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viernes, febrero 16, 2024
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Carta al Presidente Municipal y al Secretario de Seguridad y Protección Ciudadana de Tijuana

Lic. Arturo González Cruz

Presidente Municipal de Tijuana


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Capitán Jorge Alberto Ayón Monsalve

Secretario de Seguridad y Protección Ciudadana


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El que suscribe, psicólogo Jorge García Silva, en mi carácter de miembro activo adscrito a la Secretaria de Seguridad y Protección Ciudadana de esta ciudad de Tijuana, Baja California, me dirijo a ustedes para exponer lo siguiente:

Por más de 23 años he pertenecido a las filas de la Policía Municipal activa de Tijuana, antes estuve comisionado en la Policía Comercial por casi cuatro años. Durante todo este tiempo he conservado un expediente limpio en todos los aspectos. A la fecha cuento entre otras capacitaciones, con una licenciatura en psicología (cedula profesional 10501295), conocimiento de primeros auxilios, diplomado en Alta Dirección y diplomado en Proximidad Social. En coordinación con el oficial –también psicólogo y Lic. en Seguridad Publica– Orlando Hernández Galindo, hemos desarrollado proyectos en los temas de seguridad pública y apoyo psicológico para policías y sus familias.

En este escrito deseo expresar de manera muy respetuosa mi preocupación, ya que, actualmente la imagen de la policía municipal de Tijuana como institución y de los oficiales de la misma como personas, se encuentra en un momento muy crítico de desaprobación, falta de credibilidad y respeto ante la ciudadanía, e incluso es percibida de la misma manera por bastantes oficiales de la corporación entre los que por supuesto, me cuento. No omito hacer de su conocimiento que no es la primera vez que envío a un funcionario de primer nivel una misiva refiriendo este tema y ofreciendo apoyo. Se ha hecho llegar a presidentes municipales, regidores, secretarios y directores de seguridad pública. Desafortunadamente no se ha obtenido la respuesta deseada. Tal vez otros temas sean de mayor prioridad.

No es mi pretensión criticar con el fin de crear desaprobación a sus personas ni para el gobierno en función, mi proceder nada tiene que ver con ideologías políticas, estoy actuando por cuenta propia. Contrariamente, mi intención es la de hacer notar que, a pesar de los esfuerzos realizados en esta y anteriores administraciones, aún no se ha logrado alcanzar una armonía en la seguridad de nuestra ciudad. Además, el propósito personal también va encaminado a aportar posibles soluciones o ideas que pudiesen ser útiles para el fin que se busca. Yo también soy ciudadano de Tijuana y me preocupa mi seguridad, la de mi familia y de mis pertenecías.

Sería una mentira decir que este problema es particular de la actual administración gubernamental. Este deterioro comenzó hace varios años y se ha ido agudizando con el tiempo. Sin embargo, sí puedo asegurar que desde la génesis del problema y hasta el momento, no se ha actuado de la manera más adecuada para corregir las fallas existentes. Y me atrevo a aseverar que esta situación se vive en todas las corporaciones de seguridad pública de México. El proporcionar y mejorar la seguridad pública en la ciudad y bienestar a los policías que la otorgan, no debe limitarse a promesas de campañas políticas, sino que debe de ser una constante de cada gobierno, sin importar colores ni ideologías. Lo que se demuestre que es funcional, se debe de seguir implementando sin distinguir quien lo inicio.

Es imperante que la operatividad en este tema sea modificada cuanto antes, ya que es más que evidente que la que se ha utilizado no está ofreciendo los resultados que se requieren. Existe una frase que se le atribuye a Albert Einstein que dice más o menos así: “si quieres resultados diferentes no hagas siempre lo mismo”. Y es ahí en donde percibo que se encuentra la falla: el no buscar alternativas a la falta de resultados positivos. Aun se siguen implementando acciones –o vicios– utilizadas desde hace 27 años que ingresé como policía comercial. Desde entonces la tecnología ha evolucionado, así como también las formas de pensar y de actuar de las personas, y deberíamos de ir a la par o un paso adelante, pero no rezagarnos.

· El mejor recurso con el que cuenta toda empresa es, el recurso humano.

