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viernes, febrero 16, 2024
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Vidas de bomberos en manos de un Gobierno ingrato

De acuerdo con estándares internacionales, por cada mil habitantes debe existir un bombero. En Tijuana, un bombero atiende a 25 mil habitantes. A este déficit se suma el incremento de incidentes que requieren el auxilio de Bomberos, que pasó de 35 a 75 por día. Sin equipo suficiente y con carencias, los bomberos ponen en riesgo sus vidas ante un gobierno municipal que no destina suficientes recursos para mejorar sus condiciones de trabajo. En el caso de Jesús Adolfo Balderrama Aguilar, quien perdió la vida combatiendo un incendio en instalaciones militares, el soldado que lo acompañó recuerda: “La lumbre venía de arriba y de abajo, escuché que gritaba ‘compañero, ayúdame’, pero se perdió entre el humo y la lumbre”

En uno de los cerros del 28 Batallón de Infantería de Tijuana, se pisa entre piedras y ceniza. Unos cuantos troncos flacos y tiznados quedan de la yerba tupida que días antes ardió en un incendio.


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El martes 20 de junio, el fuego no solo consumió cientos de metros cuadrados del área forestal de las instalaciones militares, también acabó con la vida del bombero Jesús Adolfo Balderrama Aguilar.

Soldados asignados a la caseta de acceso sobre la carretera federal Tijuana-Ensenada fueron los primeros en alertar sobre las llamas. El reporte a la Dirección de Bomberos llegó a las 3:54 pm y, tras el arribo de los primeros elementos, se determinó que el fuego se encontraba fuera de control.

El incendio estaba delimitado por la rampa de acceso a un costado y abajo por la carretera, así que el fuego comenzó a ascender hasta topar con un camino de tierra, a unos 80 metros de la explanada del cuartel, y se prolongó hacia el suroeste.


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Una de las unidades estacionadas en el camino superior arrojó una manguera de una pulgada de grosor con cuatro tramos para iniciar el ataque al incendio. Acompañado de dos militares, Balderrama Aguilar, tomó uno de los tramos para combatir el incendio desde abajo.

ZETA recorrió el área quemada y escuchó el testimonio de uno de los soldados que acompañó al bombero en sus últimos momentos de vida.

 

“No podías correr de lo alta que era la lumbre”

Foto: Archivo.- Jesús Adolfo Balderrama.

Una vez abajo, soldado y bombero se quedaron sin agua para combatir el fuego. “La lumbre venía de arriba y de abajo. El calor que se siente es muy fuerte, sentía que ya me estaba quemando, pero volteaba y la lumbre ahí venía a unos tres metros, así en lo alto”, cuenta el militar desde arriba del monte.

Lanza una piedra hacia abajo para ubicar el último lugar donde vio a Balderrama. A unos pocos metros hacia el suroeste, un listón verde amarrado de unas ramas delimita el lugar donde el bombero fue localizado sobre una pendiente de 60 grados de inclinación.

“Si él hubiera alcanzado a llegar un poquito más arriba, yo lo hubiera alcanzado a ver y lo ayudaba, pero como vio de frente la lumbre, en vez de subir, se fue de lado”, lamenta el soldado.

El militar tampoco pudo correr del fuego, lo que hizo fue arrojarse a una zanja, no sabe si en un intento por refugiarse o para esperar la muerte.

“Escuché que gritaba ‘compañero, ayúdame’, ya lo estaba alcanzando la lumbre, pero se perdió entre el humo y la lumbre, todo estaba prendido, yo empecé a gritar para que nos ayudaran”, narra conforme bajamos al punto donde el bombero fue encontrado.

Hundido en el zanjón, una especie de canal que corre por un tramo del cerro, el soldado se arrastró hasta arriba. A pesar de llevar puesto solo su uniforme militar, a diferencia del bombero, quien llevaba consigo su uniforme forestal, el soldado salvó la vida.

“Lo que a él no le ayudó es que su cuerpo se sofocó. No pudo avanzar tan rápido como yo. No sé si atoró. En eso perdió un poco de tiempo y lo alcanzó la lumbre”, comenta.

Cuando los bomberos perdieron comunicación vía radio con Balderrama Aguilar, el director Carlos Gopar Uribe, quien se encontraba en el sitio, dio la orden de detener las maniobras de operación de ataque al incendio para proceder a la búsqueda y rescate de su compañero.

Jesús Adolfo Balderrama Aguilar fue encontrado con quemaduras de tercer grado en el 90 por ciento de su cuerpo. Tres de sus compañeros le brindaron los primeros auxilios y uno más, a cargo de una de las tres ambulancias con que cuenta la Dirección de Bomberos, lo declaró sin vida tras revisarlo.

