El Estado de Nuevo León, en México, ha sido identificado como uno de los Estados en los que existe más violencia de género y feminicidios, mismos que se han incrementado; los casos -como en el resto del país- han quedado sin respuesta alguna.
Pareciera ser que a la autoridad federal solo le preocupa reducir al máximo posible la violencia durante la gestión de su administración, sin importarle que la sociedad en su conjunto exija tener resultados más óptimos en el presente, mediano y largo plazo.
Según el informe presentado recientemente por el Consejo Ciudadano para la Seguridad Pública y la Justicia Penal, México se convirtió el año pasado (2021) en el país con mayor número de ciudades violentas, al estar incluidas 18 de 50 urbes en el mundo.
En 1998, un año después del reportaje del Courant, las víctimas iniciaron una demanda canónica formal en contra de Marcial Maciel ante la Congregación para la Doctrina de la Fe, donde el caso permaneció estancado hasta la muerte de Juan Pablo II, condenado en 2006 a llevar una vida de “penitencia y oración”, Maciel murió en 2008.
El miércoles se cumplieron 25 años desde que un diario en Connecticut sacó a la luz uno de los mayores escándalos de abuso sexual de la Iglesia Católica: el caso del Sacerdote Marcial Maciel, un sacerdote mexicano denunciado posteriormente como pederasta en serie, que violó al menos a 60 adolescentes.