Consultoría Matrimonial y Familiar
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No me gusta escribir sobre mí ni mi gente porque se diría que soy parcial, y lo que deseo es trasmitir lo que a la mayoría de las personas les pasa, ya sea por sus experiencias o por los problemas que estén pasando y sirva lo que aquí se dice como reflexión, recapaciten y tomen mejores decisiones tanto en los aspectos económicos, legales, emocionales o psicológicos, así como en los sexuales; pero bueno, hoy que ya pasó el día de las madres y no coincidimos en la publicación de ZETA, quiero hacerlo como un sincero homenaje a mi madre como a las de tantos y tantas que ya no la tienen y que duele y dolió no poder festejarla en ese su día aun cuando a diario se debería festejarla y enorgullecernos de ellas.
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Todos crecimos y vivimos junto a nuestros padres como una cosa normal y natural, no pensamos en todo lo que hacen por nosotros como hijos, los aceptamos como son, sean cariñosos o no, tiranos algunos, condescendientes otros, feos o guapos, finalmente son nuestros padres, que nos enojamos cuando nos reprenden o llegan a pegarnos (o nos pegaron) con tal de educarnos, cosa que ahora es diferente y que no se aprecia en toda su magnitud. En este momento me llega de un amigo por el wasp la canción “Señora Señora” de Denisse de Kalafe y la verdad que me hace doblar, pero bueno sigamos con este apunte.
Entonces al vivir con nuestros padres no apreciamos ni valoramos todo lo que hacen por nosotros, tiene que pasar el tiempo, salir de su esfera de control o no vivir con ellos ya sea por independizarnos, casarnos, salir lejos de ellos, o simplemente porque han muerto, y es cuando realmente empezamos a valorar todo lo que hicieron por nosotros, pero más cuando muere la madre, sostén y pilar principal de la familia, porque cuando estamos lejos de ella, sabemos que está y que en cualquier momento estaremos de nuevo juntos, pero cuando muere, muere parte de nosotros y para jamás volver a verla, y empezamos a extrañarla, y a considerar que no supimos corresponder en un momento a ese amor que nos entregó, a ese sacrificio que dio por sus hijos.
Muchas son las madres que solas criaron y educaron a sus hijos con grandes sacrificios al no estar el papá por las razones que hayan sido, mas sin embargo aquellos desgraciados que por divorcio principalmente, se desquitaron de sus frustraciones con los hijos, sin atenderlos y sin velar por ellos dejándolos sin el alimento ni atención, mucho menos el amor que como padres debieron de tener, diríamos, no tienen madre pero bueno, esas son otras historias de las que ya aquí hemos escrito.
Una madre, bien lo sabemos, nunca deja de serlo, muchos hijos por algunas razones no aguantan que estén sobre ellos queriéndolos orientar, educar, llevarlos por el buen camino y viven enojados con ellas, a veces con actitudes de desprecio, enojo y algunos con odio, olvidándose de ellas o casos menos desafortunados, cuando se casan y muchos se olvidan de ellas, o quizás las recuerden diciéndoles a las esposas, “mi mamá cocinaba mejor que tú” y situaciones por el estilo y solo recordándolas el 10 de mayo en que se acuerdan que tenían madre, pero eso sí, cuando ellas ya han muerto es cuando realmente se arrepienten de no haber sido el hijo que ellas tanto esperaban, lamentándose de no haberlas atendido en sus momentos más difíciles, es por ello que este comentario por lo menos sirva para reflexionar y pedir perdón a Dios y a ellas el haber sido y tenido ese mal comportamiento.
Pero no se encuentren en una situación difícil, sin trabajo, o sin esposa, porque a donde primero corren es al seno de la casa de su madre pidiendo el apoyo y auxilio para que les ayude a redimir sus penas y secar sus lágrimas, y la madre, esa infatigable mujer, recibiéndolos con los brazos abiertos no importando los desprecios que les haya hecho, por eso las madres nunca dejan de serlo.
Gracias como siempre por sus consultas y comentarios y consultas al e_mail: bautista46@hotmail.com
El autor reside en Tijuana, B.C.