Sobre las circunstancias en que el bombero perdió la vida, el director comentó: “Un cambio de viento le limitó sus opciones de salida, el espacio le alcanzó, el tiempo no le alcanzó. Es parte del riesgo y del día a día de este trabajo”.

El jueves 22 de junio, los restos de Jesús Adolfo Balderrama Aguilar fueron velados en la Central Bomberos, donde a la mañana siguiente, se le rindieron honras fúnebres. Su féretro, encima de la unidad que estaba a su cargo, fue llevado hasta la Parroquia San Francisco.

De ahí, la Segunda Zona Militar, a cargo del General Enrique Martínez López, le rindió un homenaje de cuerpo presente. Es la primera ocasión en que un civil recibe esta distinción por parte del Ejército en Tijuana.

“Lo más honroso para un soldado es perder la vida por la patria, y este extraordinario ciudadano, sin pertenecer a las Fuerzas Armadas, ofrendó su vida de manera desinteresada, heredándonos un sutil ejemplo de patriotismo y amor a México, sumándose a otros más que en diversas partes del país, le han servido a los mexicanos sin conocerlos ni esperar nada a cambio, en el cumplimiento de su deber”, manifestó el General durante el homenaje.

De ahí, la caravana de vehículos de Bomberos y Protección Civil, así como familiares y amigos del bombero caído, se trasladaron al panteón Jardines Eternos en el Aguaje de la Tuna, para despedir a Jesús Adolfo Balderrama Aguilar.

Le sobreviven su padre, Jesús Balderrama González, también bombero; su madre, María Dolores Aguilar Villa; su esposa, Betzaida Fregoso Ramírez y sus tres hijos: Ingrid Loreley, de 7 años; Kendra Estefanía, de 4; y Adolfo, de un año y medio.

 

Con el doble de trabajo, pero sin más bomberos

De acuerdo con estándares internacionales, por cada mil habitantes debe existir un bombero en la ciudad. En Tijuana, un bombero tiene 25 mil habitantes. A este déficit se suma el incremento en servicios que se ha registrado en la presente administración.

Soldados cargan el féretro del bombero.

Carlos Gopar Uribe, titular de Bomberos en Tijuana, indica que, desde el 1 de diciembre de 2016, su Dirección ha atendido 10 mil servicios, entre incendios, accidentes automovilísticos e incluso, heridos por arma de fuego.

Los 437 bomberos que tiene Tijuana se encuentran divididos en tres turnos y 17 estaciones. Una guardia de 24 horas, compuesta de un promedio de 125 bomberos, atiende entre 75 y 80 servicios, mientras que, en años anteriores, no se atendían más de 35 eventos al día.

“En su gran porcentaje, son incendios forestales en zonas como Aguaje de la Tuna, Valle Redondo o Valle de las Palmas. Sin embargo, la Dirección de Bomberos de Tijuana tiene como objetivo atender incendios estructurales, para eso está diseñada la maquinaría y por eso se está desgastando”, explica el funcionario municipal.

En efecto, el Ayuntamiento de Tijuana solo entrega equipo estructural a los bomberos, el uniforme más conocido y compuesto de un casco grande, botas especiales, pantalón y chamarra tipo capucha. Unos 30 kilogramos de peso.

Para combatir incendios forestales, se requiere un equipo diferente, de manta, más ligero y con un tipo de calzado específico.

Tijuana se ha convertido en la ciudad en el estado con más incendios forestales. No obstante, cada elemento compra por su cuenta, este equipo porque no se encuentra presupuestado en la administración municipal.

Alrededor del 70 por ciento de sus elementos, indica Gopar Uribe, tienen entre 35 y 55 años de edad.

“Mis bomberos se están cansando, su enfoque es lo estructural, pero la ciudad nos demanda salir a caminar a cerros, apagar incendios forestales. Todo esto desgasta al personal en la parte física, hemos tenido problemas de capitanes que después de un trabajo de dos o tres horas, los tenemos que internar en el hospital, uno entró con un cuadro de infarto”, refiere.

Un listón indica el lugar donde se encontró el cuerpo.

“Es una situación que nos empieza a preocupar, vemos la necesidad de la inyección de elementos nuevos, que vengan a sumar esfuerzos”, precisó.

De acuerdo con Gopar Uribe, después de una charla con el alcalde Juan Manuel Gastélum y la oficial mayor María de los Ángeles Olague, este año se buscará abrir 15 espacios para nuevos bomberos y el siguiente año, 30 adicionales.

