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miércoles, octubre 2, 2024
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Kiko, el gobernador que ya no es

Cierto, en casi seis años, Francisco Arturo Vega de Lamadrid  no ha sido un ejemplo de sensatez, responsabilidad, honradez ni liderazgo. No ha sido el mandatario que los bajacalifornianos esperaban y necesitaban en el sexenio que está por concluir.

Su administración se ha caracterizado por la anarquía, por la ausencia, la falta  de un hombre de poder que atienda, administre y cuide el orden político del Estado, que asuma la responsabilidad del cargo público para el cual fue electo.

Kiko” Vega simplemente decidió no responder, no dar explicaciones, ignorar las propuestas ciudadanas, desoír los reclamos y propuestas del sector empresarial, de los representantes de grupos vulnerables, de la sociedad organizada. También decidió  no investigar o cuestionar las irregularidades e ilegalidades cometidas en su desgobierno, y no sancionar a sus funcionarios que abusaron del poder y de los programas, lo que lo convierte en cómplice. Y por tratarse del hombre con el más alto puesto de poder en el Estado, en corresponsable.

Quien ostenta el título de gobernador  y voraz empresario, ni siquiera tuvo el valor de rechazar abiertamente la participación ciudadana de quienes lo eligieron, simplemente cada vez que un tema delicado reventaba, desaparecía, ignorando así a sus gobernados. El peor de los ejemplos es el grave problema de inseguridad, el cual evadió prácticamente durante todo el sexenio, y su falta de compromiso se evidenció en el aumento de las incidencias delictivas. Por lo cual no es de extrañar que en el ámbito nacional, diversas encuestas lo califican como uno de los peores cinco gobernadores del país.

Vega de Lamadrid ha sido un Ejecutivo ausente, pero desde el 2 de junio de 2019, cuando él y su Partido Acción Nacional perdieron las elecciones en Baja California, está de remate, mejor dicho, no está, porque  prácticamente desapareció como gobernador del Estado.

Le quedaban cinco meses como titular del Poder Ejecutivo de Baja California, ahora le restan poco menos de cuatro, pero Vega decidió aprovechar y casi desaparecer, como  lo hizo Enrique Peña cuando Andrés Manuel López Obrador ganó las elecciones a la Presidencia de la República en 2018.

Bastó echar un vistazo a las agendas para corroborar el incumplimiento e irresponsabilidad de quien debería estar gobernando. En el último mes y quince días, Vega ha estado presente en tres entregas de becas en centros comunitarios, en una fiesta de XV años, en el aniversario del C3 para publicitar el C5 y de viaje por Europa del 12 al 23 de junio,  para terminar anunciando que las empresas europeas ya asentadas en BC seguirán invirtiendo.

El 25 de junio recibió al boxeador Andy Ruiz, el 26 del mismo mes se reunió finalmente con Jaime Bonilla, el 1 de julio fue a Ciudad de México y el día 8 regresó a la Capital para hablar con el secretario de Educación del Gobierno Federal, Esteban Moctezuma, de la deuda con la Universidad Autónoma de Baja California, hasta ahí.

En el mismo periodo, Bonilla habló dos veces con Moctezuma, el 21 de junio en Baja California  y el 1 de julio.

El gobernador electo, quien se desempeña como si ya estuviera en funciones, también ha encabezado todas las sesiones de seguridad realizadas de lunes a viernes, los temas han sido reiterativos según los reportes que ha hecho al salir. También se ha reunido con representantes del Grupo Político Minarete, del magisterio, del Grupo Aeroportuario del Pacífico, con su equipo jurídico,  con transportistas -atendió una manifestación-, con Hoteleros del Noroeste, con elementos de la Policía Federal. En el Gobierno Federal con el secretario de Turismo, el director de la CFE  y el administrador general de Aduanas. Y estuvo en el Consejo Nacional de Seguridad Pública, además de asistir a la celebración de aniversario del CUT.

Le dio la bienvenida al General Alberto Lechuga Horta a la plaza, al cónsul de México en San Diego y al nuevo responsable del Instituto Nacional de Migración, fue padrino de generación del Instituto de Bachillerato Tecnológico de Tijuana y atendió a representantes de la Unión de Concesionarios de Automóviles, a la Comisión de Puertos de San Diego; a representantes del Consejo Coordinador Empresarial, a la Unión de  Ejidatarios y a representantes de Huawei con la propuesta tecnológica para digitalizar el gobierno.

Asimismo, atendió ocho entrevistas periodísticas y ha tenido agenda con el Presidente de México, Andrés Manuel López Obrador en dos ocasiones: el 8 de junio en Tijuana y el 1 de julio en su festejo en Ciudad de México. Además, tuvo tiempo de seguir trabajando por ampliar su gubernatura de dos a cinco años.

Qué bueno que Bonilla esté trabajando, se esté preparando  y sepa que va a recibir “un caos”. Pero eso no excusa al gobernador constitucional con un sueldo mensual de 66 mil 667 pesos para que abandone sin consecuencias las responsabilidades de su encargo. Algo debe hacer “Kiko” Vega por el bien del Estado en los cinco meses que restan y precisamente por su ausentismo -o franco escapismo-, pueden ser aún más perjudiciales para Baja California.

Pero así de devaluada y revuelta está la política bajacaliforniana, que el gobernador electo por 24 meses, empezó cinco meses antes y pelea con ansiedad por extenderse a cinco años. Mientras el que sí fue electo por seis años, no se muestra interesado en completarlos.

Autor(a)

Rosario Mosso Castro
Rosario Mosso Castro
Editora de Semanario ZETA.
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