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jueves, febrero 15, 2024
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Últimas ceremonias de los voladores de Papantla en Tijuana

“¡Qué miedo!”, “¡qué alto está eso!”, “ya están acostumbrados”, “¡cómo hacen eso!”, son algunas de las expresiones que se escuchan entre los cientos de personas que se congregan para apreciar la ceremonia ancestral de los voladores de Papantla en la explanada del Centro Cultural Tijuana (CECUT), en el marco del “Festival México: Folclor, arte y tradición”.


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Alrededor de una circunferencia de 14 metros de diámetro cubierta de arena y en el centro un poste de madera de 18 metros de altura, cientos de visitantes que llegan a la explanada del CECUT observan con asombro el ancestral ritual.

Voladores de papantla

Según contaría un volador de Papantla al final de la tradicional ceremonia, primero suben cuatro jóvenes y se instalan en la cima del poste, mientras el caporal abajo toca el “Son del perdón” con una especie de flauta llamada chirimía y un tamborcillo pequeño.


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El caporal, al que también llaman sacerdote de la ceremonia, se santigua y se apresta a subir el poste. Cuando llega hasta lo más alto del mástil, increíblemente toca de pie el “Son del viento”, por si fuera poco también danza en dirección de los cuatro puntos cardinales.

Ése es uno de los momentos álgidos del ritual y, por supuesto, los susurros de asombro vuelven a mezclarse entre la concurrencia en los días soleados de septiembre en Tijuana: “Hasta yo tengo miedo”, “me da cosa, ¡qué tal si se caen!”.

Entonces, llega el momento en que los cuatro voladores se lanzan al vacío atados con una cuerda, de una pierna y del torso, mientras el sacerdote continúa tocando el “Son del viento”.

Al finalizar el ritual que no dura más de dos minutos desde que los voladores giran en el aire, el público aplaude y vitorea a los “hombres-pájaro”, quienes posteriormente amables acceden a tomarse fotos y selfies con los visitantes.

Entre los voladores de Papantla se encuentra don Alberto de León Salazar, de 40 años; es el de mayor experiencia, el caporal o sacerdote; sus más de 25 años practicando el ritual le dan el derecho de dirigir la ceremonia desde el cenit:

“Yo tenía ocho años cuando empecé a hacer el ritual en Tajín, Papantla, Veracruz”, refiere don Alberto al reportero de Semanario ZETA con una serenidad asombrosa luego de dirigir el celebérrimo rito.

Orgulloso de sus raíces y bilingüe pues domina español y totonaca, en ese instante don Alberto trae a la memoria a sus antepasados: “Mis abuelos, bisabuelos y mi papá también fueron voladores, y ahorita yo también soy volador”.

“Yo empecé a volar, ahora ya soy el maestro; es como un chalán que tiene que trabajar primero abajo y ya después sigue como maestro. Yo volaba, ahora ya me paro arriba; a veces sigo volando igual, y me paro arriba”, narra don Alberto.

Ataviado con su vestimenta típica de la cultura totonaca de Veracruz de color blanco y rojo, confiesa don Alberto al reportero que lo más difícil de todo el ritual es pararse en la cúspide del mástil y al mismo tiempo bailar y tocar la chirimía y el tamborcillo:

“Lo más difícil es pararme arriba del poste. ¡Gracias a Dios hasta ahorita aquí ando! Se necesita mucho equilibrio, no tener miedo para andar en las alturas”.

Los más jóvenes son los voladores que descienden atados con sendas cuerdas amarillas a una pierna y cintura girando alrededor del poste hasta tocar el mundo: Crisanto de León, Isaías Méndez, Luis Fernando Méndez, Alejandro Hernández y Tirso Salazar (este último vigila el ritual desde afuera de la circunferencia para que nadie del público invada el círculo).

Voladores Bronceado por el sol de la región de la vainilla y todas las latitudes donde lleva el ritual, don Alberto comparte su cosmovisión del origen de la ceremonia: “Anteriormente ya no llovía, hubo mucha sequía, sembraban los viejos pero ya no se daba la cosecha, por eso empezó este ritual de los voladores de Papantla, Tajín, Veracruz”.

Cuenta don Alberto que él y sus amigos voladores visitan diversas regiones del país para presentar la ceremonia mesoamericana: “Andamos de ferias en ferias así como ahorita; antes de Tijuana, estuvimos trabajando en Guerrero”.

Finalmente, don Alberto invitó al público en general: “Vengan a ver a los voladores de Papantla; hay unos que no los han visto, otros dicen ‘yo los vi en la tele’; ahora en persona aquí estamos, que vengan a vernos; que sigan los voladores adelante porque si ya no practica uno se acaba, es como un lenguaje, como alguna cosa que si ya no le siguen los niños se acaba la cultura, se acaba el lenguaje”.

De manera tal que los voladores de Papantla se encuentran en Tijuana para presentar su ceremonia ancestral desde el miércoles 13 de septiembre; por cierto, el último día del ritual es el domingo 18 de septiembre de 2016 en cuatro horarios: 12:00 pm, 2:00 pm, 4:00 pm y 6:00 pm.

Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad de la UNESCO

Desde 2009, la Ceremonia Ritual de Voladores de Papantla se encuentra en la Lista Representativa del Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO).

De acuerdo con el Expediente Técnico Ceremonia Ritual de Voladores del entonces Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (CONACULTA), ahora Secretaría de Cultura, en su apartado de “Usos sociales, rituales y actos festivos”, refiere:

“La Ceremonia Ritual de Voladores es una verdadera obra de arte que sintetiza el significado de li tutu nakú: el ‘ser totonaco’. Reafirma la identidad grupal y la conciencia de continuidad de las etnias practicantes, -ya que se asocia al ciclo de la vida-, expresa una visión del mundo presente y pasado y expresa la necesidad de mantener relaciones de armonía y respeto con la Naturaleza. Es muy importante que los Voladores y la comunidad en su conjunto cumplan con el periodo previo de trabajo espiritual personal (ascesis y purificación), ya que si durante el Ritual ocurriera un accidente se interpretaría como una mala señal.

“La Ceremonia Ritual de Voladores se realiza durante fiestas patronales, y/o en los carnavales, en los solsticios y equinoccios, en las festividades de los muertos y en ceremonias asociadas con la siembra y la cosecha. La etapa de vuelo puede realizarse en cualquier momento con fines de exhibición, por lo que los Voladores constantemente deben mantenerse preparados física, mental y espiritualmente”.

Asimismo, que la Ceremonia Ritual de Voladores de origen mexicano ha sido practicada por diferentes grupos étnicos mesoamericanos: Totonacas, Teenek, Nahuas, Ñañhus y Mayas.

“Es en la región del Totonacapan donde resulta más evidente su valor representativo y emblemático, asociado a la existencia comunitaria y reforzado por su cercanía con El Tajín, importante centro Ceremonial y cosmopolita prehispánico (del siglo VIII al XII: Clásico Tardío) en donde confluyen diversos grupos”.

Autor(a)

Redacción Zeta
Redacción Zeta
Redacción de www.zetatijuana.com
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