En múltiples proyectos, especialmente los de gran envergadura, intervienen en su desarrollo diversos actores, dándose una multiplicidad de especialidades, lo cual aumenta exponencialmente la posibilidad de que surja un conflicto.
La formalización de los procedimientos y la esperanza de obtener resoluciones favorables, llevó a una excesiva carga de casos en que se reclama justicia, saturando el aparato judicial y retardando las sentencias definitivas.
En México, especialmente a partir de 1971 en que se adhirió a la Convención de Nueva York, cobraron fuerza los tribunales arbitrales, así como las sentencias emanadas de ellos, al alcanzar un pleno reconocimiento.