La muerte súbita del Papa Francisco nos hizo reflexionar acerca de su trayectoria. Argentino, fanático del futbol, buen hombre cuyas encíclicas cimbraron al mundo, pues por primera vez la iglesia católica atendía con preocupación los problemas ambientales; también inició una apertura hacia la comunidad homosexual diciendo: “quién soy yo para juzgarlos”.
La semana pasada acudí a una funeraria junto con integrantes del Grupo 21 Tijuana, a acompañar al buen Pepe, quien dejara en ese grupo -y en muchos más- un entrañable recuerdo.
No se requiere sabiduría para la respuesta a ese y muchos delitos que sufre la sociedad: incapacidad de identificar a los destructores de vidas y castigarlos. Eso además daría paz a las familias y posibilidad de encontrar “aunque sea un huesito”, como declaró un sufrido padre de familiar “para enterrarlo y saber dónde quedó”.
México tiene algunas barajas que jugar. Una, el envío de más narcotraficantes; dos, la reducción de poder de los narcotraficantes y los narcos políticos; tres, la eliminación total de la producción y envío de fentanilo y algunas cosas más que solicite Trump.
Las acciones afirmativas son intervenciones específicas, excepcionales y por lo general temporales. Estas tienen como objetivo permitir un trato diferenciado o preferente que beneficie a un grupo determinado que ha resultado víctima de un trato excluyente sistemático, estructural e histórico.
Bajo una falsa premisa de combate a la corrupción, la implementación de la reforma confirma día a día que nunca tuvo como eje principal mejorar la calidad y profesionalización de las personas responsables de juzgarnos
El hecho de que sus redes sociales estén llenas de sus actividades, dando santo y seña de lo que hace su familia, cuáles son sus posesiones, viajes y hasta información sensible, es justamente lo que facilita a los criminales el camino para tender la emboscada.
La lectura semanal de ZETA me hizo conocer la valiente labor informativa de Don Jesús y Héctor. Este último, desde mi llegada, pidió que fuera a hablar con el capitán del barco, el señor Blancornelas.
Mario Vargas Llosa es considerado como uno de los grandes protagonistas del “boom latinoamericano”, junto con el colombiano Gabriel García Márquez, el argentino Julio Cortázar y el mexicano Carlos Fuentes, todo un fenómeno literario que en los años de 1960 y 1970 dio a conocer en todo el mundo a estos grandes artífices de la literatura, que entonces eran jóvenes.