La primera recomendación que yo debo sugerir y, por qué no, hasta exigir como policía y psicólogo, es que se visualice a cada oficial como PERSONA y no solo como un numero o estadística. Una persona que tiene necesidades físicas, emocionales, sociales y económicas. Una persona que pertenece a una familia. Una persona que además de trabajar como servidor público también es ciudadano, con las obligaciones y derechos que de ahí derivan, entre ellos el de poder disfrutar de un retiro digno para ocuparse de su familia y de sí mismo. Una persona que es un ser vivo y debe de cumplir sin excepción, el ciclo natural nacer-morir. Y que cuando esto último suceda, independientemente del motivo, su familia quede amparada en retribución al tiempo que él o ella estuvieron en servicio. Es lamentable darnos cuenta que esposas e hijos de oficiales caídos, están pasando penurias hasta para cobrar el seguro de vida y no existe un programa activado para evitarlo.

En fechas recientes se han recrudecido las muertes violentas de oficiales de policía. ¿Y qué decir de los casos en donde compañeros o alguien de su familia ha tomado la decisión de quitarse la vida? O han tenido ideación suicida. Estamos pasando por una pandemia que ha dejado muchas muertes, entre ellas, de varios policías. Muy seguramente han quedado secuelas emocionales adversas en el círculo familiar y social.

Para lidiar con estas dificultades y a la vez observar la NOM-035-STPS-2018, hemos desarrollado un proyecto integral dirigido a todo el personal de seguridad pública, encaminado al tratamiento adecuado de los posibles desequilibrios emocionales que pudieran afectar al titular y/o algún familiar por cuestión de su trabajo o de su vida personal. También incluye acciones que beneficiarían la salud general. De sobra conocemos que un alto porcentaje del personal padece una o varias enfermedades como diabetes, híper o hipotensión, padecimientos cardiacos, entre otras, y que, en más de un caso, se han desarrollado como consecuencia de nuestro trabajo. Están contemplados comedores exclusivos en donde se servirán alimentos que en realidad contribuyan a la nutrición y así disminuir los casos de sobrepeso.

No podíamos olvidarnos de la inclusión en actividades para compañeros incapacitados permanentemente. Que sepan y sientan que aún siguen siendo parte de esta comunidad. Este programa puede ser implementado en cualquier corporación del País.

· No se necesita personal que solamente cumpla un horario de trabajo.

Es imprescindible que los policías tengan arraigado un sentido de pertenencia a la institución, y esto se logra fácilmente si existe disponibilidad en ambos sentidos: empleador-empleado. En este caso se necesita de voluntad política para que los policías tengamos certeza laboral y seguridad social en todos los aspectos. De esta manera se logrará que el policía realice su labor no solamente de forma eficaz sino eficiente, trayendo como consecuencia un mayor desempeño individual y en equipo, que ciertamente, se reflejará entre otras cosas en mejor trato y apoyo a la ciudadanía. Además de la disminución en los actos de corrupción, ya que podrán poner en una balanza las posibles consecuencias de sus actos. Desafortunadamente no podemos negar que habido personal que se ha desviado de sus funciones, pero siempre hemos sido más los buenos que los malos. Sin embargo, cada quien lo mira desde su propia óptica o conveniencia.

Lo que conocemos actualmente como Carrera Policial es solamente una falacia que debe de ser reformada drástica e inmediatamente. Es obvio que la ideó y aprobó alguien que no es policía. La clave para remediar esta situación es la observancia y puesta en marcha de la seguridad social que contemplan -o deben- las leyes para los policías. Adecuándola en beneficio y no en perjuicio.

· Existe una gran necesidad de aumentar la cantidad de personal operativo.

La Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito recomienda que, por cada 100 mil habitantes se cuente con 300 policías. Esto significa que, por cada millón de ciudadanos, Tijuana debería de contar con 3 mil policías activos, y activos me refiero a personal en las calles, independientemente de los que realizan otras actividades. Haciendo cuentas, no hay congruencia. Las jornadas largas de trabajo no son la mejor solución, en cambio sí merman la salud, destrezas, capacidades físicas y psíquicas de quien constantemente las trabaja. Ante un evento inesperado, es más probable que la reacción de una persona descansada sea más acertada, que la de una cansada.

