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viernes, febrero 16, 2024
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BC pierde 448 comercios por pandemia

Empresas de entre cinco y 50 trabajadores registradas en el IMSS son el sector más afectado. Negocios cierran al no poder pagar rentas en dólares, servicios y nómina debido a la reducción de sus ingresos por falta de ventas

Durante la crisis derivada del novel coronavirus, en Baja California se han perdido 448 patrones registrados ante el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), poco más de la mitad de los que se inscribieron en 2019.


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Datos del Seguro Social revelan que, si bien 2019 fue el año con el menor crecimiento de patrones en un lustro, al cierre de diciembre había 38 mil 776, 88 más que los reportados en julio pasado.

El inicio de 2020 tenía perspectivas positivas, puesto que a lo largo del primer trimestre hubo un incremento de 360 patrones, al pasar de 38 mil 704 a 39 mil 064. Sin embargo, de marzo (mes con el mayor número de patrones) a julio se perdieron 448 patrones.

Los sectores más afectados fueron el de servicios para empresas, con una disminución de 339 patrones; y el de comercio, con -93. En tercer lugar, el sector de los servicios sociales y comunales perdió 63 patrones, y la industria de la transformación 25.


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En el lapso referido, todos los municipios bajacalifornianos tuvieron una disminución de patrones, siendo Ensenada el de mayor contracción, con -174; Mexicali perdió 145, Tijuana 116, Tecate 12 y Playas de Rosarito uno.

Al cierre de julio, Tijuana contabilizaba 18 mil 574 patrones registrados en el IMSS; Mexicali, 11 mil 267; Ensenada, 6 mil 343; Tecate, mil 424; y Playas de Rosarito, mil 008.

En cuanto a los patrones que se dieron de baja al Seguro Social por su número de empleados, datos del Instituto indican que la mayor disminución de patrones se dio en aquellos que tienen entre 5 y 50 trabajadores, ya que en ese rubro se perdieron 321 patrones.

Seguido del segmento de entre 2 y 5 trabajadores, en el que se perdieron 108 patrones. Además, dejaron de estar inscritos en el Seguro Social 95 patrones, con 51 a 250 trabajadores; tres de entre 501 y mil empleados; y tres, con más de mil trabajadores.

En contraste, los patrones con un solo empleado crecieron de marzo-julio, al pasar de 10 mil 871 a 10 mil 953, señalan los datos del IMSS, los cuales proporcionan un panorama únicamente respecto a lo que está pasando en el sector formal.

Como se recordará el Censo Económico 2019 del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), reveló que 41.7% de los establecimientos en Baja California son negocios informales.

Fuente: IMSS

CANACOPE REPORTA CIERRE DE 200 NEGOCIOS

La presidenta de la Cámara Nacional de Comercio en Pequeño (Canacope) de Tijuana, Gina Ivette Villalobos González, señaló que 200 negocios afiliados ya cerraron definitivamente a causa de la pandemia del virus SARS CoV-2 (que causa la enfermedad COVID-19) al 31 de julio.

En entrevista con ZETA, comentó que no hay una zona afectada en específico, dado que el cierre de negocios se ha dado en diferentes partes de esta ciudad fronteriza. “Tenemos personas que cerraron desde la Zona Río, Otay, Matamoros, en la colonia Alemán, por lo que no está localizado en una sola área”, argumentó.

Los giros de bazar, mueblerías y tiendas de segunda han sido los más afectados, dado que hacían sus compras en Estados Unidos y la restricción fronteriza solo permite cruces esenciales. También se han visto afectadas negativamente las tiendas de ropa, boutiques, zapaterías, jugueterías y de videojuegos.

Otros negocios no establecidos como tal, pero que estaban operando, son los que prestaban servicios para fiestas. “Estos se encuentran muy afectados, porque tenían muchos eventos con las graduaciones escolares, pero tuvieron que devolver el dinero que les habían dado como anticipo”, informó la entrevistada.

