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viernes, febrero 16, 2024
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Regresivo, agresivo y represivo

¿La violencia de fuerzas represivas (mentiras que policías, guardia nacional o ejércitos) contra las etnias, minorías o trabajadores, tienen un final feliz?

La relección del gorila norteamericano queda en la incertidumbre, por aceptar de facto excesos de fuerza de policías que equivalen a grupos “mátelos en caliente” y vigencia del Ku Klux Klan. La frase “no puedo respirar”, fue la última que exhaló George Floyd, y le dio la vuelta al mundo.


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¿Qué pasará en términos sanitarios del virus, cuando todos los que deben estar en casa, en medio de la ira y rebeldía, omite resguardo y hay manifestaciones multitudinarias de 140 ciudades?

¿Podrán guardar la ley y el orden, el respeto a las propiedades, la expresión civilizada, con un discurso presidencial, provocador y ofensivo, llamándoles terroristas internos a los ciudadanos blancos, mestizos, asiáticos, negros indignados y furiosos?

Una de las acciones políticas inmediatas del sistema de justicia, debió ser no encubrir legalmente a los cuatro policías criminales de Minneapolis. Si hubiera tantita empatía y sentido de justicia hacia la comunidad afroamericana, de estabilidad y gobernabilidad, se investigarían los hechos, responsabilidades, pruebas y se metería en un juicio frío, donde se haga justicia a los responsables por acción u omisión.


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La peor mano de la justicia, para el victimario, la más brutal, es la propia. En un caso reciente de una madre que encontró a su esposo abusando de su hija de siete años, la reacción instintiva y primaria fue prender fuego al malnacido transgresor. Muchos podemos aplaudirle -con relativa justificación- aquel tremendo valor a esa mujer, pero habrá algunos que digan que la justicia es tan lenta, burocrática y corrupta, que orilla a tomar justicia por sí misma especialmente en flagrancia. Otros lo reprobarán, pero los hechos están consumados y son resultados de un contexto cultural y social.

Las reacciones inmediatas de los grupos pro derechos civiles, ha sido de solidaridad a Floyd, de repudio y furia de las multitudes enardecidas. Personalidades del deporte, como Jordan y otros famosos, han condenado el “derecho” de los cuerpos policiacos de acribillar o asfixiar a los detenidos sin pruebas de su culpabilidad. Nunca se supo si el intento de pagar con el billete falso, era de mala fe. Su problema es que trataban a un negro anónimo y pobre.

Los policías actúan con salvajismo siempre que se trate de indefensos. El más reciente, de magnitud y consecuencias, fueron los disturbios de Los Ángeles de 1992: también conocidos como la revuelta de Rodney King, se iniciaron el 29 de abril de ese año, y concluyeron el 4 de mayo (hará 28 años), cuando un jurado -compuesto casi completamente por blancos- absolvió a los cuatro agentes de policía que aparecieron en unas grabaciones (proyectado por la TV), mientras propinaban una paliza al taxista negro Rodney King, que huía de la policía.

Miles de personas en Los Ángeles, California, principalmente jóvenes afroamericanos y latinos, se unieron en un disturbio racial y étnico, llevando a cabo multitud de vandalismo y saqueos, incluyendo pillajes, incendios provocados, 58 asesinatos y más de 2,000 heridos durante los disturbios.

Hoy, a una semana, los silencios de Obama y su esposa… la declaración del débil anciano Biden… de los más tibio y vergonzoso. ¿Y el enérgico Berni Sanders?

El secretario de Defensa, Mark Esper, se desmarcó de Trump al rechazar el despliegue del Ejército sin el visto bueno de los Estados, para contener la espiral violenta desatada por la ola de protestas contra el racismo. No apoya la aplicación de la Ley de Insurrección; estas medidas solo deberían utilizarse en las situaciones extremas.

Trump advirtió el lunes que recurriría al ejército para frenar el vandalismo si los gobernadores de los Estados, competentes en esta materia, no logran con sus propias fuerzas policiales y con el despliegue de la Guardia Nacional. Y es que el permitir el modelo de abusos criminales, lo pagará la élite política. Despertó el gigante dormido y el ejército no detendrá la injusticia, el racismo generado por siglos de esclavitud en EUA.

El 21 de marzo sucedió lo mismo en Tijuana. Un policía municipal fue exhibido, mientras pisaba el cuello de un detenido hasta quitarle la vida. Y nada más causó coraje, impotencia… pero nunca una protesta social de magnitud testimonial.

 

M.C. Héctor Ramón González Cuéllar es académico del Instituto Tecnológico de Tijuana. Correo electrónico: profe.hector.itt@gmail.com

Autor(a)

Redacción Zeta
Redacción Zeta
Redacción de www.zetatijuana.com
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