· Es imprescindible contar con mandos que tengan un perfil de líder y no de jefe.

Con objetivos reales de acuerdo al área de responsabilidad, en referencia a los distritos y las secciones. Es correcto y acertado seguir lineamientos generales de acción, pero también es cierto que cada área cuenta con necesidades diferentes, por lo que se deben de implementar acciones diferentes en cada una de ellas. Un mando debe de ser capaz de descubrir y aprovechar las fortalezas y oportunidades del personal a su cargo. Pero también estar pendiente de las debilidades y amenazas. Debe de comprender que su puesto no lo hace omnipotente, por lo que debe de evitar faltar al respeto y perjudicar sin razón. Más que tener gente a su mando, debe de tratar de formar un equipo. La comunicación asertiva es una herramienta muy útil. El buen ejemplo también. A favor, hemos realizado presentaciones con temas a fin, como: “las nuevas masculinidades”.

· No, es no.

Se tiene que ser firme en el actuar mientras la labor realizada sea apegada a la legalidad y respeto a los derechos humanos. La seguridad pública se debe de medir por resultados positivos y no por likes. Necesario es, tener presente y hacer conciencia que todo ciudadano, independientemente de la investidura o cargo tiene derechos, pero también obligaciones. Es alarmante el aumento de hechos de tránsito en donde no solo hay daños materiales sino pérdida de vidas humanas. La falta de prudencia influye bastante en estos casos.

Debe de existir una simbiosis entre ciudadanos y policías para lograr objetivos encaminados al bienestar común y no nos debemos de mirar como enemigos. Los policías solos no podemos cambiar la situación, es necesaria la participación de los ciudadanos. Todos en un mismo sentido. Urgentemente debemos implementar estrategias encaminadas al cambio de actitudes, pensamientos e ideologías negativas de gobernantes y gobernados, para lograrlo se deben de crear programas o ajustar los que ya se tienen para que sean más efectivos.

En mi opinión están mal implementadas las estadísticas utilizadas para medir los logros o fracasos en seguridad pública. Como lo mencioné antes, seguimos utilizando planes de trabajo obsoletos e ineficaces. Es uno de los motivos por el cual se deben de cambiar algunas ideologías y estrategias. Las personas que fungen como asesores de seguridad pública deben de actualizar su pensamiento en el aquí y en el ahora para no seguir en el pasado. Rompamos paradigmas.

Si bien es cierto que los oficiales municipales somos, en la mayor parte de ocasiones los primeros respondientes ante cualquier eventualidad y que somos auxiliares del M.P. en investigación, no debemos perder de vista el objetivo primordial de la policía municipal que es, el de la prevención.

Nos queda claro que actualmente no es tarea fácil el proveer una seguridad pública eficaz en nuestra ciudad, pero me atrevo a mencionar que esta tarea no es tan complicada si ponemos en función proyectos, estrategias acertadas y voluntad. Sin olvidarnos del respaldo que debemos de tener de personas afines, profesionales, competitivas y comprometidas. Decidamos si queremos continuar así o buscar soluciones. No se trata de medir fuerzas, sino de unirlas. Es evidente que la situación no se resolverá de la noche a la mañana, pero el primer paso y el más significativo, es la decisión de comenzar y tratar de alcanzar una Tijuana utópica.

No es descabellado pensar en seleccionar un distrito policial, en donde podamos implementar todas las acciones –y más– antes mencionadas. Tendríamos que lograr una comunión entre ciudadanos y autoridades. Todos debemos de estar dispuestos a poner de nuestra parte, convencidos de que si cambiamos algunas de nuestras actitudes y pensamientos tendremos una mejor armonía, de lo contrario sería más difícil. Podría tomarse como un “distrito modelo”.

 

Respetuosamente:

Psic. Jorge García Silva

Psic. Orlando Hernández Galindo

Tijuana, B.C.

Autor(a)

Carlos Sánchez
Carlos Sánchez
Carlos Sánchez Carlos Sánchez CarlosSanchez 36 carlos@zetatijuana.com
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