sus múltiples mutaciones, aunque indicó que aún faltan investigaciones para conocerla a fondo. También indicó que la cepa, anteriormente denominada B.1.1.529, es una “variante preocupante”.
A través de un comunicado, el organismo internacional sanitario dijo que la evidencia preliminar sugiere que la última variante del SARS-CoV-2 conlleva un “mayor riesgo de reinfección que otras variantes preocupantes [VOC, por sus siglas en inglés]” de dicho coronavirus.
La cepa Ómicron se detectó por primera vez el pasado 9 de noviembre, en Botsuana, donde ya se han secuenciado cuatro casos. Hasta ayer jueves 25 de noviembre, se habían registrado en 77 muestras en Sudáfrica, otras dos en Hong Kong y una más en Israel, donde la nueva variante fue detectada en viajeros sudafricanos y malauis, respectivamente.
Tras la aparición de la nueva variante -potencialmente resistente a algunas vacuna- en el sur de África, varios países, entre ellos Israel, Alemania, República Checa, Reino Unido y España anunciaron que prohibieron a sus ciudadanos viajar al sur del continente, así como la entrada de extranjeros procedentes de dicha región.
Al respecto, las autoridades de Reino Unido decidieron tomar precauciones y los viajeros procedentes de Sudáfrica, Namibia, Zimbabue, Botsuana, Lesoto y Esuatini, que están ya en el país deberán hacer cuarentena. Por su parte, Francia suspendió los vuelos desde estos destinos, además de Suazilandia, con efecto inmediato y durante al menos 48 horas. Mientras que Alemania, Japón, Italia y Singapur también impusieron restricciones similares.