Si la 4T termina coronando su artimaña electoral, se instalaría en México una mayoría ficticia capaz de aprobar semejante despropósito jurídico. Entonces, lo único que quedaría a nuestro alcance, es y será la justicia supranacional y de manera muy concreta, la Corte Interamericana de Derechos Humanos (CIDH).
De locos está esa carta de autocomplacencia de las dirigencias del PAN, en aras de una pretensa unidad. Los que alegan unidad, frecuentemente traducen el petitorio en un “ya no le muevas”, “los adversarios nos quieren dividir” y evasivas por el estilo. La carta de marras dice que se “habrá de corregir lo que se tenga que corregir” (SIC). Vaya eufemismo envuelto en hipocresía, decorada con cinismo.
No hablaré de la madre excepcional, la intelectual autodidacta, la increíble cocinera y mejor repostera, la aguda “escribidora” (Luzana dixit) o la incansable opositora. Textos hermosos de familiares y amigos la siguen describiendo justamente como era: una mujer excepcional.
Esta reforma a la ley de amparo, contra la que nos debemos paradójicamente amparar, debe ser causa de despido inmediato de Morena y su 4T del Ejecutivo y del Legislativo, si es que queremos salvar a nuestro país y sostener la posibilidad de que cualquier ciudadano, pueda decir cuando lo requiera: Sr. Juez: ¡ampáreme!... y que el juez eficazmente lo ampare.
El otro déficit es de tipo político. Marcelo Ebrard nos queda a deber. Se trata de aquel político que muy joven se desarrolló acompañando al ya ausente Manuel Camacho Solís.
Entre defectos y virtudes, creo que Porfirio purga su tiempo como priista, nomás por haber renunciado al PRI y formar otro partido. Por interpelar a Miguel de la Madrid en su último informe. Por acompañar a Fox en la transición del 2000. Por señalar con energía las traiciones de Andrés Manuel.
De cara al 2024 el dato entonces, para mí preocupante, es la abstención como la padecida el domingo en EDOMEX. Ese es el principal enemigo y algo más. El terrible papel que hasta ahora han jugado los liderazgos partidistas, particularmente Marco Cortés y Alito, quienes no atinan a leer su responsabilidad histórica.
Es cómico seguir las razones por las que la ministra Loreta Ortiz, el ministro Zaldívar y la alumna de derecho Yasmín Esquivel, defendieron la “constitucionalidad” de la ley que incorpora a la Guardia Nacional a la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena).
Luego de darse a conocer el fallo en contra del ex Secretario Genaro García Luna en la Corte Federal Brooklyn, NY, en Los Estados Unidos de América, de inmediato comenzó la carnicería, los linchamientos y graves facetas de mentiras y verdades a medias.