A sus 91 años el cineasta estadounidense replantea la idea de hombría en su reciente película, la cual cuenta con la participación de la mexicana Natalia Traven
La habilidad y años de trayectoria en el séptimo arte han llevado a Clint Eastwood a denotar su visión a la hora llevar una idea a la pantalla grande, esta vez el director de 91 años hace un trabajo armonioso en su reciente película “Cry Macho”, basada en novela de N. Richard Nash y coescrita en el guion junto a Nick Schenk. Un paseo hacia finales de los 70 en Texas, Estados Unidos donde se ve a un Eastwood como una ex estrella de rodeo y criador de caballos.
A pesar que la cinta no trata de ocultar el gran recorrido de Eastwood como actor, las críticas de la prensa norteamericana señalan la ineficaz narrativa de la historia. “Lo que tienen en común algunas de sus mejores películas, e incluso algunas de sus películas más normalistas, es una solidez anticuada que nos desliza del primer al segundo y al tercer acto con una rígida profesionalidad”, marca parte de la crítica del The Guardian, mientras que The Hollywood Reporter indica que la película es una “entrada menor en los prolíficos años crepusculares de la filmografía de Eastwood”.
Dwight Yoakam, Fernanda Urrejola, Eduardo Minett, y la actriz mexicana Natalia Traven, profesora de la UNAM y coestelar de la cinta dirigida por Eastwood, Brytnee Ratleedge, Eliza Muñoz, Horacio García Rojas, Amber Lynn Ashley, entre otras luminarias son las que forman parte y hacen de “Cry Macho” una historia que reestablece la hombría.
En esta cinta se ve a Miko (Clint Eastwood), una ex estrella de rodeo estadounidense que padece alcoholismo, devolviendo un favor para cumplir su palabra, debe encontrar en México al problemático hijo de su antiguo jefe (Eduardo Minett) y regresarlo a Texas. En su viaje conoce la cultura mexicana, explica al joven la interpretación errática de los valores que dio su época, reelaborando su cosmovisión y cuestionando su propia crianza.