Sirva de ejemplo Tijuana, mi ciudad tan compleja (nuestra ciudad), y el tan sonado proyecto de la actual alcaldía “Parque Cerro de las Abejas”, el parque de más de 200 millones de pesos.
Nuestra más grande responsabilidad legal y moral, desde la más discreta hasta la más pública de las trincheras, es continuar preparándonos para la elección de 2024, cada vez con más ímpetu y menos pifias.
Han transcurrido más de 70 años del estreno de la película “Si yo fuera diputado”, y los ciudadanos seguimos deseando la profesionalización del quehacer legislativo en sus dos niveles, exigiendo que dejen de lado sus intereses personales y los beneficios partidistas.
Los migrantes de América Central, Sudamérica, el Caribe y África, en su tránsito por México hacia EE.UU., viven continuos abusos, desapariciones y asesinatos.
Fue la persona más buena que he conocido, la Señora Margarita Ramírez Flores. Alta cuando joven. De sonrisa franca. Trabajadora a más no poder. Humilde. De rancho y sin preparación, pero con la sabiduría que solo la vida puede dar. Mujer, pero ella decidió por encima de eso, ser madre, con las renuncias y sacrificios que conlleva.
Probablemente diga usted que este escrito no tiene razón de ser dirigido a su persona, pero yo opino lo contrario. Creo que sólo usted podrá evitar que esta gente sin escrúpulos -que es una pena sean maestros- pisotee los derechos de una compañera fallecida.
Recientemente dio inicio el proceso electoral federal 2023-2024. En poco más de un mes habrán de arrancar los procesos locales, como es el caso de Baja California. Afortunadamente, las únicas precampañas procaces (por no decir: “descaradas”) se están dando entre las dos coaliciones de facto y a nivel presidencial.
Al amor que llevo dentro le escribo estos tristes versos, porque han quedado dispersos nuestro par de corazones -mientras la luna se esconde- y a pesar que nos amamos y amor eterno juramos, se han roto las ilusiones.
Si alguien me preguntara a qué huele mi infancia, diría que a perfumes. De esas esencias costosas que se impregnan en la chamarra que usaste cinco minutos para protegerte de la frescura de la noche y que, al paso de las semanas, aún conserva la nota.