De acuerdo a lo establecido por la OMS (Organización Mundial de la Salud), “la salud es un estado completo de bienestar físico, mental y social, y no solamente la ausencia de afecciones o enfermedades”.
Cuando estudiaba la secundaria, en la E.T.I.C. 24, solía ir a la entrada del Hospital General, imaginándome que era médico y trabajaba allí. En aquel entonces, el nosocomio se encontraba ubicado frente al Club Campestre, muy cerca de la entrada al Centro Escolar Agua Caliente.
Como consecuencia de la vertiginosa velocidad de la vida actual, transitamos por nuestra existencia en forma automática, sin prestarnos la debida atención, hasta que desafortunadamente la falta de salud física o mental, e incluso la pérdida de la vida, frenan temporal o definitiva, en forma dolorosa, nuestro paso por este mundo.
Lo más sobresaliente es que existen notables ventajas del arbitraje sobre el litigio tradicional, tales como la flexibilidad, la confidencialidad y la capacidad de elegir árbitros especializados en el campo específico del conflicto. Obviamente no hay esa libertad en un juicio tradicional.
En múltiples proyectos, especialmente los de gran envergadura, intervienen en su desarrollo diversos actores, dándose una multiplicidad de especialidades, lo cual aumenta exponencialmente la posibilidad de que surja un conflicto.
Aunque el arbitraje internacional ha venido cobrando mayor notoriedad, todavía es considerado como una nueva vía, no suficientemente aprovechada, para dirimir disputas comerciales.
“El efecto mariposa se ha utilizado para explicar fenómenos complejos como el clima, la economía, la política o la historia. También ha inspirado obras de arte, literatura y cine, como la película homónima de 2004. El efecto mariposa nos muestra que el mundo está interconectado y que nuestras acciones pueden tener consecuencias imprevisibles”.
Es evidente que aunque legisladores y autoridades logren que el marco jurídico de determinado tema contemple sanciones mayores, esto por sí mismo no acaba con una problemática.