De los 200 negocios que cerraron definitivamente, la mayoría son empresas familiares y muchos se encuentran en la informalidad, apuntó Villalobos González, quien estimó que, por el cierre definitivo de los comercios, alrededor de 800 personas habrían perdido su empleo.

En el contexto de la pandemia, los factores que presionaron para que los negocios cerraran se encuentra el pago de la renta, de los servicios -agua y electricidad-, así como el pago de impuestos. “Lo que más les pegó a los que sí tenían empleados formales, fue estar cubriendo los salarios al cien por ciento”, abundó.

Aunque algunos pequeños negocios pudieron acceder al Plan Económico Estatal, Villalobos González consideró que este fue “insuficiente”.

“Entendamos que es de tal magnitud la necesidad, que es imposible que haya sido efectivo para todos, o que constituya un gran alivio para la problemática de recursos que tienen los pequeños comercios”, dijo.

Además, eran recursos que ya estaban planeados, lo único que se cambió fue la metodología de elegibilidad, que antes eran para proyectos de desarrollo, ampliación y capital de trabajo, y con la pandemia se reenfocaron al pago de rentas y otras necesidades derivadas de esta situación; sin embargo, “quedaron cortos”.

Se pronunció a favor de que un “gran porcentaje” de lo recaudado por la Comisión Estatal de Servicios Públicos de Tijuana (CESPT), vía Fisamex, se destine a rescatar la economía y los negocios, pues aún están en riesgo 600 de los 2 mil 300 afiliados con los que actualmente cuenta la Canacope.

 

CIERRAN LUGARES EMBLEMÁTICOS EN EL CENTRO

Con más de 40 años de servicio, el restaurante bar La Placita, ubicado sobre Avenida Revolución en la Zona Centro de Tijuana, cerró sus puertas a finales de mayo, dejando sin empleo a cerca de veinte personas que se desempeñaban como lavatrastes, ayudantes de cocina, preparadores, meseras, administrador y velador.

Uno de los afectados contó a ZETA que el lugar se sostenía con la clientela “de los paisanos que vienen del otro lado, los grupos de chinos y de japoneses”, pero al disminuir los visitantes por la pandemia, las ventas cayeron abruptamente.

A la reducción de ingresos, se sumó el pago de renta por 3 mil 500 dólares al mes, así como los arreglos que había que hacerle al local, por lo que el dueño se vio obligado a cerrar definitivamente.

Otro de los ex trabajadores compartió que no se contó con ningún apoyo por parte de quienes les rentaba el lugar, como tampoco se tuvo acceso a ningún recurso por parte de la Secretaría de Economía Sustentable y Turismo, pese a que se buscó obtener entre 60 mil y 100 mil pesos, dinero con el que se “pudo haber soportado un poco más”.

“Es muy triste ver que no nada más La Placita, que hay otros negocios, no nada más restaurantes, que están cerrando”, agregó el entrevistado, quien consideró necesario que las autoridades implementen un programa para apoyar a los desempleados.

A una calle de ahí, sobre la Constitución, la tienda Jaime 70´s, de ropa fina para caballeros, que en junio cumplió 50 años, también cerró sus puertas. Elena Miller, quien junto con su esposo era propietaria de la tienda, recordó que desde antes del COVID-19 el negocio ya venía “un poco difícil” porque las “rentas están por los cielos”, debido a que son en dólares y con la depreciación del peso frente al dólar, “eran unos incrementos tremendos”.

Aun cuando su esposo y ella ya habían pensado en cerrar, “COVID vino a rematar y a adelantar la decisión y por eso cerramos”.  El 18 de marzo la tienda cerró por indicaciones de las autoridades, y el 30 de junio “dejamos el local sin poder reabrir, porque ya no estaba permitido”.

“Ya son 50 años que hemos dado servicio aquí en Tijuana; Tijuana ha sido muy noble con nosotros, entonces dijimos se cierra un ciclo”, agregó.

Julián Palombo Saucedo, presidente de los comerciantes turísticos de Tijuana, señaló que además del cierre de negocios, una docena de propietarios han decidido traspasar sus negocios a otro compañero o vecino, al no tener capacidad económica para seguir operándolo.