 

Mismo trabajo, beneficios diferentes

De los 437 bomberos activos, 233 tienen una base sindical y 204 están contratados como empleados de confianza. Mientras otros 55 se encuentran como voluntarios, después de haber estudiado seis meses de academia, están en espera de que se abran plazas.

Mientras un capitán, el más alto rango dentro de Bomberos y con antigüedad de 30 años de servicio, llega a percibir hasta 32 mil pesos mensuales, un soldado raso gana un promedio de 12 mil pesos al mes.

La diferencia no solo se refleja en el salario. La familia de un bombero adscrito al Sindicato de Burócratas que pierde la vida en combate recibe una póliza de seguro de hasta 800 mil pesos, pero si solo es empleado de confianza, llega a un límite de 250 mil pesos.

Ése fue el caso de la familia de Jesús Adolfo Balderrama Aguilar, quien a pesar de haber ingresado hace diez años como empleado de confianza, todavía no recibía una base sindical.

“La lumbre venía de arriba y de abajo”.

“La diferencia es abismal. Respondemos a los mismos servicios, corremos los mismos riesgos”, expresa el director de la Dirección de Bomberos.

Aunque no ofreció una cifra exacta, aseguró que tanto el alcalde como la oficial mayor aceptaron aumentar el monto de las pólizas de seguro para empleados de confianza.

 

Sin presupuesto suficiente para equipo

Este año, el XXII Ayuntamiento de Tijuana autorizó un presupuesto de 211 millones 104 mil 140 pesos. De ese monto, 178 millones de pesos se destinan solamente a sueldos, así que quedan unos 32 millones de pesos libres para gasto corriente.

De esos 32 millones, tan solo 9 millones de pesos se destinan al pago de gasolina y combustible. El resto, se divide en compra de equipo, unidades, mantenimiento de unidades, compra de refacciones y demás.

Esto explica por qué la Dirección de Bomberos crece, en gran medida, gracias a donaciones hechas por asociaciones civiles y organismos empresariales, pero no exime a la administración municipal de no destinar mayores recursos.

De acuerdo con información del Ayuntamiento, este año, la Dirección solicitó una ampliación presupuestal de 23 millones de pesos para la compra de equipo.

Según cifras del Gobierno municipal, en 2016, 22 mil negocios iniciaron operaciones en la ciudad. Entre los trámites para la operación de un negocio, está el certificado de medidas de seguridad emitido por inspectores de la Dirección de Bomberos.

Es decir, esta labor de la dependencia municipal implicó alrededor de 30 millones de pesos de ingresos municipales, considerando que el costo promedio del trámite es de mil 400 pesos, más de la ampliación presupuestal aprobada.

De la ampliación aprobada, 18 millones de pesos se destinaron a la compra de equipo de protección para incendios estructurales, es decir, uniformes, los cuales tenían un promedio de cuatro años de uso. La entrega se espera para inicios de agosto.

El resto del dinero se utilizó para la compra de ocho camiones tipo pipa de agua. En teoría, cada estación debe contar con una unidad tipo bombera y una pipa de agua. La realidad es que solo el 60 por ciento de las estaciones tienen una pipa de agua.

Para el director, esto se debe a que, en el combate de incendios forestales, las unidades sufren más desgaste.

También se proyecta la habilitación de una nueva estación de servicio ubicada en el fraccionamiento Valle de las Palmas, donde existe una edificación iniciada desde hace años.

 

“Son momentos difíciles”

El 28 de noviembre de 2016, el bombero Joel Félix Ubach perdió la vida al combatir un incendio ocurrido en Punta Bandera. La muerte de Jesús Adolfo Balderrama Aguilar, compañero de turno de Félix, trajo el luto a la Dirección nuevamente.

Restos del uniforme sobrevivieron al fuego.

“La Dirección atraviesa por momentos que nos duelen mucho. Desde que firmamos nuestro contrato de trabajo sabíamos los riesgos, quizás no lo queremos asimilar o es lo último en lo que pensamos, pero en este trabajo siempre se tiene que tener miedo”, afirma Gopar.

En el evento donde perdió la vida Balderrama Aguilar, dos de sus compañeros más cercanos y quienes estuvieron presentes en el momento del incendio, fueron separados diez días de sus trabajos para recibir atención psicológica.

A pesar de las carencias en la Dirección de Bomberos, su titular asegura que sus elementos tienen una capacidad de respuesta en el 90 por ciento de la ciudad.

“Pudimos haber escogido diez mil profesiones que hay en el mundo, pero decidimos ser bomberos, formar parte de este grupo selecto de personas en el mundo que cuando la gente corre de la emergencia, caminamos en sentido opuesto”, concluye.

Autor(a)

Redacción Zeta
Redacción Zeta
Redacción de www.zetatijuana.com
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