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martes, febrero 20, 2024
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El Padre Kino,1645-2020 – Precursor de la Baja California

En estos días será impreso con casi 900 páginas, el libro de Kino en California, de Carlos Lazcano Sahagún (su obra número 45).

Este domingo 9 de agosto, el arzobispo de Trento compartirá la alegría del reconocimiento del misionero Eusebio Francisco Kino, como Venerable. El 10 de agosto Kino cumple 375 años de natalicio.


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Charles W. Polzer, jesuita de San Diego, California, como otros eminentes historiadores, anduvo tras las huellas del Padre a Caballo: el Apóstol de los Pimas, como le llama Herbert Bolton, historiador (metodista, no católico); y en especial el jesuita Ernest J. Burrus, a quien debemos tantas investigaciones de principios del siglo XX, en especial la Cartografía del Padre Kino.

Misión de Loreto, fundada en 1697 por el jesuita Salvatierra


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Aunque en Tijuana hay uno de los monumentos más grandes del jesuita Eusebio Kino en el mundo, pareciera que Carlos Lazcano fulminará con su investigación los dichos de muchos políticos que se han aventado sus domingueras sobre el misionero trentino, como aquella de “que yo sepa, Kino nunca estuvo en California (península)”; una barbaridad salvaje (políticos, al fin); ni el mínimo afán por refutarles sus deslices. Son políticos, qué se le va a hacer. Paciencia.

Entre los pendientes del Instituto de Cultura de Sonora, reeditar la autobiografía del Padre Kino Favores Celestiales sería un gran acierto. Uno va a la Casa de la Cultura de Hermosillo o a la sociedad sonorense y ya no hay esta obra básica del jesuita. Circula por ahí la reimpresión de la Vida del Padre Francisco Xavier Saeta, redactada por Kino en 1696. De las obras de Kino que no se han editado, La Observación del Cometa de 1680. La Ibero Santa Fe imprimió las Cartas a la Procura de Misiones, documentos originales firmados por Kino y recuperadas de los basureros de la Ciudad de México, gracias al interés del jesuita de Tegucigalpa, Carlos Ignacio Pérez Alonso.

En el marco de la inminente beatificación del Padre Kino, sería un éxito editorial y un acto de justicia cultural editar las obras completas del fundador del Estado de Arizona. Esto podría incluir, Favores Celestiales, Sangre Misionera en Sonora (Vida del P. Saeta), la Observación del Cometa de 1680, y las Cartas a la Procura de Misiones.

Carlos Lazcano describe en su obra -tras largos años de exploración, lectura, charlas, investigaciones hemerográficas, en bibliotecas, observaciones- cómo recorrer desde Ensenada a Cabo San Lucas, el Camino Real Misionero.

En Favores Celestiales uno descubre cómo Kino convence a Juan María Salvatierra, jesuita visitador de misiones, a retomar el auxilio a los queridos californios de la Península. La primera misión californiana -como sostiene Lazcano- es el presidio misión de San Bruno, dirigida no por los soldados, sino por los misioneros; toda vez que habían logrado de la Corona Española, hacerse cargo de los gastos a través del memorable Fondo Pío de las Californias, que don Porfirio Díaz hubo de liquidar con intereses a la Iglesia Católica de California. No quería, pero la Corte Internacional de La Haya le aplicó todo el peso de la Ley, toda vez que el inefable Santa Anna había dispuesto fraudulentamente de aquel fondo piadoso para fundar y sostener la obra de los jesuitas califórnicos. Tras su expulsión de todos los reinos de España (vea usted la película “La Misión, Paraguay”), Santa Anna le pegó prácticamente a “Roberto” con los bienes que donaban para las misiones jesuíticas.

El 6 de octubre de 1683, el Capitán Atondo y Antillón, en compañía de soldados y misioneros como Kino, fundaron San Bruno cerca de Loreto, hoy abandonado (retén militar), y que la gente llama San Brunito, donde estuvo la primera misión de California (Península). Los trabajos se suspendieron en 1685, y fueron retomados el 25 de octubre de 1697, con la fundación de la Misión de Nuestra Señora de Loreto por el entrañable jesuita milanés Juan María Salvatierra, quien había estado años con los tarahumaras de Chihuahua.

Kino el California ya está prácticamente por publicarse. Y como decía el buen padre Polzer, esto es una serendipia: todo se ha conjugado. Diríamos que Dios ha dispuesto todo providencialmente para la causa de beatificación del Padre Kino, por cierto iniciada en los 1950’s por el primer inolvidable arzobispo de Sonora, Juan Navarrete y Guerrero, también en proceso de beatificación.

 

Germán Orozco Mora reside en Mexicali. 

Correo: saeta87@gmail.com

Autor(a)

Redacción Zeta
Redacción Zeta
Redacción de www.zetatijuana.com
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