Muchas veces las tiendas de curios que están abiertas se van “sin pintarse la cruz, sin hacer una venta. Otros días, las ventas que tienen son mínimas, pero ellos le están apostando a que se recupere el mercado”.

Fueron pocos los negocios que pudieron acceder a los créditos de “apoyo” que dio el gobierno, porque muchos no cuentan con un estado financiero, ni una contabilidad precisa para poder justificar sus ingresos. “Eso es algo en lo que debemos trabajar para que cada negocio tenga estadísticas en cuanto a sus ganancias y pérdidas, porque para conseguir financiamiento tenemos que demostrar cómo está operando el negocio y cuáles son las proyecciones a futuro”.

Esta crisis está siendo más fuerte que la vivida tras los ataques terroristas en Estados Unidos en septiembre de 2001, “donde vimos locales cerrados por casi diez años. En los últimos cuatro años ya mirábamos que se estaba recuperando el sector turístico, mirábamos más gente y más inversionistas comprando propiedades, y de alguna manera esto generaba confianza para un repunte fuerte, pero nadie contaba con la pandemia”.

En ese sentido, Palombo consideró que esta crisis “va a ser más fuerte mientras no haya una vacuna o una cura para la enfermedad respiratoria”.

En otro punto de la ciudad, en el swap meet Mercado de Todos varios negocios dejaron los locales por las afectaciones del coronavirus, según dijo una locataria.

 

SACRIFICAN MATRIZ PARA SOBREVIVIR

Francisco Hernández Barrios, director administrativo de la librería cristiana Puerta de la Fe, indicó que a raíz de la pandemia y el cierre de negocios no esenciales, la empresa decidió dejar el local donde se encontraba su matriz -sobre el Bulevar Agua Caliente-. Contaba con librería, bodega, oficina, un salón para oficinas e imprenta.

“Al ser un lugar grande nos estaba generando mucho gasto que no estábamos pudiendo pagar y a la larga lo único que nos generaría sería una deuda, entonces tomamos la decisión de cerrarla y quedarnos con las otras dos sucursales”, una en “5 y 10” y la otra en el Bulevar Cucapah.

“El último mes previo al cierre, estuvimos en pláticas para poder tomar la mitad del local en la colonia Cacho, pero aun así, estaba ya fuera de nuestras posibilidades, sobre todo por la incertidumbre de no saber qué iba a pasar”, por lo que el último día de operaciones fue el 6 de junio.

“Indudablemente fue algo muy difícil. Si bien nosotros cerramos y nuestro personal se fue a su casa, un servidor estuvo haciendo entregas a domicilio, pero realmente ayudó muy poco ese ingreso, porque la gente al no estar trabajando y estar en casa, el poco ingreso que estaba teniendo lo estaba cuidando para los alimentos, la renta y los servicios”.

La empresa no despidió a sus empleados, con quienes se acordó pagar el 50% de su salario, toda vez que al irse a su casa no podían trabajar a distancia. “Al final tuvimos una disminución de la mitad de nuestros empleados, porque encontraron una mejor opción laboral en estos momentos, aun cuando desde hace dos meses ya estaban recibiendo el 100% de su salario con nosotros”, afirmó el librero.

Para soportar la baja de ingresos, la empresa tuvo que implantar estrategias en redes sociales y en internet, las cuales “han ayudado muchísimo, porque si bien no tenemos las ventas que teníamos de tres tiendas, sí podemos decir que nuestras ventas son mayores a lo que se reportaba antes de la pandemia en dos sucursales. En Tijuana la gente apoya mucho el comercio local, entonces eso también ha sido un gran aliciente”.

Autor(a)

Julieta Aragón
Julieta Aragón
Licenciada en Comunicación Social por la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM) Xochimilco. Cursé la maestría de Periodismo Político en la Escuela de Periodismo Carlos Septién García y sigo en proceso de tesis. Soy reportera de ZETA desde 2017.
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