Sin importar que las playas de Tijuana se encuentren con cinta de precaución para impedir el paso de la gente, los visitantes las rompen o burlan, con tal de pasar, al menos a tomarse la “selfie” con el mar de fondo.
Agentes municipales que se encontraban en el área, comentaron a ZETA que son sólo cinco unidades, incluyendo a su supervisor, las que se dedican a vigilar que la gente no entre al mar, pero incluso mientras hablábamos con ellos, las personas intentaban cruzar las líneas para tomarse fotos.
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“En lo que dispersamos a la gente aquí, ya se cruzaron otros allá por los arcos, y si no, otros allá por donde están los salvavidas, entonces tenemos que recorrer a cada rato. Ahorita venimos de los arcos, porque la gente ya estaba arriba del templete, y los tuvimos que quitar. La gente se enoja, pero es que no entienden”, dijo uno de los oficiales.
Una de las bancas que está frente a un puesto de cocos, a un costado del letrero de “Tijuana”, tenía las cintas, pero aun así la gente estaba sentada sin tomar distancia, cuando llegó la patrulla y les pidió que despejaran el área, una mujer reaccionó con la frase “¡Ya valió!”.
“Si se fijan, las cintas tienen muchos nudos, porque la gente las rompe y nosotros tenemos que volver a ponerlas, y estar vigilando que no las traspasen”, en ese momento, el oficial interrumpe la charla, para ir a sacar a una pareja que había logrado colarse.
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La avenida del Pacífico, en Playas de Tijuana, estaba llena, tanto de puestos ambulantes, comercio fijo y, sobretodo, visitantes locales, que disfrutaban de la vendimia de comida y bebida; mientras que otros hacían filas largas y de más de media hora, para poder pasar a algún restaurante con vista al mar.
Algunos locales en el área del malecón ya abrieron, sobre todo cafés y pizzerías, por lo que la gente aprovecha su vista para estar un poco más cerca del mar. En esa zona, es un agente motorizado el que la recorre, para cerciorase que no traspasen el área prohibida, pero no siempre con éxito.
El parque México también presentó una gran afluencia de familias que acudieron a pasar la tarde al aire libre. Como si la pandemia no existiera, niños jugando en el área infantil, familias completas sin cubrebocas; y grupos de jóvenes conviviendo sin prestar mínima atención a la sana distancia.
En Rosarito la situación fue un poco diferente, pues los turistas llegaron desde el fin de semana. En un recorrido realizado por ZETA, se observó que desde el sábado hubo una gran afluencia de turismo extranjero, especialmente estadounidense.
Y en la noche, la fiesta no se hizo esperar, los puestos de comida tenían filas largas, y las banquetas del bulevar Benito Juárez estaban llenas de personas buscando diversión.
Los bares y restaurantes estaban abiertos, pero el acceso a la playa cerrado. Durante la mañana del domingo, las calles principales de Rosarito lucían vacías, contrario a la noche del sábado, con la mayoría de visitantes locales en restaurantes.
En Tijuana los tianguis, De Todos, Fundadores y Siglo XXI, abrieron desde el viernes 31 de julio, y este domingo se pudo observar gran afluencia de visitantes en los dos últimos, mientras que el De Todos, sólo había pocos puestos abiertos y pocos clientes.
Al entrar, hay una persona encargada de verificar la temperatura, gel antibacterial y un tapete desinfectante, mientras que la salida se encuentra a 10 metros de distancia, para evitar las aglomeraciones.
Asimismo, las iglesias, a pesar que hoy domingo 2 de agosto se les permitió abrir con el 25 por ciento de capacidad. continúan cerradas.
En recorrido de este Semanario, las iglesias Santa María Estrella del Mar en Playas de Tijuana; la Catedral Nuestra Señora de Guadalupe; Santa Teresa, en la colonia Gabilondo; e Inmaculado Corazón de María, en el Mariano Matamoros, siguen sin abrir sus puertas a sus feligreses.
“No, la catedral no ha abierto todavía, aquí seguimos esperando”, dijo a ZETA una vendedora de artículos religiosos, frente a la catedral en Zona Centro.
