Durante enero de 2018, la canasta básica en el ámbito rural y urbano se encareció 8.8 y 8.6% respectivamente. Estas cifras son las más altas desde enero de 2009, según información publicada por el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval).
Así, a principios de año, la canasta alimentaria rural costó mil 061.46 pesos, es decir, 35.38 pesos diarios. En tanto, el costo de la canasta alimentaria urbana fue de mil 490.86 pesos; 49.70 pesos diarios.
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José Luis Contreras Valenzuela, integrante del consejo directivo del Colegio Nacional de Economistas, explicó que el alza en el precio de productos básicos (tortillas, huevo y frutas) se debe principalmente al aumento en el precio de los energéticos, que a su vez generaron mayor inflación, así como al tipo de cambio.
El aumento de la electricidad el año pasado, aunado a una política fiscal que solo persigue objetivos recaudatorios, también contribuyó a que muchos insumos se encarecieran. El economista precisó que “al cierre de 2017, en Baja California la canasta básica incrementó 14.2%, producto de una inflación superior a la media nacional”.
Expuso que el aumento en la canasta básica refleja el detrimento que ha sufrido el poder adquisitivo en México, y calificó como retórica los datos que señalaron que la pobreza en el país se había reducido, puesto que las estadísticas demuestran que ha mermado el poder de compra de la población.
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En lo que va de este año, el precio de las gasolinas y el diésel, ha incrementado un 12% y, el gas doméstico, 20%. Asimismo, previó que de continuar esta escalada, aumentarán los pobres.
Contreras Valenzuela advirtió sobre las inconsistencias del discurso oficial sobre el aumento de los combustibles: “Se ha apreciado el peso, somos un país exportador de crudo y el aumento del barril de petróleo debería afectar positivamente el costo de las gasolinas”, pero estos siguen aumentando.
“Lo que sí es un hecho, es que este año será de excesivo gasto público por el proceso electoral, en el que el recurso se va a orientar básicamente a la compra del voto. Esto es lo que también nos está afectando seriamente, porque se han desatendido desde el año pasado la inversión en infraestructura”, dejando de lado una política pública que realmente abata la pobreza.
