El sector empresarial, comercial e industrial de Tijuana-San Diego, vive un momento de incertidumbre ante la próxima revisión del T-MEC. La preocupación se centra en la necesidad de reglas claras, certidumbre fiscal y eficiencia aduanera para mantener la competitividad regional y aprovechar el fenómeno del nearshoring.
El Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC) entró en vigor el 1 de julio de 2020. Actualmente se prepara su primera revisión formal programada para el 1 de julio de 2026. El resultado de este proceso será determinante para la competitividad y prosperidad de la región. Con su inicio formal, los tres países han abierto periodos de consulta pública para recabar opiniones, sugerencias y comentarios.
La región Tijuana-San Diego se ha consolidado como uno de los corredores económicos más dinámicos de América del Norte. Su ubicación estratégica, la fuerza de la industria maquiladora y la intensa relación comercial con California, han convertido a esta frontera en un motor de crecimiento binacional. Sin embargo, el sector empresarial, comercial e industrial enfrentan hoy una coyuntura marcada por la incertidumbre: la próxima revisión del Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC), genera inquietud sobre el futuro de la competitividad regional y la estabilidad de las inversiones.
En encuentros recientes, como el celebrado por COPARMEX en Tijuana, líderes empresariales de más de 70 ciudades del país han subrayado que la revisión del T-MEC no es un asunto menor. Para la industria local, que depende en gran medida de la exportación hacia Estados Unidos, cualquier cambio en las reglas fiscales, arancelarias o aduaneras puede alterar de manera significativa la dinámica productiva. La preocupación central es que se mantenga un marco de certidumbre que permita a las empresas planear a largo plazo y seguir atrayendo inversión extranjera.
La relación bilateral México-Estados Unidos atraviesa un momento complejo. Las tensiones políticas y las diferencias en temas laborales, energéticos y ambientales han puesto presión sobre el tratado. Para los empresarios de la región es fundamental que ambos gobiernos privilegien el diálogo y la cooperación, evitando medidas unilaterales que afecten la integración productiva. La frontera Tijuana-San Diego es un ejemplo vivo de cómo la interdependencia económica puede generar prosperidad compartida; cualquier ruptura en ese equilibrio tendría consecuencias inmediatas en empleo, inversión y bienestar social.
El sector empresarial, comercial e industrial de Tijuana-San Diego observa con preocupación el futuro del T-MEC. La región enfrenta el reto de contar con reglas claras, certidumbre fiscal y eficiencia aduanera, condiciones indispensables para mantener su papel como motor económico binacional. La revisión del tratado no solo definirá el rumbo de las exportaciones y la inversión, sino también la capacidad de la frontera para aprovechar el fenómeno del nearshoring y consolidarse como un eje estratégico en la relación México-Estados Unidos.
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Todo es cuestión del Impacto del T-MEC para Tijuana-San Diego.
Alberto Sandoval ha sido profesor, servidor público, consultor, conferencista, deportista y activista ciudadano.Correo: [email protected] Internet: http://about.me/sandovalalberto/ Facebook: Alberto Sandoval X: @AlSandoval Instagram: @AlbertoSandovalF TikTok: @AlbertoSandovalF







