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jueves, febrero 22, 2024
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Ahí viene el coco

No lo sé, a ciencia cierta no sé quién es el coco, pero cuando éramos pequeños, en mi generación y en mi contexto, los padres solían amedrentarnos con esa frase de “métete porque ahí viene el coco”. Lo imaginábamos como un ser intangible de la oscuridad y nada bueno, debido al tono amenazador que indicaba que nos daría miedo o que nos haría algo. Surtía efecto la consigna y preferíamos estar al amparo de la luz del hogar y la compañía familiar en lugar de arriesgarnos al coco que, de dar miedo, conforme la edad y la experiencia se fue diluyendo en una broma de chantaje paternal.

En el Gobierno del Estado de Baja California, el que encabeza Francisco Vega de Lamadrid, en el plan estratégico estatal y de liderazgo, nada hace el mandatario por liderar la coordinación de la seguridad pública que reúne a Fuerzas Armadas, federales, estatales y municipales. Esta semana superamos los mil 070 ejecutados producto de la guerra que células del narcotráfico libran en las calles de la entidad.


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Hace unos días fueron asesinados dos médicos y recientemente un joven a punto de su graduación de preparatoria fue acribillado en un tianguis. Inocentes, víctimas colaterales, les llaman en el Estado. ¿Qué tanto quiere el gobernador Vega que suba el nivel de la inseguridad para encabezar el combate a la violencia? No se sabe, pero no se ve cercano.

Lo que sí sabe hacer y muy bien, es relegar su responsabilidad. Decirnos que ahí viene el coco. Que llamará a una visita a Baja California al secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong, para contarle los problemas del Estado y que coopere con la solución. Seguramente cuando escuchan que ahí viene Osorio, los delincuentes dejarán de cometer ilícitos y habrá seguridad, y, sobre todo, legalidad. Seguramente cuando nos dicen que vendrá Osorio, los bajacalifornianos guardamos todas nuestras esperanzas para concedérselas.

La realidad es que si Baja California y el país están tan violentados y tomados por el narcotráfico y el crimen organizado, hasta sumar más de 90 mil ejecutados en los 50 meses, al mes de marzo, del sexenio de Enrique Peña Nieto, es en parte responsabilidad de Miguel Ángel Osorio Chong. El secretario de Gobernación que eliminó la Secretaría de Seguridad Pública Federal y se llevó la Policía a su cancha y fuero. El que acabó con las estrategias federales de prevención del delito, para reducirlas a un programa de la Comisión Nacional de Seguridad que integra una Policía que no ha sido depurada, y el mismo que, encargado de la política interna y después de la seguridad interna, no ha promovido cambios al Nuevo Sistema de Justicia Penal, ni siquiera en la reclasificación de los delitos que ameritan prisión preventiva, para limpiar de delincuentes las calles.


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Para el gobernador Vega, Osorio Chong parecerá su salvador, o el coco para los delincuentes, pero se acerca más a una broma de Estado que a tener la credibilidad y confianza para encabezar un combate a la inseguridad, la corrupción, la impunidad y la violencia.

De hecho, el coco del gobernador ni siquiera se ha dignado a responder a la invitación pública (y dicen ellos privada) que hizo Vega.

Hasta el cierre de esta edición de ZETA, Raúl Reynoso Nuño, encargado de la comunicación en este gobierno, desconocía cuándo vendría Osorio, pero estaba seguro que el viernes 14 de julio, como la clase política gobernante de Baja California lo había agendado, no venía. Encima de todo, pues.

Si Osorio Chong no puede resolverle los problemas de la inseguridad a su jefe y patrón, el Presidente de la República, menos lo hará con el gobernador del “Estado 29”, de la tierra más lejana al norte y, además, de partido político distinto al del Gobierno de la República.

Aparte, la responsabilidad de proveer seguridad, tranquilidad y desarrollo para los bajacalifornianos, la tiene el gobernador del Estado y no el titular de la Secretaría Gobernación. No es la primera ocasión que nuestro Estado atraviesa por una crisis de inseguridad (aunque sí la primera provocada por la omisión del mandatario estatal), y se ha dado prueba y cuenta que cuando hay compromiso del líder político estatal, se puede y bien.

Pero a Vega parece que no le gusta trabajar en materia de seguridad, prefiere delegar y además en personas que como la procuradora del Estado, Perla Ibarra, también le ceden a otros su responsabilidad y obligación en el cargo que aceptaron, que juraron honrar y por el cual se les paga… y mucho.

En el sexenio de José Guadalupe Osuna Millán, cuando la inseguridad hizo crisis, había tres coordinadores del grupo estatal de seguridad pública: el propio gobernador; el secretario de Gobierno, Francisco Blake Mora; y el General de la II Región Militar, Sergio Aponte Polito primero, y Alfonso Duarte Mujica después. Hoy día, el Ejecutivo estatal se la pasa de gira o inaugurando cuestiones, sin importar cuánto está retrasando obras o gastando recurso etiquetado en un área o en otra.

Opacado en el cargo, el secretario de Gobierno, Francisco Rueda, está más ocupado en “controlar” al panismo de Mexicali, pensando en una futura candidatura, que en coordinar los esfuerzos de la seguridad; mientras los generales, el de la II Zona y el de la II Región, tienen órdenes de su Comandante Supremo, Enrique Peña Nieto, para realizar otro tipo de estrategia y no la seguida en el sexenio pasado.

Así los bajacalifornianos terminan estando a merced de la delincuencia organizada y los narcotraficantes, con el riesgo de terminar siendo víctimas colaterales, o que la inseguridad y violencia suban de nivel y, así como ya vulneraron a los médicos y a los estudiantes, se extienda a otros sectores.

La visita de Miguel Ángel Osorio Chong -si se llega a dar- no será la panacea que espera el gobernador. Tampoco la solución que requieren los alcaldes, menos aún el detonador de la presencia y vigilancia de las Fuerzas Armadas. La visita del titular de Gobernación será otro espectáculo político mediático de un secretario de Estado que piensa que puede ser candidato a la Presidencia de la República, lo cual asusta más que su ineficacia para combatir el crimen.

Autor(a)

Adela Navarro Bello
Adela Navarro Bello
Directora general del semanario ZETA, Consejero de Artículo 19 y del CPJ para las Américas, entre otros reconocimientos, tiene el Maria Moors Cabot 2021 de la Universidad de Columbia.
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