Matilde Montoya es la primera mujer médico en México de acuerdo al escritor Carlos Pascual que retomó la historia que data de la época del Porfiriato para darle foco a un personaje poco explorado en la actualidad. Matilde enfrentó a un sistema patriarcal que le impidió: estudiar la universidad y ser reconocida por sus colegas médicos. Fue activista en los temas: del abordo, educación para mujeres y libertades económicas; una pionera del movimiento feminista en México.
“Se enfrentó a una sociedad patriarcal, una sociedad creada por lo hombres y sustentado por hombres y mujeres. Quienes apedreaban, le escupían e insultaban eran las mujeres. No se enfrentó al machismo, fue al sistema patriarcal”, comentó Carlos Pascual sobre la doctora Montoya.
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Los primeros 30 años de Matilde fueron los más intensos, desde sus intentos de Montoya por estudiar para educadora, enfermera y médico en Puebla hasta su titulación como médico en 1887.
“Hay una frase en un periódico de la época en Puebla que a mí me dio la clave de lo que podía desarrollar. Es una frase terrible y lapidaria que dice “cuan perversa no será esta mujer Matilde Montoya que es capaz de querer estudiar medicina con tal de ver hombres desnudos”, es una fotografía esa frase, es una fotografía de la época, es una fotografía de Matilde”, recordó Carlos Pascual.
El escritor Pascual comentó a ZETA que durante su investigación de siete años se encontró a personajes fuertes cercanos a Matilde en los que se podría profundizar: su madre Soledad Lafragua, que fue un sólido soporte para su carrera y la periodista guerrerense: Laureana Wright que registró los primeros movimientos sociales de Matilde en los que intervino el presidente Porfirio Díaz apoyando su ingreso a la Escuela Nacional de Medicina.
“La historia en México nos la enseñan desde los próceres o los caudillos, una historia muy basada en la política y de repente conocer esta historia lúcida en México es bastante fascinante”, comentó Carlos.
Para la investigación de la biografía de Matilde, Pascual utilizó las gacetas médicas de la época, las gacetas de la academia nacional de medicina, los recetarios de la universidad y hasta los decretos presidenciales de Porfirio Diaz, documentos desde finales del siglo XIX y del Porfiriato.
Nunca fue admitida en la Academia mexicana de medicina a pesar de que hizo esfuerzos adicionales para aprender y practicar medicina. “Ellos cuidaban del pudor de Montoya y no querían estar con ella en la disección de cadáveres y cuidaban el honor. El doctor Francisco Montes de Oca, le ofrecía, le llevaba cadáveres y le abría el anfiteatro en la madrugada para que los diseccionara”, comentó Pascual que insistió en que Montoya debería tener los reconocimientos sociales y profesionales que la hagan presente en la historia de México pues en su época nunca trabajó en un hospital gubernamental, aunque Matilde siempre tuvo un espíritu de servicio público.
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