Luego de más de un mes de trayecto caminando, a bordo de “La Bestia” y en camiones rentados, un total de 140 personas originarias de Honduras, Guatemala y El Salvador, integrantes de la Caravana Migrante, arribó esta tarde a Tijuana con la intención de realizar la petición de asilo político en Estados Unidos.
Se trata de un primer grupo que desde el 25 de marzo salió de Tapachula, Chiapas, el cual ya se encuentra instalado en el Albergue Juventud 2000, ubicado en la Zona Norte de la ciudad, por lo tanto se espera que en próximos días arribe un segundo grupo que viene todavía a bordo del tren y con destino a Mexicali.
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Fotos: Manuel Ayala
De acuerdo con algunos migrantes entrevistados por ZETA, la gran mayoría viene huyendo de la represión política y la violencia pandilleril que ha venido azotando sus países, la cual se ha recrudecido en los últimos años causando daños directos y colaterales por los que les ha hecho difícil vivir en lo que un día fueron sus hogares.
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La gran mayoría son mujeres y niños, quienes han resaltado a este Semanario el venir buscando “un mundo mejor”, debido a que, como ya muchos de ellos perdieron a sus maridos, padres e hijos, así como hermanos, debido a que fueron asesinados por las pandillas y otros tantos desaparecidos por el gobierno, lo que esperan es poder encontrar un poco de paz y estabilidad que les permita progresar y concluir parte de sus sueños.
Es el caso de Anthony Alexander Suazo, un niño de 11 años de edad originario de Honduras, quien tuvo que salir huyendo con su madre, su padrastro y su hermano mayor de 23, luego de que a éste último lo amenazaran de muerte e incluso trataran de matarlo por no involucrarse con las pandillas de su barrio.
“Por eso quiero llegar a Estados Unidos, porque estaba muy difícil allá, sí me gustaba, pero había muchos problemas y ahora quiero llegar y estudiar y vivir mejor”, dijo.
Felipe, uno de los coordinadores de la caravana, manifestó a ZETA que a diferencia de años anteriores, esta ocasión se reunieron más de mil 100 personas debido a la confianza que les generó el hecho de viajar juntos y en equipo, sobre todo porque así no le tuvieron que pagar miles de pesos a un “coyote” para emprender el viaje y mucho menos porque esto les brindaba la garantía de que no se iban a morir en el camino.
Agregó que efectivamente fue muy complicado tratar de concentrar y coordinar a tanta gente, además de lo que implica la estructura de todo ello, sin embargo considera que se pudo lograr este trayecto sin mayores complicaciones debido a la respuesta y apoyo que tuvieron por parte de la sociedad civil, quienes les brindaron todo lo necesario en el camino.
