Recorrer la Ruta del Vino, sentarse a tomar una copa en Decanto o Barón Balché y ver el atardecer, es una experiencia satisfactoria. Pasar toda una tarde en Viña Emiliana con la familia, degustando algún vino Cabernet Sauvignon o rosado, es reconfortante.
Comer en Finca Altozano una costilla de res o una sopa de almeja en Punto Morro, son gustos que valen la pena darse. Contemplar el inmenso Valle en Encuentro de Guadalupe, así como disfrutar de la cercanía de los viñedos, en Deckmans o La Esperanza, son vivencias únicas.
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Pero más satisfactorio es comerse una tostada de erizo y de ensalada de jaiba en la famosa carreta La Guerrerense o una campechana en el Güero. Ambos puestos de venta de mariscos se encuentran en plena banqueta.
La última vez que estuve en el Valle de Guadalupe, ubicado en Ensenada, fue aproximadamente hace diez años. En aquellos tiempos, la industria vitivinícola de la región intentaba consolidarse. Empresas de vinos como L.A. Cetto, Santo Tomás, Monte Xanic y algunos más, eran los que mantenían el desarrollo y el control de la industria.
El auge del vino a nivel mundial y más en nuestro país tuvo un gran impacto en Ensenada y los ejidos donde se asienta el Valle de Guadalupe, que son más de 10 mil hectáreas de cultivo. Gracias a los apoyos de los distintos órdenes de Gobierno, pero en particular de los mismos empresarios vitivinícolas, se ha mejorado notablemente la infraestructura del lugar. Seguro, quienes viven ahí o la visitan constantemente, podrán decir que la infraestructura es muy elemental, pero para alguien que no es asiduo visitante de la zona, los cambios son notables y para bien.
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Hoy en día, los vinos bajacalifornianos son apreciados en todo México y en muchos lugares del mundo. Las casas productoras han crecido exponencialmente, ahora podemos degustar vinos no solo de las empresas tradicionales, sino de medianas y pequeñas empresas que con mucho esfuerzo están produciendo un vino de gran calidad.
A pesar de que el consumo interno del vino viene creciendo en un promedio de 10% al año, desafortunadamente aún se importa el 70% de este producto. Países como España, Francia, Chile, Argentina y Estados Unidos siguen teniendo el control del mercado nacional. A diferencias de otras naciones, en México, el consumo “per cápita” es muy bajo.
Si bien, en nuestro país, estados como Querétaro, Zacatecas y Coahuila producen vino, en Baja California está el 90% del total de la producción, lo cual hace urgente políticas públicas que fortalezcan, conserven y fomenten su consumo responsable.
Hace una semana que estuve junto a mi familia recorriendo el Valle de Guadalupe, donde pudimos disfrutar de su clima mediterráneo, siempre agradable. La alta humedad y otros factores ayudan al desarrollo de la vid, pero no lo suficiente. Al conversar con conocedores del tema, me comentaron que el gran problema y el reto que tiene es el desabasto de agua. Las sequias, la falta de infraestructura hídrica y el mínimo apoyo gubernamental, han impedido un desarrollo más amplio. La inversión que tienen que hacer los productores para satisfacer las demandas de su siembra es muy alta, lo cual afecta su ingreso y, por consiguiente, el precio del vino.
Otro tema que deben cuidar son los precios de los restaurantes alrededor de los viñedos, estos restaurantes de estilo campestre ofrecen su comida a un precio alto, lo que asusta al consumidor local, ojalá y no solo se pensara en el turista externo, sino en el regional.
A fin de cuentas, el saldo de la semana fue muy positivo, regresar a mi estado y ver que podemos competir turísticamente y con calidad, es placentero. Por mi parte, yo impulsaré y consumiré vinos del Valle de Guadalupe, lo que me hace sentir más cerca de mis orígenes.
Alejandro Caso Niebla es consultor en políticas públicas, comunicación y campañas; se ha desempeñado como vocero en la Secretaría de Hacienda y Secretaría de Desarrollo Social en el Gobierno Federal, así como Director de medios en la Presidencia de la República. También fungió como Director de Comunicación Social en el Gobierno del Estado de Baja California. @CasoAlejandro
