Hace un año, un artero ataque de Hamás desencadenó una serie de acontecimientos que han cambiado el panorama político del Medio Oriente cuyas repercusiones aún no terminan.
Volodimir Zelenski nació en 1978 en la República Socialista Soviética de Ucrania. Un cómico, simpático y alegre, que ganó el campeonato de baile de su país, intenta hacer una telenovela en la que él aparece como el presidente de Ucrania, una novela exitosa: “Servidor del Pueblo”.
Me duele y me conmueve la indiferencia de nosotros los mexicanos ante los desaparecidos, la violencia a las mujeres y el dolor de tanto y tantos crímenes.
No es titular de noticia cuando lo ejerce el Estado Israelí o demás poderosos que aplastan a pueblos sin defensa. La misma invasión de Israel es la de Rusia a Ucrania, y no tiene los reflectores de la prensa internacional. Una doble moral (hipócrita) de las agencias, cadenas y medios de información.
Los migrantes carecen de la tecnología para solicitar una cita para tramitar el asilo humanitario; desesperados, improvisaron un campamento que ha crecido de 20 a 250 personas en cuatro días
Al ser Rusia 25 veces más grande en superficie y casi cuatro veces más en población, desde el inicio ha tenido supremacía en tropas, tanques, aparatos aéreos y navales; una industria armamentística inmensa y -repito- tiene armas nucleares.
Algunos llevan un año en albergues, desesperados decidieron tocar la puerta de los Estados Unidos; otros creen que no podrán esperar más de un mes en México para ser atendidos.
Rusia -como desde hace siglos- persigue su manual de estrategia de guerra de desgaste (“de atrición”), así como hace dos siglos, en 1812 contra Napoleón. Que mientras llegaba y tomaba Moscú, le hicieron guerra de guerrillas y tierra calcinada, sin dejarlo conseguir alimentos para sus tropas; al final, el brutal invierno ártico ruso acabó con el 90 por ciento de las tropas francesas y sus aliados.
Rendimos un sincero homenaje a los trabajadores del Mundo que con su sacrificio han dado pasos importantes para conquistar derechos, como la jornada de 8 horas, el derecho a sindicalizarse, el derecho a la jubilación, entre otros, y para levantar la bandera de la emancipación, del poder obrero y la construcción del Mundo nuevo.